Alwaght- El pasado lunes, el embajador ruso en Ankara, Andrei Karlov, fue asesinado a tiros mientras ofrecía un discurso en la ceremonia de la inauguración de la exposición fotográfica ‘Rusia, bajo la mirada de los turcos’ por Mevlut Mert Altintas, un agente de Policía de Ankara.
Después de este asesinato, se difundieron varias estimaciones en cuanto a los posibles motivos del asesino, desde un intento para estropear las relaciones entre Turquía y Rusia hasta afectar la reunión trilateral entre Irán, Rusia y Turquía sobre la crisis siria.
De todas maneras, este incidente sin precedentes puede tener grandes consecuencias a nivel regional e internacional.
Este asesinato ocurrió un día antes de la reunión trilateral entre los ministros de Asuntos Exteriores de Rusia, Turquía e Irán destinada a abordar las vías para poner fin a la crisis en Siria. Esta reunión también podía tener como resultado un modelo adecuado para solucionar las crisis en la región. Por lo tanto, se puede considerar que el asesinato del embajador ruso era un intento para afectar este importante encuentro e impedir una posible alianza trilateral entre Ankara, Moscú y Teherán.
Por otra parte, uno de los más probables motivos de este asesinato es destruir el proceso de la normalización y reanudación de las relaciones entre Moscú y Ankara, que durante los últimos meses se han mejorado considerablemente. En este contexto, el presidente ruso, Vladimir Putin, afirmó durante un discurso televisado que el asesinato de Karlov tenía como objetivo impedir la normalización de las relaciones entre Turquía y Rusia y descarrilar el proceso de las negociaciones de paz para Siria. Por su parte, el mandatario turco, Recep Tayyip Erdogan, calificó el asesinato del embajador ruso de provocativo y subrayó que este incidente ocurrió en un momento en que Rusia y Turquía estaban caminando hacia la normalización total de sus lazos.
Asimismo, el Occidente no veía con buenos ojos el reciente acuerdo entre Turquía y Rusia para la evacuación de los grupos armados en el este de Alepo y la salida de los residentes de las localidades de Al-Fua y Kafarya del cerco de los terroristas en la provincia noroccidental de Idlib. Además, este pacto fue consensuado sin coordinación de los países occidentales y árabes, por lo que los integrantes del grupo terrorista Frente Al-Nusra, apoyado por el Occidente, intentaron sabotear este proceso, prendiendo fuego a los autobuses destinados a la evacuación de los civiles en Al-Fua y Kafarya.
El asesinato del embajador ruso tenía como meta minar la confianza entre Turquía y Rusia, principalmente debido a que el asesino fue un agente de policía turco e incluso había sido el guardaespaldas de Erdogan.
Por otra parte, este incidente tiene mucho que ver con la recién victoria del Ejército sirio contra los grupos rebeldes en Alepo y sus grandes resultados en distintas áreas. La liberación de Alepo fue un logro tan importante para el Gobierno sirio y sus aliados, y por ello los medios de comunicación árabes y occidentales lanzaron una gran campaña propagandística para cambiar la situación en Alepo a favor de los “rebeldes”. Sin embargo, ninguna de estas propagandas antisirias resultó fructífera. Por lo tanto, el asesinato del embajador ruso también puede ser considerado como un esfuerzo desesperado para desviar la atención pública de la victoria del Ejército sirio en Alepo y animar a los grupos armados tras sus últimos fracasos en el campo de batalla.
Sin embargo, este asesinato podría ser parte de un guion diseñado por Arabia Saudí y el régimen de Israel para obstaculizar una solución pacífica a la crisis en Siria. La recuperación de Alepo y el cambio de actitud de Turquía en cuanto a la crisis en Siria, que resultó muy evidente con la participación de Ankara en la reunión trilateral con Teherán y Moscú, causó que el frente de los enemigos de Damasco vea en peligro sus propios intereses. Obviamente, los países que desean prolongar la inestabilidad en Siria para tener materializados sus objetivos recurren a cualquier medio posible cambiar la situación actual, que favorece más a Siria y sus aliados tras la liberación de Alepo y el acercamiento de Turquía a Rusia.