Alwaght- El canciller saudí, Adel al-Yubeir, llegó el pasado sábado a Bagdad en una visita de sorpresa a Irak para reunirse con las autoridades de alto rango de este país. Los medios de comunicación regionales dieron una gran cobertura a esta visita, ya que se trataba del primer viaje de un alto funcionario saudí a Irak desde el año 2003. En este artículo tratamos de enumerar los objetivos más importantes del viaje del titular de Exteriores del régimen saudí a Irak en las circunstancias actuales.
Impedir que Irak extienda su lucha antiterrorista a Siria
Después del derrocamiento de Saddam Husein en 2003, Irak fue liberado de la dictadura, pero debido a la disolución de los servicios de Inteligencia y el Ejército del país y el aumento de las discrepancias sectarias y religiosas por las propagandas de algunos países de la región como Arabia Saudí, este país se convirtió en un buen ambiente para las actividades de los grupos terroristas. Los conflictos sectarios en Irak facilitaron la ofensiva del grupo terrorista Daesh en 2014 al territorio iraquí desde Siria y la ocupación de las provincias de Salah al-Din, Al-Anbar y Nínive.
El régimen de Al Saud esperaba que la presencia de Daesh en la región diera lugar a la desintegración de Irak, Siria y Yemen. Sin embargo, el éxito del Ejército iraquí y las fuerzas populares convocadas por los altos clérigos chiíes para luchar contra Daesh, gracias al apoyo del Gobierno iraquí neutralizó las conspiraciones de las autoridades saudíes. Ahora, mientras las operaciones para la liberación de las zonas ocupadas por Daesh están en su fase final, el régimen saudí está preocupado sobre todo por el fortalecimiento de las cooperaciones Teherán-Bagdad y la voluntad de ambas partes para seguir su lucha contra los grupos terroristas en Siria.
La semana pasada, el primer ministro de Irak, Haidar al-Abadi, ordenó a la Aviación iraquí para bombardear las posiciones de Daesh en el territorio sirio en coordinación con el Gobierno de Damasco. Este anunció enojó a los grupos armados apoyados por Arabia Saudí en Siria. El comandante del grupo armado sirio Fursan al-Haq, Fares Bayush, calificó de “ilegal” el bombardeo iraquí en Siria. Durante los últimos días, Irak ha manifestado su disposición para enviar fuerzas a Siria en el marco del plan del presidente estadounidense, Donald Trump, para crear las llamadas “zonas seguras” en el territorio sirio con el objetivo de entregar las regiones ocupadas por Daesh a los grupos de la oposición armada y reforzar su posición en las conversaciones de paz con el Gobierno sirio. Las autoridades saudíes temen que con el apoyo del Ejército iraquí, las fuerzas sirias logren recuperar las zonas bajo control de los grupos terroristas excluidos del acuerdo del alto el fuego.
Hacer frente a la influencia de Irán en Irak
Durante el encuentro con el primer ministro iraquí, Al-Yubeir pidió la participación de su país en el proceso de reconstrucción de las zonas liberadas del control de Daesh. Las autoridades saudíes tienen miedo de perder su influencia en las tribus y corrientes políticos de la comunidad suní en las provincias de Salah al-Din, Al-Anbar y Nínice. Esto mientras los residentes de estas provincias han sufrido los crímenes de lesa humanidad de los terroristas de Daesh durante los últimos meses y ahora atestiguan el papel imprescindible de Irán en la liberación de sus ciudades de las manos de este grupo extremista. Por lo tanto, Arabia Saudí busca recuperar su imagen perdida entre los ciudadanos y partidos políticos iraquíes, sobre todo las corrientes antiraníes.
Por otra parte, el régimen de Al Saud pretende convencer a Irak para que se adhiera a su coalición regional para luchar contra el terrorismo con el objetivo de convertir al Gobierno de Bagdad – el actual amigo estratégico de Teherán- en uno de sus activos aliados. En este sentido, Arabia Saudí busca debilitar el papel de Irán y sus aliados en el Eje de Resistencia en la región. El régimen de Riad quiere también convencer a Irak para que acepte el establecimiento de una base militar estadounidense en la ciudad de Mosul. Esto es mientras las autoridades iraquíes insisten en que los asesores militares extranjeros tienen que abandonar Mosul tras su liberación de las manos de Daesh.
Salir del aislamiento en la región
Las relaciones diplomáticas Riad-Bagdad quedaban suspendidas desde la invasión de Irak a Kuwait en 1990 hasta el año 2015, cuando Arabia Saudí volvió a designar a su embajador para Irak. Sin embargo, unos meses después, el Gobierno de Bagdad declaró ‘persona non grata’ al embajador saudí y lo expulsó de su territorio. El régimen saudí experimentó también un enfriamiento en sus relaciones con otros países de la región como Siria, Egipto, El Líbano, Yemen e Irán. No obstante, parece que las autoridades saudíes se han dado cuenta de que la política de auto aislamiento y conflictos con los países vecinos es muy peligroso para el régimen de Al Saud e incluso puede allanar el camino para el aumento de la influencia de sus rivales, en particular la República Islámica de Irán, en el Oriente Medio. Arabia Saudí ya sabe que Irak e Irán tendrán un papel de suma importancia tanto en la solución de la crisis en Siria como el futuro político de la región. Por lo tanto, Arabia Saudí pretende abrir el diálogo con Irán con la mediación de Irak a fin de liberarse del callejón sin salida en que se encuentra actualmente en Yemen.