Alwaght- Las organizaciones internacionales en defensa de los derechos humanos criticaron el martes la pasividad del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU) ante los crímenes que comete el Gobierno de Myanmar contra los musulmanes rohingyas.
El Observatorio de Derechos Humanos (HRW, por sus siglas en inglés) y Amnistía Internacional lamentaron el hecho de que el CSNU no exige el fin de la violencia en el estado occidental de Rajine.
“Esta es la limpieza étnica a gran escala, mientras tanto el Consejo de Seguridad no puede abrir sus puertas y pararse frente a las cámaras? Es espantosamente franco”, declaró el martes el director de HRW, Louis Charbonneau a los periodistas.
Por su parte, la jefa de la oficina de Amnistía Internacional en las Naciones Unidas, Sherine Tadros, afirmó que sin una cierta proclamación pública por parte de los miembros del CSNU, “el mensaje que envían al Gobierno de Myanmar es mortal y seguirán haciéndolo”.
Desde que el Consejo se reunió por última vez sobre Myanmar en el pasado mes de agosto, 310 mil rohingyas han huido de la violencia y se han visto obligados a convertirse en refugiados, declaró el subdirector de HRW, Akshaya Kumar.
Al menos 400 personas han muerto en Rajine desde que el Ejército birmano intensificó la represión militar contra los rohingyas en las últimas semanas, convirtiéndola en la peor ola de violencia contra la minoría perseguida en décadas, según cifras oficiales.
Rajine, el hogar de un gran número de musulmanes rohingyas, que ha sido escenario de violencia comunal a manos de extremistas budistas desde 2012.
El Gobierno birmano niega la plena ciudadanía a la población de 1,1 millones de habitantes rohingyas y los considera como inmigrantes indocumentados de Bangladés. Sin embargo, muchos creen que los rohingyas son una comunidad de antiguo linaje en Myanmar.