Alwaght- El rechazo del Congreso de Estados Unidos al veto del presidente Barack Obama a la Ley de Justicia contra los Patrocinadores del Terrorismo (JASTA, por sus siglas en inglés), que presenta a Arabia Saudí como el principal culpable de los atentados del 11 de septiembre de 2001, además de afectar las campañas electorales de republicanos y demócratas en EEUU, puede provocar nuevas tensiones en las relaciones de Washington y Riad. De hecho, esta ley influirá considerablemente en las actuales y futuras cooperaciones entre los dos países. Este artículo busca analizar las consecuencias de esta legislación en la imagen pública de Arabia Saudí tanto dentro de EEUU como en el escenario internacional.
JASTA puede derrumbar décadas de propagandas de Arabia Saudí para lavar su imagen ante los estadounidenses y el mundo, lo que puede tener consecuencias financieras, políticas y económicas.
La reputación de Arabia Saudí ante los estadounidenses, que no era tan buena debido al apoyo financiero y logístico del régimen de Al Saud a las corrientes salafistas radicales, se ha desmejorado con la aprobación de JASTA pues ha sacado a luz el papel de Riad en los atentados del 11-S.
A pesar de que 15 de los 19 terroristas implicados directamente en el 11-S eran ciudadanos saudíes, gran parte de los estadounidenses no consideraba a Arabia Saudí como responsable directo o indirecto de estos atentados, principalmente debido a las actividades de los lobbies árabes-saudíes en Estados Unidos y su gran influencia financiera sobre políticos, entidades económicas, centro de investigación, asociaciones de arte y ciencia y los medios de comunicación estadounidense.
Además, la presencia de jóvenes saudíes, sobre todo las mujeres, en las universidades y ámbitos comerciales estadounidenses, había logrado inspirar la opinión que los saudíes se han adherido muy bien a la modernidad y la cultura occidental.
Por lo tanto, JASTA alcanzó neutralizar décadas de costosas propagandas saudíes en Estados Unidos y mostrar la cara verdadera del régimen monárquico de Riad. Este proceso que ha comenzado con la demanda de los familiares de las 3000 víctimas mortales y decenas de miles de heridos del 11-S, puede ejercer una gran presión sobre las autoridades saudíes y afectar la opinión de los estadounidenses sobre las políticas de Arabia Saudí, lo que impondrá grandes costos al régimen de Al Saud para volver a lavar su imagen.