Alwaght- Los ataques repentinos y sorpresivos de Arabia Saudí contra Yemen y el bombardeo de las posiciones de los hutíes tienen efectos y consecuencias a nivel regional, sub-regional y sobre las relaciones bilaterales entre Riad y Saná. Esta conducta sin precedentes en la política exterior saudí se produce en un clima de cambios para hacer frente con los factores que cambian el actual orden y para defender los intereses futuros de la monarquía saudí. Pues, para comprender las amplias dimensiones de esta nueva conducta saudí, debemos analizarla en un marco con más magnitud, teniendo en cuenta los variantes en tres niveles.
- Nivel regional
La invasión de Arabia Saudí contra Yemen se realiza en el marco de una coalición árabe, mayoritariamente formada por los países que –de alguna manera- dependen de Arabia Saudí política y financieramente. Debemos analizar esta acción como una medida para contrarrestar la primavera árabe. Las revueltas en el mundo árabe en 2011, denominadas como la “primavera árabe” impulsaron cambios rápidos en la fila de los aliados de Arabia Saudí y en las coaliciones regionales y desestabilizaron el orden de la seguridad en la región. Esta corriente tenía como objetivo poner fin a los sistemas monárquicos y estaba en convergencia con la intención de Irán para apoyar las masas populares para ejercer su autodeterminación. Egipto, Túnez, Libia, Baréin y Yemen eran los centros de estos cambios, los países cercanos a Arabia Saudí desde el punto de vista político, económico y la manera de ver el mundo extranjero. Pues, además de las amenazas contra los regímenes de dichos países, había una enorme preocupación de que esta ola pudiera penetrar en Arabia Saudí y sus periferias. Además de esto, la corriente estaba unida a la línea de Irán, país que respaldaba las protestas. Como consecuencia, los saudíes, conscientes del proceso de cambios en los últimos años, y desesperados de la ayuda de Estados Unidos para enfrentarse con esta situación, han optado por hacer decisiones a partir de las capacidades internas, y respaldándose en las potencialidades domésticas y regionales.
2. Nivel sub-regional
Refiriéndose al nivel sub-regional o el nivel de la Península Arábiga como el segundo nível del análisis del comportamiento saudí, hay que decir que los cambios del mundo árabe llegaron al primer círculo de los países periféricos de Arabia Saudí, que son Baréin y Yemen; países que, durante muchos años, estaban bajo el dominio saudí, fueron sujetos de la ola de cambios de la primavera árabe. Estos cambios, en Baréin siguen como fuego bajo cenizas, pero en Yemen se han convertido en una ola masiva e integral. La inquietud de Arabia Saudí, además de ser el reto para su campo de influencia, sigue siendo las reivindicaciones chiíes planteadas en el Movimiento Al-Wefaq (Baréin) y el Movimiento Ansarolá (Yemen) como dos organizaciones disciplinadas. Mantener la hegemonía y bloquear la presencia de otras potencias influyentes en esta región es lo que sobre todo importa estratégicamente a Arabia Saudí.
3. Nivel bilateral
El tercer nivel de análisis se refiere a la esencia de las relaciones bilaterales entre Arabia Saudí y Yemen y cuenta con la principal importancia en el ataque saudí contra Yemen. A lo largo de la historia, Yemen ha sido el talón de aquiles de Arabia Saudí en la Península Arábiga. Su importancia es tanto que hace décadas, el rey Abdulaziz aconsejó a sus hijos mantener a Yemen como una región pobre, si quieren la prosperidad. Esto ha sido un tema de importancia principal, especialmente durante el siglo XX. Las variantes como los chiíes zaidíes, provincias fronterizas, la inseguridad de las fronteras, la presencia de Al-Qaeda en Yemen, el sistema de la república como forma de gobernar, potencialidades demográficas de Yemen frente a Arabia Saudí, han causado que Arabia Saudí mire a Yemen con dudas y que lo considere como una potencial amenaza.
Dado esto, al analizar estos tres niveles, se puede tener una interpretación más clara de las intenciones de Arabia saudí de atacar Yemen. Esta conducta saudí responde a los cambios en las ecuaciones regionales y la emergencia de variantes que son capaces de convertirse en amenazas contra la seguridad de Arabia Saudí. Lo que se ve hoy en día en el ataque saudí contra Yemen, es la emergencia de un nuevo paradigma de comportamiento en la política exterior saudí, nunca antes visto en la toma de decisiones de este país. Ray Takeyh, analista en “American Enterprise Institute”, opina así al respecto: “La monarquía saudí ha entrado en una nueva fase de política exterior en su país que difiere a la anterior. La Casa de Al-Saúd se está instalando en una fase post-americana, en la que no hay presencia de Estados Unidos en la región y este país debe usar sus propias fuerzas para estabilizar la región del Medio Oriente. Para Riad, la alianza con Washington está resultando demasiado desconfiable en una región donde el conflicto sectario y de estados en colapso han incrementado las tensiones.”
Pero en cuanto a los sucesos en el campo del ataque saudí contra las posiciones de los hutíes (en las provincias de Saada, Saná, Hadida y Maarib) se puede mencionar factores como el desarrollo de los conflictos sectarios en Yemen, en la Península Arábiga y en toda la región, la inseguridad en la frontera Yemen-Arabia Saudí, el aumento de las operaciones de Al-Qaeda, más daños a las infraestructuras yemeníes, el aplazamiento de los diálogos nacionales, la influencia sobre la creación de un Ejército Árabe y la intensificación del enfrentamiento subsidiario entre Irán y Arabia Saudí.
El otro punto a mencionar son las dimensiones de la invasión contra Yemen y el poderío militar de Arabia Saudí y del Movimiento Ansarolá. El ejército saudí, pese a las capacidades profesionales gracias a los equipos avanzados de Estados Unidos, carece de experiencia significativa en operaciones ofensivas y defensivas. En 2009, durante la sexta guerra del ex-presidente yemení, Ali Abdolá Saleh contra los hutíes (con la capacidad de entonces y antes de convertirse en una organización social con capacidades políticas y militares), la batalla se extendió dentro del territorio saudí y el Ejército saudí no tuvo éxito alguno. En la actualidad, debido a la variedad de los países de la llamada coalición Árabe y la posibilidad de la extensión de los ataques por mar y tierra, es más probable el agotamiento del poder militar de Ansarolá, tanto como de los comités populares y del Ejército de Yemen.
Pues, el nivel y alcance de los ataques saudíes y de la coalición árabe contra las posiciones de los hutíes, la comprensión de Ansarolá y otros grupos de las ecuaciones y del tema de los diálogos nacionales y las posturas de las potencias regionales y mundiales –Rusia y Estados Unidos en concreto- jugarán el principal rol en la continuidad o la detención de la invasión militar contra Yemen y este proceso construirá la perspectiva de las próximas semanas y meses.