Consecuencias nacionales: El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, no alcanzó su objetivo principal, es decir, lograr al menos 60 % de los escaños del Parlamento para poder convertir el actual régimen parlamentario en un sistema presidencialista, lo que sería un fracaso para el partido gobernante. Además, los kurdos, que se consideran los principales críticos del gobierno de Erdogan, consiguieron una gran victoria y por primera vez lograron asegurar su participación en el Parlamento con 40 diputados. Por lo tanto, se puede esperar que el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK, en kurdo) siga siendo el principal desafío del próximo Gobierno turco.
Consecuencias regionales e internacionales: Turquía continuará sus políticas hostiles y agresivas hacia el Gobierno de Siria y también podría formar una coalición con Arabia Saudí para hacer frente a la Resistencia en la región. Asimismo, se espera que el Gobierno turco siga las tensiones con Irán y no normalice sus relaciones con Egipto. Por otra parte, el mensaje de felicitación de los grupos terroristas en Siria a Erdogan muestra el profundo vínculo entre ambas partes.
En cuanto a las relaciones con la Unión Europea (UE), Erdogan tratará de jugar muy bien con sus cartas regionales, como la crisis de los refugiados, para impulsar su ingreso en el bloque comunitario europeo.