Alwaght- El movimiento del líder opositor turco Fetulá Gülen, a veces llamado ‘el imperio de Fetulá’, controla varias entidades populares, medios de comunicaciones, institutos financieros y de negocios, escuelas, universidades y residencias estudiantiles en Turquía, lo que ha dado a Gülen una gran influencia en áreas políticas, económicas, culturales y religiosas.
Gülen tiene un gran poder e influencia en el campo económico y financiero, sobre todo gracias a su Confederación Turca de Empresarios e Industriales (TUSKON) que fue fundada en 2007. TUSKON cuenta con 7 miembros en la Federación, 211 en la Asociación de empresarios y 55.000 en toda Turquía. Actualmente, TUSKON tiene un fondo de maniobra de 30 mil millones de dólares con una red de bancos, empresas, importantes centros financieros y diversas minas, incluida la mina de oro de Esmirna.
TUSKON tiene representaciones en varias ciudades importantes del mundo como Washington, Moscú, Pekín y Adís Ababa que trabajan en campos educativos, comerciales y comerciales. Además, TUSKON ha inaugurado recientemente una fábrica de automóviles en Konya, una ciudad que se considera uno de los polos económicos del país euroasiático. En la ceremonia de inauguración de esta fábrica participaron 170 representantes de 27 países del mundo. TUSKON también tiene similares centros económicos en otras ciudades importantes de Turquía como Bursa, Ankara, Adapazarı, Mersin y Estambul. Además, el movimiento de Gülen posee 73 asociaciones y 473 empresas.
Durante los últimos años, el grupo de Gülen ha aumentado en secreto su poder dentro de las entidades militares, jurídicas y de inteligencia en Turquía. En uno de sus discursos filtrados, Gülen advierte a sus partidarios que no revelen sus actividades hasta conseguir el control total de los centros estratégicos y sensibles del Gobierno. Gülen también pide a los miembros de su movimiento sobornar a los jueces para comprar sus sentencias en los juicios.
Uno de los objetivos más importantes del grupo leal a Gülen es reforzar su influencia en los cuerpos militares y jurídicos del país para controlar más al Gobierno y dar impunidad a sus miembros. Asimismo, esta corriente posee una gran influencia en los servicios de seguridad de Turquía, de forma que Gülen nunca ha ocultado su cooperación con Organización Nacional de Inteligencia de Turquía (MIT, por sus siglas en turco).
“Nosotros hemos inaugurado escuelas para los turkmenos en Erbil (capital de la región semiautónoma de Kurdistán iraquí). Yo dije al presidente que ellos necesitan estas escuelas para hacer frente a la asimilación cultural de los kurdos. Decidimos fundar estas escuelas con la cooperación de los servicios de inteligencia de Turquía”, afirma Gülen en una de sus entrevistas.
Es de mencionar que el sector militar de Turquía ha sido la única área mantenida fuera de alcance de la comunidad Gülen debido a la presencia poderosa del Ejército turco en el escenario político y social del país. El dominio del Ejército podría crear desafíos para el movimiento opositor así que Gülen ha estado cauteloso acerca de sus nexos con las fuerzas armadas, tratando de no competir con el Ejército en los campos políticos y sociales. Por supuesto, la toma de esta medida no significa que el grupo no haya extendido su influencia en el sistema militar y la verdad es que Gülen tuvo éxito en reducir en gran medida el poder tradicional del Ejército turco a través de respaldar en silencio a los procesos judiciales de algunos de sus generales.
Al parecer, esta corriente disfruta de un gran potencial en la esfera política de Ankara, pero el líder opositor no ha logrado su poder a través de los apoyos de las fuerzas sociales y la comunidad turca ya que sus seguidores no consideran al grupo gülenista como n partido político con sus propios seguidores. De hecho, Fethulá Gülen tiene un poder político escondido y ha influido en los sistemas judiciales y de seguridad gracias a su situación financiera y también busca tomar el control de la sociedad civil gradualmente para cambiar el Gobierno turco a través de la economía, medios de comunicación y escuelas.
En este sentido, a pesar de que el movimiento de Gülen alega que no interviene en los asuntos políticos, en realidad entrena, de modo, preplaneado, a los ciudadanos turcos y luego les encarga de importantes puestos en el sistema gubernamental y así interfiere en el campo político. Por tanto, los altos funcionarios envían sus hijos a los colegios manejados por la oposición ya que la mayoría de sus graduados encuentran cargos significativos en Turquía y otros países, especialmente en los Estados de Asia central y el Cáucaso.
Para concluir se puede decir que Erdogan trató severamente de expulsar miles de empleados pro-Gülen que trabajaban en las estructuras políticas, los servicios de seguridad, los ministerios y el sistema judicial con el fin de deshacerse de la organización estatal paralela de Gülen. Al parecer, a pesar de los esfuerzos del Gobierno turco, los partidarios del movimiento opositor todavía están presentes en los diferentes órganos políticos mientras Gülen y Erdogan han separado sus caminos en Turquía. Algo que puede crear desafíos para el Gobierno, teniendo en cuenta la influencia de Fethulá Gülen en las estructuras políticas y sociales del país turco.