Alwaght- La IV Cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de América del Sur y Países Árabes (ASPA), que se celebró hace unos días en Riad, capital de Arabia Saudí, tuvo un objetivo que fue aislar a Irán en el mundo. El foro que contó con la presencia de los países de la Liga Árabe (LA) y 12 de los países suramericano solo buscaba dañar los lazos del país persa con los latinoamericanos. El régimen de Arabia Saudí que durante los últimos meses trató dañar la imagen de la República Islámica de Irán en el mundo, y en este sentido, gasto millones de dólares para acusar a Teherán de violar los Derechos Humanos.
En este sentido, el fracaso del régimen saudí en su política provocó a la monarquía árabe adoptar medidas hostiles hacia Irán, en particular después del consenso nuclear entre Teherán y los países del Grupo 5+1. Y con celebrar la cumbre de ASPA el régimen de Riad buscaba mostrar que juega un rol significativo en la región. Arabia Saudí siempre ha tratado de intimidar a Irán y presentar a Irán como un peligro que amenaza el proceso político en la región.
Además, los países latinoamericanos buscan mantener lazos económicos con el país persa, razón por la cual el régimen de Arabia saudí ve a Irán como una amenaza. Sumando a estos, las políticas abiertas de la República Islámica de Irán con los países del mundo allana el camino para que el país persa aumentar su presencia e influencia en el mundo entero, y eso perturba al régimen saudí.
Además, la política exterior del régimen saudí que es basada en generar caos y enfrentar a los movimientos populares y democráticos aisló aún más el régimen saudí hasta el punto que provocó marchas anti saudíes en la monarquía árabe. Además, recibió duros fracasos al apoyar los grupos terroristas que operan tanto en siria como en Irak, y en su intervención en Yemen, la represión de los levantamientos populares en Bahréin. Y sembrar disputas étnicas entre los musulmanes causó que estas medidas saudíes se vuelvan en su contra. Y todo eso obligó a Arabia Saudí lavar su imagen en el mundo y por eso organizó la cumbre de ASPA en su tierra para mostrar al mundo que juega un rol significativo en las ecuaciones regionales y goza de una política exterior pacífica.
Igualmente, Arabia Saudí fue anfitrión de la cumbre para legitimar su política agresiva y hacer creer en los países participantes que es el país con más influencia entre los Estados árabes, que podría afectar las decisiones de estos estados. Por otra parte, el régimen Al Saud para olvidar su fracaso en la política exterior y su mala relación con los países de la región, buscó mantener lazos económicos con otros países. Además, el régimen saudí tiene miedo de que Irán estreche lazos económicos con los países occidentales. Y por eso Arabia Saudí trata desviar la atención de los occidentales hacia Irán.
Una prueba al respecto fue cuando el ministro saudí de Asuntos Exteriores, Adel al-Yubair, en una entrevista concedida hace unos días por la cadena saudí de televisión Al-Arabiya en el marco de la IV Cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de América del Sur y Países Árabes (ASPA), confió en que el acercamiento de los países árabes a las naciones de América del Sur “aumentará el aislamiento de Irán en el mundo”. Según el canciller saudí, las relaciones de Irán y los países árabes constituyen una amenaza para dichos Estados pero, al contrario, el aumento de los nexos de las naciones árabes y América Latina aislará aún más a Irán. Al-Yubair alegó que los cada vez más estrechos vínculos entre Irán y los países latinoamericanos se deben a la debilidad de la nación persa.