Alwaght- Mientras la conferencia Ginebra III resultó un fracaso, Estados y sus aliados —considerados los principales patrocinadores de los terroristas en la región— intentan repetir en Siria sus más errores más estúpidos cometidos en los genocidios de Ruanda y Bosnia y Herzegovina. EEUU y países europeos legitimaron el genocidio de los serbios en Bosnia y permitieron la histórica masacre de Ruanda que se cobró la vida de unas 800.000 personas.
Fracaso de conferencia Ginebra III y la situación crítica de Siria
La tercera conferencia de Ginebra sobre Siria no llegó a ningún resultado mientras el país árabe está llegando al quinto año de los conflictos armados que hasta el momento han dejado más de 300.000 muertos, 700.000 heridos, 4.000.000 de desplazados internos y otros 6.000.000 de refugiados en el extranjero, y el Occidente y sus aliados regionales siguen apoyando los crímenes de los grupos terroristas.
EEUU y los países occidentales, en lugar de llevar a juicio a las bandas terroristas que han operado en Siria, invitaron a algunos cabecillas terroristas a participar en las recientes negociaciones de paz en Ginebra. Este asunto nos hace recordar la famosa declaración de Haris Siladzic, el entonces canciller de Bosnia y líder de la delegación bosnia en las negociaciones de paz de Vance-Owen celebradas en octubre de 1992 en Ginebra, en las que afirmó: “Si matas a una persona te meten en la cárcel, si matas a 10 ganarán fama y si matas a 250.000 te invitan a la Conferencia de Ginebra”. Siladzic hacía alusión a la invitación formal extendida a Radovan Karadžić y Slobodan Milošević, importantes líderes serbios, para participar en los diálogos de paz. En ese entonces, la insistencia de los grupos serbios en sus posiciones hizo fracasar a las negociaciones y la masacre de los bosnios continuó tres años más, provocando la muerte de más de 300.000 civiles.
El papel de EEUU en el genocidio de Ruanda
El genocidio de Ruanda tuvo lugar después de que un misil hizo caer el avión del presidente Juvénal Habyarimana cerca de Kigali, la capital del país africano. La etnia mayoritaria del país, los hutu, acusaron a la población tutsi de cometer este atentado, lo que generó los conflictos entre las dos etnias, en los que murieron unos 800.000 tutsi y hutu moderados en tan solo 100 días. En este entonces, muchos criticaron a EEUU por sus políticas erróneas respecto a este genocidio.
En 20 de agosto de 2001, casi siete años después del genocidio de Ruanda, el Archivo de Seguridad Nacional de Estados Unidos desclasificó 16 documentos confidenciales en los cuales se evidencia que el Gobierno del presidente norteamericano Bill Clinton había estado al tanto del peligro de un genocidio en Ruanda, pero no solo se negó a ordenar una intervención militar a fin de impedirlo sino presionó al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU) para retirar los soldados de la ONU del país africano.
Por otra parte, el exsecretario de Estado de EEUU Warren Christopher se rehusaba hasta junio de 1994 usar el término ‘genocidio’ para referirse a la matanza ocurrida en Ruanda. Además, un oficial del Ejército de EEUU respondió a una pregunta del general Roméo Dallaire sobre la inacción de su país respecto al genocidio en Ruanda, alegando que “la vida de 800.000 de ruandeses no valía ni para arriesgar la vida de diez soldados estadunidenses”.
En realidad, el principal objetivo de Washington no es impulsar los derechos humanos en todo el mundo, ya que las potencias mundiales tienen sus propios intereses.
Hoy día, las políticas occidentales han causado el aumento de la inseguridad en la región de Asia Occidental, mientras el logro de la paz y estabilidad cada día se ve mucho más lejos. Estos problemas tienen raíz en el apoyo del Occidente a los grupos terroristas para promover los intereses propios.
Actualmente y tras cinco años de apoyo al terrorismo en Siria, el Occidente intenta utilizar las negociaciones de paz para alcanzar los objetivos que no ha logrado conseguir debido al respaldo que ofrecen Irán y Rusia al Gobierno sirio ante los grupos terroristas.
Entretanto, la ONU mantiene doble estándar respecto a la crisis siria. El ente internacional aprueba las resoluciones apoyadas por EEUU y los países occidentales en el menor tiempo posible, mientras ha fracasado en proteger la vida de miles de niños y mujeres en todo el tiempo que lleva la crisis siria.
Pero, todos los analistas políticos insisten en la necesidad de poner fin al complot mundial de guardar silencio ante los crímenes de los grupos terroristas en Siria y de promover la cultura de impunidad. Ese mutismo nos hace recordar la famosa frase de Roméo Dallaire: "¿Somos todos humanos, o algunos son más humanos que los demás?".