La presidenta de Brasil Dilma Rousseff ha declarado este martes que su gobierno se concentrará en 2016 en paliar la crisis económica que hundió al país en la recesión.
Durante la apertura del año legislativo, Rousseff ha exigido colaboración a los legisladores tras un año regado de enfrentamientos y anticipó proyectos para reformar el sistema de seguridad social, recortar el gasto público y crear un impuesto a las transacciones financieras para borrar el rojo de las cuentas públicas.
"Una crisis es un momento muy doloroso para ser desperdiciado", ha afirmado Rousseff al pedir al Congreso que ayude a su gobierno izquierdista, cuya popularidad también se desmoronó golpeada por la metralla de escándalos de corrupción en la estatal Petrobras que asedian al izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) de la mandataria.
"Brasil precisa de la contribución del congreso nacional para dar consistencia a la cuestión fiscal y al crecimiento de la economía", dijo.
La mandataria además ha enfatizado de que no "faltarán recursos" para luchar contra el mosquito Aedes aegypti, que transmite el zika.
El año 2015 fue un año muy duro para la mayor economía regional. Al compás de una disputa que llevó a la apertura de un pedido de impeachment contra Rousseff, un proceso que aún está en ciernes, la economía de Brasil se derrumbó 3,1% y proyecta caer 1,9% este año.
En ese derrotero, el país perdió el grado de inversión y sus bonos entraron en la categoría "basura".