Alwaght- En momentos en que partes del territorio iraquí siguen ocupadas por los integrantes del grupo takfirí Daesh, los musulmanes chiíes, provenientes tanto de Irak como de otras regiones del mundo, celebraron el pasado sábado la ceremonia religiosa de Ashura tan multitudinaria como la marcha de Arbaín del pasado año.
A pesar de que los terroristas de Daesh pretendían atentar contra la congregación de los enlutados chiíes, los actos de luto se llevaron a cabo sin alteración alguna y con la participación de millones de chiíes (según los funcionarios iraquíes unos 7 millones de personas acudieron al evento).
La cita recordó la masiva marcha que tuvo lugar el año pasado para conmemorar el día de Arbaín, a la que asistieron de acuerdo con los informes oficiales casi 20 millones de enlutados chiíes, entre ellos un gran número de ciudadanos iraníes. Según lo previsto, este año la congregación se celebrará aún más multitudinaria.
Esta participación masiva tiene un claro mensaje para los observadores, tanto dentro de Irak como fuera del país árabe, y sin duda en primer lugar se dirige a los terroristas que se han infiltrado en Irak y Siria con la intención de dar golpes a la comunidad chií.
Actualmente es de suma importancia mantener la seguridad de estas ceremonias, teniendo en cuenta la situación peligrosa en la que se encuentra Irak, pues saca a la luz una evidencia innegable: "el grupo Daesh a pesar de tener una alta capacidad destructiva, no es capaz de infiltrarse en las fronteras de la comunidad chií".
Por otra parte, garantizar la seguridad de ciudades de Karbala y Nayaf tiene otra misiva para algunos países regionales, entre ellos Turquía, pues en Ankara una congregación a la cual acuden varios cientos de personas es objeto de diferentes atentados con bomba, mientras que en Karbala, en una situación muy crítica, millones de devotos, sintiéndose completamente seguros, se reúnen y celebran actos de luto.
En general hay que recordar que la ceremonia del día de Ashura en Karbala, igual que la de Arbaín del pasado año, tiene dos mensajes efectivos, a nivel interno y regional:
Por un lado, Bagdad mostró que gracias a formar una cooperación entre la nación y el Gobierno iraquíes, las autoridades estatales tanto pueden mantener la seguridad, como dirigir las tareas del Estado.
Esta misiva principalmente se dirige a los países regionales y vecinos de Irak, que ya no han comprendido la realidad del nuevo Irak. Eso quiere decir que Bagdad, pese a todos los retos y caos, es un gobierno que quiere defender su soberanía y es más poderoso, coherente y planeado de lo que solía ser, además ha logrado vencer los problemas a los que se enfrentaba en los últimos meses.
Por otro lado, la gran congregación dio a conocer que la comunidad chií tiene la capacidad de hacer frente a un pequeño grupo como Daesh.
De esta manera, el acontecimiento dejó a la luz que hay que admitir la realidad de Irak, y que los iraquíes pueden superar los problemas por sí mismos y no necesitan tutores. El Gobierno de Bagdad ha asegurado en numerosas ocasiones que no necesita la presencia de tropas extranjeras para luchar contra el terrorismo en su territorio y que Irak puede decidir su propio destino. Este es un mensaje estratégico cuyo resultado es la ayuda de la nación y los apoyos de los líderes religiosos al Gobierno para solucionar los desafíos.