Alwaght- Las estadísticas indican que el número de visitas que hicieron las delegaciones árabes a Rusia subió durante los últimos 14 meses con respecto a los pasados 20 años.
En vísperas de la implementación del pacto nuclear entre Irán y el G5+1, conocido como el Plan Integral de Acción Conjunta (JCPOA, por sus siglas en inglés), cada dos semanas una autoridad árabe ha viajado a Moscú, y como mínimo fue un canciller.
La mayoría de los encuentros se celebraron en secreto justamente en momentos en que Rusia había estado bajo una fuerte presión por parte de Occidente, principalmente por el caso de la península de Crimea, es decir, cuando los países occidentales instaban a sus aliados árabes a desempeñar un papel más activo en aislar a Rusia y a aplicar iguales medidas tomadas por Riad contra Moscú. Arabia Saudí mediante el aumento de la producción de petróleo se esforzó por destruir la economía de Rusia, asunto que generó graves desafíos para toda la región de Oriente Medio.
En la década de los 90 Rusia por un tiempo se mantuvo neutral ante los acontecimientos internacionales. Durante este periodo los países europeos y norteamericanos ampliaron su hegemonía hacia el oeste y el sur de Rusia, así que debilitaron de manera significativa e incluso eliminaron el puesto de Rusia en territorios regionales como Libia.
La indicada postura de Moscú se alteró desde 2013, de manera que decidió recuperar su influencia mundial y consideró como primera prioridad alcanzar esta meta.
Rusia en primer paso intervino directamente en el Cáucaso, ubicado en la región limítrofe sureña, y luego apoyó a los separatistas de Crimea en su disputa con Ucrania, haciendo caso omiso de las amenazas de Occidente. Más tarde el Ejército ruso tomó parte en el conflicto de Siria con la intención de asistir las regiones bajo su influencia en el país árabe. De igual manera, Rusia tuvo un rol muy activo en los diálogos nucleares que mantuvo Irán con el G5+1 (Estados Unidos, el Reino Unido, Francia, Rusia y China, más Alemania). De esta forma, Moscú volvió a ser un destacado protagonista en el escenario internacional.
Tras resolver el caso nuclear de Irán y la próxima alianza del país persa con Rusia, los saudíes y los sionistas se sienten frustrados puesto que las dos partes han entendido que ya no pueden contar con sus estrechas relaciones con EEUU.
Los árabes temen mucho al plan estadounidense llamado "el nuevo Oriente Medio", revelado por Condoleezza Rice durante la Guerra de 33 días del régimen sionista contra Hezbolá. Según dicho plan, Washington tiene la intención de cambiar las fronteras geográficas de países árabes y poner fin al acuerdo de Sykes-Picot, un pacto secreto entre Reino Unido y Francia para dividir los territorios del Próximo Oriente. "El nuevo Oriente Medio" fue parado después del fracaso del régimen de Israel en la Guerra de 33 días, pero se intensificaron las preocupaciones sobre dicho plan luego de las evoluciones del Despertar Islámico, que muchos expertos lo consideran como una conspiración planeada por EEUU.
Actualmente existen muchos puntos ambiguos sobre el papel jugado por Estados Unidos en los casos regionales, entre ellos la crisis de Siria, Irak y el norte de África y el problema de Daesh. Cabe mencionar que se puede encontrar profundas diferencias de opinión entre los políticos estadounidenses acerca del manejo de dichas crisis. También algunos casos apoyados por Estados Unidos han generado más tensión en los nexos entre Washington y sus aliados.
Por otra parte, los países árabes han contado con el poder militar de Turquía y esperan que se establezca un equilibrio en los conflictos entre Siria e Irak. Así mismo, la intensificación de tensión entre Turquía y Rusia puede hacer daños al triángulo Turquía-Arabia Saudí-Israel, en consecuencia, las partes tratan de mejorar las relaciones entre Rusia y Turquía.