Alwaght- Al menos 62 soldados sirios murieron y más de 100 resultaron heridos como consecuencia de los ataques perpetrados por la coalición liderada por EEUU contra las posiciones del Ejército sirio en la provincia de Deir al-Zur (este).
El ataque se produjo el sábado por la noche cuando dos aviones F-16 y dos А-10 de la coalición entraron al espacio aéreo de Siria desde la frontera con Irak y realizaron cuatro bombardeos contra las posiciones del Ejército sirio en Al-Tarda, cerca del aeropuerto de Deir al-Zur, según el Ministerio de Defensa de Rusia.
El portavoz de esta Cartera, Ígor Konashénkov, condenó esta ofensiva y señaló que si el ataque se debe a coordinadas erróneas es “una consecuencia directa de la renuncia de la parte estadounidense a coordinar con Rusia sus acciones contra los grupos terroristas en el territorio de Siria”.
Por su parte, el Ejército sirio denunció este ataque y subrayó que esto muestra que Washington y sus aliados apoyan al grupo terrorista Daesh, entre otros, y afirmó que esta ofensiva puso de manifiesto la falsedad de sus alegaciones en la lucha contra el terrorismo.
Tras los ataques, los terroristas de Daesh lanzaron una contraofensiva para capturar el aeropuerto de Deir al-Zur; algo que manifiesta aún más el apoyo de EEUU a Daesh.
“Estados Unidos asestó golpes contra las tropas gubernamentales en Siria intencionalmente. Su objetivo era derrocar a Bashar al-Asad para que la oposición llegue al poder y se resuelvan sus intereses económicos en la región”, declaró el primer vicepresidente del comité para defensa y seguridad del Consejo de la Federación de Rusia (la Cámara Alta del Parlamento), Frants Klintsévich.
Por lo tanto, Rusia convocó una reunión urgente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU) para exigir explicaciones a EEUU por estos ataques.
Washington perpetró estos ataques en el penúltimo día de la tregua alcanzada el pasado 9 de septiembre por mediación de Rusia y EEUU.
Moscú y Washington apoyan a bandos opuestos en la crisis en Siria, que desde su inicio en 2011 ha dejado 280.000 personas muertas y ha obligado a la mitad de la población a huir de sus hogares. Por el momento, han fracasado los múltiples intentos de poner fin al conflicto.