Alwaght- Una de las grandes dificultades que ha existido ante la nación colombiana para el verdadero desmonte del paramilitarismo, ha sido el desconocimiento de sus reales orígenes y desde luego la poca información y conciencia que tienen los diferentes sectores sociales colombianos en relación al Sionismo Internacional; al parecer de algunos estudiosos este ha sido un gran impedimento para el verdadero desmonte del paramilitarismo en Colombia, que a la fecha se convierte en una de las trabas para la firma del acuerdo de Paz entre las guerrillas de las FARC-EP y el gobierno colombiano; toda vez que el fantasma de las ejecuciones selectivas y las desapariciones forzosas posconflicto, en la historia colombiana, dejan mucho que desear, como lo fueron los casos del magnicidio contra los dirigentes de la UP (Unión Patriótica) y el M19.
Cuando de hablar de los inicios del paramilitarismo se trata, los medios de comunicación colombianos, de una manera vulgar, irrespetuosa y sínica, remontan sus orígenes a los carteles de la droga, según estos, los cuales los establecieron como un ejército al servicio directo de las mafias colombianas para protegerse de las guerrillas y del estado colombiano, quienes con el pasar del tiempo logran un poderío militar autónomo obteniendo una total independencia de los carteles de la droga y colocándose al servicio del sector ganadero y empresarial que era asediado por los grupos insurgentes.
Esta manera de describir los orígenes del paramilitarismo en Colombia, solo se puede asemejar a la mirada que tienen los escritores de novelas de los grandes canales de televisión privada en Colombia; pues el estado, la dirigencia colombiana y el sector académico objetivo del país saben que la realidad fue, es y seguirá siendo otra.
Cuando a finales de los años setenta se le hace difícil al gobierno colombiano seguir patrocinando de manera directa los planes macabros del sionismo internacional en el territorio, debido a que por un lado este buscaba cambiar su imagen internacional (en relación a los derechos humanos) pero al mismo tiempo tenía la plena determinación de abrir las puertas del país de par en par para las grandes multinacionales sionistas, fue cuando vino la propuesta por parte del gobierno israelí de crear una fuerza paramilitar que sin comprometer en violación de derechos humanos al gobierno colombiano, pues aparentaría ser un grupo de auto defensa campesina frente a los ataques de los grupos insurgentes, se encargaría de hacer todo el trabajo estratégico militar al servicio de las multinacionales sionistas.
Fueron militares y exmilitares israelíes los encargados de planear la introducción, formación y posicionamiento de los grupos paramilitares en el territorio colombiano, al cual de manera estratégica decidieron llamar con el nombre de “grupos de autodefensas campesinas”, ya que con esto lograrían dos elementos muy importantes:
1- No serían vistos como grupos terroristas al servicio de las multinacionales extranjeras, sino que tendrían la imagen de un campesinado armado en contra de las injusticias de los grupos insurgentes y de todo lo que representase amenazas al bienestar del país (excelente camuflaje para cometer las atrocidades habidas y por haber, en nombre de la justicia y el bienestar nacional).
2- Obtendrían el apoyo de un cierto número del campesinado colombiano que se había visto afectado por los errores tácticos de las guerrillas, y eran ignorantes de la realidad que escondían estos grupos; consiguiendo que el gobierno colombiano no continuase siendo objeto de críticas por parte de las organizaciones internacionales de derechos humanos, sino que todo fuese visto como un conflicto campesinado - grupos insurgentes (objetivo que no se logró, pues el estado no contaba con la respuesta agresiva por parte de los grupos guerrilleros, que hizo necesaria una nueva entrada en escena por parte del ejército colombiano y que degeneró en la guerra más sangrienta que haya vivido el pueblo colombiano, por el número de víctimas y enfrentamientos, que llamo la atención mundial).
El plan sionista se desveló cuando los informes revelaron que en su origen estos grupos habían obtenido entrenamiento total por parte de un exmilitar israelí de nombre Yair Klein, y que en muchas de las operaciones militares del gobierno colombiano en apoyo al paramilitarismo y en contra de las guerrillas, hubo presencia de militares israelíes de alto rango, y todo el plan fue lanzado a la palestra pública cuando el actual presidente de la república, para ese entonces ministro de defensa (2006-2009), anuncia públicamente la asesoría militar que recibía Colombia por parte del régimen israelí y anuncia la apertura en el país de agencias israelíes de asesoría militar para el gobierno y grupos de vigilancia privada (siendo, estos últimos, otro de los camuflajes del paramilitarismo y la acción israelí en el territorio).
El paramilitarismo fue utilizado por las grandes compañías sionistas para apoderarse de territorios del campesinado colombiano, así como para evitar el crecimiento agrícola e industrial de los sectores no sionistas, ya que estos no deseaban de ninguna manera tener un probable rival en el país, las pocas empresas que lograron crecimiento en el país, para ese entonces, fueron aquellas que cedieron a brindar apoyo al proyecto sionista o porque estaban en zonas donde a esta fuerza guerrerista le era muy difícil actuar.
Por este motivo, la realidad palestina no es muy lejana a la realidad del pueblo colombiano en relación a la agresión sionista, y su única lejanía la encontramos solo en la distancia física, pues nos topamos con apropiación ilegal del territorio, bombardeos, retenciones ilegales, y un plan macabro de dominar todo el territorio nacional y las riquezas que en el mismo se encuentran.
Los ojos del mundo se centran en Palestina por lo evidente del asunto, pero no miran que la realidad y el dolor del pueblo palestino está siendo en igual o mayor manera sufrido por muchas naciones del mundo a manos de la fuerza guerrerista ejercida por el estamento sionista internacional.