Alwaght- Tras la anexión de la península de Crimea a la Federación Rusa y los conflictos en Donbass en 2014, las relaciones de Moscú y el Occidente se deterioraron a niveles sin precedentes desde la Guerra Fría. La crisis de Ucrania mostró que, después de un cuarto de siglo desde la Guerra Fría y la caída de la Unión Soviética, todavía Rusia y el Occidente no han podido establecer unas relaciones en las que todas las partes vean materializados sus intereses. Las consecuencias de la guerra en Ucrania entre 2014 y 2015 fueron más graves que las de la Segunda Guerra Mundial para este país europeo.
Después de la expansión de las fuerzas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) hacia Europa del Este, las relaciones entre Rusia y el Occidente entraron en una crisis. De hecho, durante las conversaciones sobre la reunificación de Alemania en 1990, la administración del expresidente estadounidense George W. Bush aseguró al expresidente de la antigua Unión Soviética (URSS) Mijaíl Gorbachov que la OTAN no aumentaría sus estructuras militares en el este de Europa. Sin embargo, el ataque de la OTAN a Serbia en 1999 asestó un duro golpe a los pronósticos de Rusia y mostró que Moscú prácticamente era incapaz de impedir la invasión de Estados Unidos y sus aliados a sus vecinos.
Una década más tarde, la expansión de la OTAN y el despliegue del escudo de misiles balísticos de esta alianza en Europa reforzaron la postura del presidente ruso, Vladimir Putin, sobre la ilegitimidad del sistema de seguridad europeo, ya que a su juicio, contraviene los intereses de la Federación rusa. Putin cree que el Occidente se ha aprovechado del periodo de debilidad de Rusia, de manera que a pesar de las alegaciones de las autoridades occidentales sobre los esfuerzos para la incorporación de Rusia en los entes internacionales, EEUU y sus aliados no están dispuestos a conceder a Moscú un mínimo poder de decisión dentro de la OTAN.
En 2009, el entonces mandatario ruso, Dimitri Medvedev, presentó una nueva propuesta para el sistema de seguridad de Europa, pero la enmienda rusa fue rechazada fácilmente por Washington y sus aliados.
Durante los últimos meses, el más exitoso aspecto de las relaciones entre Rusia y el Occidente, es decir, la profunda cooperación económica de Rusia con Europa, va en declive debido a las sanciones económicas que aplica el Occidente a Rusia por la crisis de Ucrania.
La política de sanciones del Occidente llevó al fracaso más de dos décadas de esfuerzos para la adhesión de Rusia a los organismos económicos occidentales entre otros internacionales. Por otra parte, ha aumentado considerablemente la desconfianza de Moscú hacia Estados Unidos y los países europeos, lo que ha complicado aún más las relaciones entre ambas partes.
Mientras, los avances considerables de Daesh en los últimos dos años en Siria e Irak y la crisis migratoria en Europa, así como el aumento de los ataques terroristas de este grupo en todo el mundo, han llevado a la Unión Europea, EEUU y Rusia a atacar las posiciones de Daesh y resolver la crisis siria. La intervención militar rusa en Siria en septiembre de 2015 provocó en aquel entonces duras críticas del gobierno de Obama y sus aliados europeos. No obstante, los atentados de París perpetrados el pasado noviembre llevaron a esos países a cooperar con Moscú en la lucha contra terrorismo. La diferencia principal entre EEUU y Rusia es el futuro del presidente sirio, Bashar al-Asad. Pero, ambas partes suavizaron sus posturas. Esta flexibilidad dio lugar al inicio de las negociaciones de paz en Viena. Aunque parece imprescindible una colaboración entre EEUU y Rusia para solucionar la crisis siria, el gran desafío diplomático es unir a los actores regionales clave en la región como Irán, Arabia Saudí y Turquía.
En general, a pesar de que las cooperaciones Moscú-Washington han contribuido a la reducción de las tensiones, la situación actual recuerda a la época de la Guerra Fría. La normalización de las relaciones entre EEUU y Rusia no parece posible debido a las hostilidades históricas que existen entre los dos países. Sin embargo, tampoco es posible un enfrentamiento militar entre Moscú y Washington incluso en caso de la escalada de las tensiones, porque las dos partes están al tanto de las consecuencias de una confrontación militar y por eso recurren a otras estrategias como librar guerras subsidiarias, especialmente en el Oriente Medio. Entonces, la diferencia entre la situación actual y la de la época de la Guerra Fría es que EEUU y Rusia no mantienen una confrontación directa, sino que los países apoyados por esas partes están implicados en guerras subsidiarias que están dirigidas por las dos potencias mundiales; hecho que podría crear nuevamente un mundo bipolar.