Controlando los gestos y las posturas corporales puede lograr una buena presentación.
A la mayoría nos ha ocurrido: exponer un proyecto ante nuestros jefes, hablar con un cliente nuevo o acudir a una entrevista de trabajo suele generar una preocupación que termina entorpeciendo nuestro discurso. La ansiedad que nos produce hablar ante un auditorio nos impide hacer una presentación tan buena como quisiéramos.
Por fortuna, existen técnicas corporales para mejorar nuestras habilidades de expresión, que pueden ayudarnos a superar estos y otros retos similares. El biólogo especializado en el comportamiento humano Miguel Figueroa Ingunza (www.miguelfigueroa.org), catedrático en creatividad y habla en público de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC) recoge algunas de ellas.
Figueroa, considerado uno de los analistas de lenguaje no verbal más importantes de América Latina, explica: “Desde un punto de vista puramente biológico y evolutivo, cuando hablamos en público, tenemos dos capacidades: la de disfrutar al ser mirados –relacionada con una hormona llamada oxitocina– y la de asustarnos cuando nos miran, relacionada con otra hormona, denominada cortisol”.
“En el segundo caso –asegura Figueroa–, cuando la gente nos mira, nuestro cerebro límbico, muy básico, nos hace percibirlos instintivamente como depredadores que nos amenazan debido a situaciones vividas en el pasado durante la evolución humana, y nos asustamos y segregamos más cortisol, poniéndonos en alerta”.
Y añade: “Esta reacción de miedo y alerta ante las miradas ajenas puede surgir en distinto grado y a algunas personas puede llevarles a experimentar temblores y sudores en la cara y el cuerpo”.
Para superar este tipo de situaciones, el experto recomienda generar otras hormonas que producen seguridad como la testosterona, por medio de la acción, colocando nuestro cuerpo en posiciones de poder, gracias a lo cual en nuestro cerebro se disipa el miedo y nos tranquilizamos.
Figueroa comparte una serie de consejos corporales descritos en su último libro, ‘Rompe el miedo y habla en público’, que ayudan a expresarnos ante los demás con más confianza y seguridad.
1. Muestre las plantas de los pies
Se trata de una parte sensible y frágil. Por eso, inconscientemente siempre buscamos protegerlas. Mostrar la suela del zapato es un mensaje de comodidad y generará una reacción hormonal en cadena favorable hacia la tranquilidad.
2. Siéntese durante una presentación
Aunque este recurso no se puede utilizar durante toda una exposición, brinda una estabilidad física y mental y hace que luzca confiado y tan seguro que no necesita estar de pie para dominar el espacio.
3. Camine presionando pies
El contacto de la planta del pie con el suelo debe ser desde el talón hasta la punta. Así, no solo le llevamos la contraria a la forma típica de caminar relacionada con el miedo (presionando puntas) y mejoramos la firmeza al hablar.
4. Apoye los pies en una mesa
Mantener esta postura un par de minutos en un ambiente privado (para no proyectar una idea equivocada) y antes de hacer la presentación permite transmitirle a nuestro cerebro una sensación de relajación.
5. Lleve la camisa remangada
Muchos ocultan sus manos por miedo o por sentirse vulnerables, pero para enviar al cerebro un mensaje de seguridad no solo hay que exponer las manos, sino parte de los brazos remangándose la camisa.
6. Mantenga las manos con los dedos estirados
“Esta posición le muestra a nuestro cerebro que somos activos y que estamos en permanente acción, y nos devuelve el control del escenario, al colocar nuestras manos en la situación de hacer”, manifiesta Figueroa.
7. Ponga las manos en forma de pirámide
Esta es una posición equilibrada de acción, pues nuestras manos y dedos están juntos y a la misma altura. La usamos de manera natural cuando nos sentimos muy tranquilos y seguros. Es la postura más adecuada para decir cosas concretas, dar mensajes profundos, reflexionar y hacer cierres o negociaciones.
8. Simplemente, ¡salte!
Según Figueroa, es difícil alejarse del suelo en los momentos de peligro, ya que nos pone en una situación muy vulnerable; y de hecho, cuando uno tiene miedo, solo ponerse de pie resulta complicado.
Por esa razón, este experto recomienda llevarle la contraria absoluta a nuestro cuerpo: “¡Salte, alegre, sonriente, entusiasta, con los brazos levantados! ¡Salte!”, enfatiza.
9. Utilice una barrera
Para mostrarle al cerebro que no estamos absolutamente expuestos o desarmados, podemos darle algún elemento que nos proporcione la sensación de protegernos, aunque no tenga un efecto protector real:
un rotulador, un presentador de diapositivas u otra herramienta similar, señala Figueroa.
Añade que si utilizamos este denominado ‘placebo de protección’ de forma creativa, podemos lucir aún más grandes y poderosos al hablar ante nuestro auditorio.
10. Dígale al miedo que igual lo hará
“Saber que vamos a hablar en público puede producirnos tanto miedo que genera en el cerebro un mensaje similar al de la aparición de algo que nos aterroriza”, dice Figueroa, quien completa los consejos corporales con uno psicológico.
En lugar de convertirse en enemigo del miedo, aconseja saber que existe este “señor”, hablar con él y convertirlo en socio en una conquista de la que ambos vamos a salir beneficiados: “Yo conseguiría mi tranquilidad en público y ‘él’ se ahorraría trabajo inútil y podría aparecer cuando realmente fuera necesario”, apunta.
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