Alwaght- Por segunda vez, el Parlamento de Irak votó en contra de la lista de los miembros del gabinete, presentada por Haidar al-Abadi, primer ministro iraquí. Se esperaba que el pasado martes los representantes del Parlamento iraquí votaran al gobierno tecnócrata, pero cada una de las fracciones y los comités parlamentarios presentaron sus candidatos al Parlamento para el nuevo gabinete. Este asunto generó problemas y muchos de los legisladores suníes y chiíes protestaron por el retraso de la elección de los integrantes del gabinete.
Saad al-Hadithi, portavoz de la oficina del primer ministro iraquí, anunció: “Haidar al-Abadi ha recibido los nombres de los candidatos de la mayoría de las fracciones y tratará de elegir una nueva lista entre los nombres que presentó antes al Parlamento y los nombres de los candidatos de las fracciones”. Parece que Al-Abadi intenta formar un gabinete multipartidario para llamar la atención de la mayoría de las fracciones y presentarlo al Parlamento.
Al-Abadi decidió remodelar su gabinete principalmente debido a su promesa de reformar el sistema político y económico del país y luchar contra la corrupción en todos los órganos gubernamentales. Esta promesa fue uno de los factores principales que apuntalaron el apoyo popular al primer ministro. Si Al-Abadi fracasa en impulsar sus planes de reforma, su Gobierno perderá aún más popularidad en un momento sensible en que el Ejército y las fuerzas populares han comenzado las operaciones para la liberación de Mosul.
Entretanto, la mayoría de los diputados del Parlamento iraquí están preocupados por el aplazamiento del voto de confianza a los ministros. Ellos indican que el segundo gabinete está formado por tecnócratas propuestos por las fracciones parlamentarias para llegar a un balance político y étnico en el gobierno.
Aunque Al-Abadi está en busca de formar un gabinete de tecnócratas con la menor dependencia de los partidos políticos, los analistas creen después de la invasión de EEUU a Irak en 2003, la mayoría de los políticos iraquíes tienen tendencias sectarias y étnicas para aumentar su riqueza e influencia. Los altibajos políticos en Irak han generado una seria preocupación sobre la continuación de la lucha contra el grupo terrorista Daesh. En este sentido, el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, tras mantener una reunión con Al-Abadi, pidió al Gobierno de Irak no mezclar los asuntos políticos con la lucha contra Daesh.
Zalmay Khalilzad, el exembajador de EEUU en Afganistán, escribió en un artículo publicado en el diario estadounidense The New York Times: “lo peor para Irak en el momento actual es una grave crisis política". Khalilzad cree que el problema en el país árabe comenzó el pasado 31 de marzo cuando Al-Abadi presentó el nuevo gabinete, sin una consulta previa con los partidos políticos que dominan al Parlamento. La mayoría de los candidatos propuestos por Al-Abadi son tecnócratas reformistas que cuentan con un gran respaldo popular, pero no representan a la mayoría de los partidos políticos. El primer ministro quería formar un gabinete tecnócrata e independiente de los partidos políticos, pero se equivocó al no tener en cuenta las capacidades políticas en Irak para promover su objetivo. Ahora Al-Abadi está bajo una enorme presión por la insatisfacción popular debido a la incapacidad del Gobierno para resolver los problemas económicos del país. Desde hace meses, las figuras políticas de Irak, incluido el máximo clérigo chií de Irak, el ayatolá Seyed Ali Sistani, han instado al Gobierno a llevar a cabo reformas como la reducción del Gobierno y mejorar los servicios públicos y luchar contra corrupción.
Por lo tanto, Al-Abadi intenta formar un equipo fuerte en su Gobierno para restaurar el apoyo del pueblo y las fuerzas políticas del país, pero algunos actores en el Parlamento obstaculizan su camino. El presidente de la Asamblea Suprema Islámica de Irak, Seyed Amar al-Hakim, señaló que si los futuros ministros de Irak tienen una independencia político, el propio primer ministro también tiene que cortar sus lazos con todos los partidos políticos, lo que significa la renuncia de Al-Abadi al partido Dawa.
En esta coyuntura, la mejor opción para Irak es la formación de un Gobierno formado por una mezcla de los ministros independientes y representantes de los partidos políticos. Pero todavía no existe ningún consenso sobre los ministros que puede elegir el primer ministro y los que proponen el Parlamento.