Alwaght- Este miércoles se celebra en la capital ecuatoriana, Quito, la cuarta cumbre presidencial de la Comunidad de los Estados Latinoamericanos y Caribeños, CELAC, que agrupa a todos los países del continente americano excepto EEUU y Canadá.
24 presidentes han confirmado su presencia en esta cumbre regional, pero el presidente argentino, Mauricio Macri, anunció que no participará en la ceremonia. Justificó su ausencia por un problema de salud, por ruptura de una costilla. Aparentemente, es una excusa para no participar en la cumbre por algunas razones:
Primero, como se sabe, la CELAC fue formada como un contra peso de las políticas de Washington en la región y participar en esta cumbre contradice las ideologías del conservador y neoliberal Macri que busca un acercamiento al gobierno estadounidense según acordaron Macri y Joe Biden en el Foro Económico de Davos en Suiza.
Segundo, el encuentro de Davos se celebró antes de CELAC y pese a que el mandatario argentino no se encontraba en buenas condiciones, si participó.
Tercero y la razón más importante, es que en la cumbre de CELAC Macri se enfrentaría a las protestas de los activistas sociales argentinos y organizaciones de Derechos Humanos que han participado en esta cumbre por las violaciones de los derechos sociales en Argentina, especialmente en el caso de arresto de la diputada Parlasur, Milagro Sala.
Asimismo, los diputados opositores llevaron el caso de Sala a la reunión de CELAC para denunciar el caso de los presos políticos en Argentina.
Anunciaron que la detención de la líder de la organización social Tupac Amaru, con arraigo histórico en la provincia de Jujuy (norte) es un abuso de poder del gobierno del presidente Mauricio Macri.
Pero lo que se olvida en el caso de Sala es la doble moral de la administración de Macri. El nuevo presidente argentino durante sus campañas electorales y después de la llegada al poder, cuestionó repetidamente la supuesta política de represión a los opositores en Venezuela y criticó a Caracas por los presos políticos, especialmente en el caso de Leopoldo López, el líder opositor encarcelado.
Eso mientras que el arresto de Sala reveló que la tolerancia del gobierno de Macri es mucho menos de la de su par venezolano ya que Sala solo es acusada de instigar a cometer el delito de tumulto (movilización callejera), pero López salió a las calles en 2014 con el fin de derrocar al gobierno legítimamente elegido de Nicolás Maduro. Sus protestas causaron más de 40 muertos y mil millones de dólares de daños a Venezuela.
Imagínense, cómo se comportaría el gobierno de Marci, si un opositor a su gobierno llevase a cabo lo que hizo López en Venezuela.
También la reacción de Macri fue muy paradójica cuando un periodista le recordó la semejanza de los dos casos. Dijo que López no hizo ningún trabajo inconstitucional y es inocente, pero Sala se comportó contra la constitución argentina y merece la cárcel.
Por otra parte, los derechistas de América Latina critican los decretos del presidente Maduro, mientras se callan cuando Macri gobierna a través de distin tos decretos.
Hay que esperar para ver si Macri deja las políticas de doble rasero actual y apoyar con los ojos cerrados a sus títeres en otros países de la región.