Alwaght- El presidente de la región semiautónoma del Kurdistán iraquí y el también presidente del Partido Democrático del Kurdistán (PDK), Masud Barzani, inició el pasado 2 de mayo un viaje de una semana a Estados Unidos (EE.UU) a la cabeza de una delegación oficial. Este viaje tuvo lugar en los días en que el Congreso estadounidense aprobó el proyecto de Ley que autoriza armar directamente a las fuerzas Peshmerga, y se realizó poco después de la visita del primer ministro iraquí, Haidar Al-Abadi, a EE.UU.
Barzani ha hecho esfuerzos por conseguir diferentes objetivos en su viaje como el tema del futuro de los kurdos, la entrega de armas pesadas de Washington a los kurdos, la utilización de las capacidades de EE.UU. para presionar a Bagdad y la cuestión del Kurdistán sirio.
Un futuro para los kurdos
En una entrevista con el canal Philadelphia, Barzani afirmó que el futuro de los kurdos iraquíes, la guerra contra Daesh y la situación regional figuran entre los puntos que discutirá con Barack Obama. Su reunión con el presidente estadounidense resultaría en la independencia del Kurdistán y la creación de un Gobierno kurdo. Barzani conoce muy bien la postura de Washington sobre la independencia del Kurdistán iraquí y sabe perfectamente que el principal obstáculo para la independencia del Kurdistán es el reconocimiento internacional. Hasta el momento, la postura de EE.UU. ha sido mantener la unidad de Irak bajo la sombra de un Gobierno central con poder en todo el país. Por otro lado, Barzai intenta aprovechar los desacuerdos entre la Casa Blanca y el Congreso en lo referente a la política exterior de EE.UU.
Este tema se revela al considerar la postura de ambos órganos sobre la independencia del Kurdistán iraquí y la entrega de armas a los kurdos. De hecho, Barzani trata de dibujar un futuro para los kurdos, una vez superada la crisis de seguridad. Pero, la postura de EE.UU. resultó bien desalentadora para Barzani. El portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, se expresó así tras la reunión entre Obama y Barzani:
"Esto sigue siendo la opinión de los Estados Unidos de que un Irak unificado que se gobierne de manera inclusiva es claramente el mayor interés para la diversa población de Irak. Barack Obama, enfatizó el apoyo de Washington a la región del Kurdistán, el pueblo de Kurdistán iraquí y el continuo compromiso de su país a un Gobierno único, democrático y federal en Irak, según el acuerdo estratégico y en el marco de la constitución de Irak."
La recepción de armas pesadas de EE.UU.
La visita de Barzani a Washington, coincidió con el anuncio de un proyecto de ley del Congreso de EE.UU. sobre la ayuda militar a las fuerzas Peshmerga, de manera directa y sin la mediación de Bagdad. Tras la emergencia de amenazas de Daesh, los kurdos hicieron varias solicitudes oficiales de armas pesadas a los Estados Unidos, para combatir a Daesh. Distintas delegaciones oficiales kurdas viajaron a EE.UU. en pos de este tema. Frente a estas solicitudes, el país norteamericano mantenía una sola política: El envío de armas para los kurdos, es posible solo a través del Gobierno central de Bagdad. Los kurdos alegaron que Bagdad entorpece el proceso de la entrega de armas, algo que no pudo convencer a EE.UU.
Con todo, durante su viaje, Barzani pidió más armas y equipos de guerra para los kurdos, incluido carros blindados y lanzamisiles antitanques. Barzani, una vez planteado los problemas del envío indirecto de armas para los kurdos (el envío a través de Bagdad) intentó persuadir a los estadounidenses de armar directamente a los kurdos. Pero parece que estos intentos no han tenido éxito alguno.
Aprovecha de las capacidades de EE.UU. en las relaciones entre Erbil y Bagdad
La región del Kurdistán iraquí, con capital en Erbil, hace frente a un abanico de desafíos internos y a nivel nacional en Irak. Los desafíos más importantes son la amenaza de Daesh, la crisis económica y la cuestión de la presidencia de este distrito federal. A su vez, Barzani sabe mejor que nadie que la política de Washington, en cuanto a las relaciones entre Bagdad y Erbil, ha sido siempre apoyar al Gobierno central. Barzani busca una mayor presión de EE.UU. sobre Bagdad para satisfacer una parte de las necesidades de la región del Kurdistán. El exembajador de Estados Unidos en Afganistán, Zalmay Khalilizad, dijo que la región del Kurdistán iraquí tiene el derecho absoluto a exportar petróleo ya que no recibe ningún presupuesto de Bagdad. Tras reunirse con Obama, Barzani señaló que el Kurdistán iraquí acoge a un millón de refugiados pese a la crisis económica a la que se enfrenta. El asesor especial de John Kerry, Brett Mcgurk, dijo que la economía del Kurdistán iraquí, la amenaza de Daesh, el tema de los refugiados y las relaciones Erbil-Bagdad fueron los temas debatidos entre Obama y Barzani.
Kurdistán sirio
Uno de los asuntos que habría discutido Barzani con las autoridades de EE.UU. ha sido el tema del Kurdistán sirio, zona que es escenario de la rivalidad entre las dos corrientes principales de Barzani y Ocalan, que representan respectivamente al Consejo Nacional y Partido de la Unión Democrática. Barzani, quien pensaba que el Gobierno del presidente sirio, Bashar Al-Asad, iba a caer, intentó generar una esfera de influencia en el Kurdistán sirio, sin tener en cuenta la historia de la presencia del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) y la ventaja de este grupo en la zona. Barzani trató de mostrar al Partido de Unión Democrática de Siria como una organización terrorista al igual que el PKK. Por otra parte, intentó bloquear los contactos entre este partido kurdo y EE.UU. Las autoridades estadounidenses, distinguiendo entre PKK y el Partido de la Unión Democrática, no consideraron a este partido como organización terrorista. Después de ello, Barzani intentó tomar un rol en el escenario político del Kurdistán sirio con la firma el acuerdo de Duhok, pero este acuerdo se enfrentó con dificultades a la hora de implementarse. Durante su viaje a EE.UU., Barzani trató de cambiar la opinión de Washington sobre el Partido de la Unión Democrática del Kurdistán y sobre el escenario político del Kurdistán sirio. De hecho, aprovechando de la capacidad de EE.UU., Barzani intentó cobrar influencia a favor de su corriente política en el campo político del Kurdistán sirio.
En resumen, se valora que la vista de una semana de Barzani a EE.UU., pese a tener una agenda grande, no ha tenido éxito alguno, salvo en temas de los refugiados y las dificultades financieras. La persistencia estratégica de EE.UU. de cooperar con Kurdistán, con Bagdad como mediador, es una prueba fehaciente de este argumento. Hay que tener en cuenta que la visita de Barzani prepara el terreno para los futuros cabildeos dentro de EE.UU. y especialmente entre los miembros del Congreso para forzar a la administración de Obama a cambiar sus políticas respecto a la región del Kurdistán.