Alwaght- Ya han pasado casi cinco años desde que estallaron los conflictos en Siria. Se han intentado varias soluciones pero hasta ahora sin resultado, y lo peor es que con el paso del tiempo se ha complicado la situación el país árabe, sobre todo, por la abundancia de actores en la crisis y la diversidad de sus intereses.
Entretanto, las partes implicadas en esta crisis se pueden dividir en dos frentes. Obviamente tenemos que considerar la lucha contra el grupo terrorista Daesh como la principal excusa de los países extranjeros para involucrarse en el caso sirio, y el futuro del presidente sirio, Bashar al-Asad, como el principal punto de discrepancia de las partes. En realidad, dos frentes principales están luchando en Siria para conseguir sus propios intereses. Primero, la coalición occidental-árabe, liderada por Estados Unidos y apoyada por los países europeos e Israel, Turquía y Estados árabes como Arabia Saudí. Este frente es responsable de la prolongación de la crisis en Siria por su apoyo, incluido armamentístico, a los grupos rebeldes que se formaron en Siria tras las recientes revoluciones y revueltas en los territorios árabes. Con el surgimiento de Daesh, la crisis en Siria se agravó en gran medida y se produjo una especie de confusión entre los miembros de este frente a la hora de encarar a este grupo terrorista.
El segundo frente—conocido también como frente de la resistencia— está formado por países como Irán, Rusia y Siria y el Movimiento de la Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá) que siempre han defendido al Gobierno del presidente sirio y abogado por el derecho del pueblo sirio a decidir sobre el futuro de Al-Asad y una transición política en el país. Las fuerzas de Irán y de Hezbolá participan directamente en la guerra terrestre contra los grupos opositores al Gobierno sirio con el apoyo aéreo de Rusia. Este frente ha alcanzado grandes victorias en la lucha contra Daesh y los grupos de la oposición armada.
Aunque muchos pronosticaban el fracaso de Moscú en Siria, las operaciones aéreas de Rusia resultaron exitosas. Entre las casas del éxito del frente de la resistencia frente a la coalición occidental-árabe se pueden destacar los siguientes:
El frente de resistencia cuenta con objetivos claros en Siria al contrario con la coalición liderada por EEUU. En realidad, sabe muy bien lo que quiere conseguir, ha definido exactamente sus líneas rojas y está empleando toda su fuerza como defender sus intereses. Irán y Hezbolá se esfuerzan para mantener en el poder a Al-Asad, ya que el Gobierno de Damasco se considera el punto de conexión de ambas partes para promover sus políticas regionales. Además, Irán, como un país chií que puede considerarse como uno de los objetivos de Daesh, busca neutralizar la posible amenaza de este grupo terrorista fuera de sus fronteras. Por su parte, Rusia busca proteger al Gobierno sirio como uno de sus aliados claves que posibilita la presencia rusa en Oriente Medio. Para Moscú, la pérdida de Siria significa rendirse ante el Occidente en Oriente Medio. Asimismo, Rusia quiere vengarse de Estados Unidos tras los acontecimientos acaecidos en Ucrania.
Sin embargo, la parte occidental-árabe no posee intereses unificados en el caso sirio. Los países que forman este frente coinciden en la necesidad de la salida de Al-Asad del poder, pero algunos de ellos saben muy bien que el derrocamiento del Gobierno sirio podría poner en peligro otros de sus objetivos. EEUU comprende que la falta de un Gobierno central fuerte en Siria allanará el camino para el fortalecimiento de los grupos extremistas. Por otra parte, una posible desintegración de Siria tendría consecuencias ambiguas como el futuro de un Estado gobernado por los kurdos. Turquía, a su vez, busca dos objetivos principales: derrocar el Gobierno sirio y frenar el avance de los kurdos. Arabia Saudí siente una gran preocupación por el avance del frente de resistencia y la permanencia de Al-Asad en el poder, lo que favorece a su principal rival regional, es decir, la República Islámica de Irán. Además, el régimen de Riad, que está llevando a cabo una guerra costosa en Yemen, ha sufrido un gran revés asestado por su aliado EEUU tras el reciente acuerdo nuclear entre Irán y el Grupo 5+1. Estos asuntos y la falta de unidad entre los integrantes de la coalición occidental-árabe han causado la reducción del apoyo a los grupos rebeldes en Siria.
Por otra parte, existe una buena coordinación y cooperación en el frente de resistencia en Siria. Las fuerzas de Irán, el Ejército sirio y Hezbolá están llevando a cabo operaciones militares inteligentes con el apoyo eficaz de la Aviación rusa, mientras la otra parte ni siquiera cuenta con un consenso sobre el envío de fuerzas terrestres a Siria. Últimamente, Arabia Saudí y Turquía se han manifestado dispuestas a desplegar tropas en Siria, algo que ha sido fuertemente rechazado por Rusia e Irán, mientras Washington no ha adoptado una postura clara al respecto.