El sábado por la tarde, varias fuentes noticieras informaron de que las fuerzas de resistencia siria, acompañadas por las fuerzas del Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá), pusieron en marcha sus operaciones ofensivas en las provincias de Homs (oeste) e Idlib (noroeste). Según las fuentes militares sirias, un conjunto de ataques coordinados entre la Fuerza Aérea de Rusia y la Fuerza Aérea Siria en diferentes provincias del país árabe han infligido serias bajas humanas y materiales a varios grupos terroristas, principalmente al Daesh.
Conforme a los expertos, mediante esta operación planeada se pretende destruir las posiciones de grupos rebeldes en diversos puntos entre la provincia noroccidental de Hama y Homs.
El sábado, el Ministerio ruso de Defensa confirmó que su fuerza aérea había realizado cerca de 20 vuelos en menos de 24 horas, durante los cuales lograron destruir por completo los puestos de mando de los terroristas en las montañas.
Según el informe, los cazabombarderos Su-34 volaron por los aires un puesto de mando situado en un edificio fortificado y también un búnker que almacenaba material explosivo y municiones en la provincia de Al Raqa.
Además, los bombarderos Su-24M destruyeron en la zona de Yisr al Shugur (Idleb) una base terrorista con armamento y automóviles militares utilizados por los sediciosos para cometer atentados.
El occidente llora lágrimas de cocodrilo
La campaña aérea de Rusia en Siria ha generado fuertes críticas de Washington y sus aliados, pues Estados Unidos lidera una coalición destinada a lanzar ofensivas aéreas en el país árabe para apoyar a los supuestos combatientes moderados en tierra.
Ante esta situación, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, advirtió el viernes de que los esfuerzos de Rusia para apoyar al gobierno sirio sólo "meterán en un atolladero" a Siria.
En una conferencia de prensa en la Casa Blanca, el mandatario norteamericano recalcó que la intervención militar rusa "no funcionará" y dañará a la oposición moderada siria, necesaria a su juicio para lograr una solución política sin el presidente sirio, Bashar al-Asad.
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, ha tachado de un “error grave” la intervención militar de Rusia en Siria, pues cree que hará más complicada la crisis del país árabe.
"Los pasos que Rusia está dando y la campaña militar en Siria es inaceptable para Turquía (...) Desafortunadamente, Rusia está cometiendo un grave error", indicó el domingo antes de partir rumbo a Francia.
Por su parte, el ministro británico de Defensa, Michael Fallon, citando los servicios británicos de información, alegó que solo un 5 % de los ataques rusos apuntaron contra los combatientes de la organización terrorista y que la mayoría de los operativos rusos "mataron a civiles" y estuvieron dirigidos contra la oposición moderada al gobierno de Bashar al-Asad.
"Nuestros elementos indican que arrojan municiones no guiadas en sectores frecuentados por civiles, matan civiles y arrojan municiones contra las fuerzas del Ejército Libre Sirio que combate a Al-Asad", añadió.
De mismo modo, el presidente francés, François Hollande, dejó claro que los aviones rusos deben apuntar solamente las posiciones de Daesh. "A quien hay que bombardear es al Daesh, no a los otros", dijo Hollande en referencia a los supuestos ataques rusos sobre posiciones de los rebeldes que se enfrentan al gobierno de Bashar al-Asad.
El mandatario galo dirigió estas palabras a su homólogo ruso, Vladimir Putin, en un encuentro mantenido el viernes en la capital francesa, París, en la que ambas partes se esforzaron por reducir sus divergencias sobre el futuro político de Siria.
Antes de recibir a Putin, tanto Hollande como Merkel suscribieron un comunicado suscrito también por otros cinco países —Estados Unidos, Arabia Saudí, Catar, Arabia Saudí y Turquía— en el que exigen a Moscú que “cese inmediatamente sus ataques contra la oposición siria y los civiles, y centre sus esfuerzos en combatir al Daesh”. Para los firmantes, la intervención militar de Rusia en un polvorín sirio que solo contribuirá a una “escalada”.
Hipocresía del occidente
No obstante, los analistas han desafiado estas alegaciones del Occidente calificándolas de posturas hipócritas. Ante las críticas del Occidente respecto a las correrías aéreas de Rusia en Siria, uno de los analistas ha comparado los bombardeos rusos con los de Arabia Saudí en Yemen, y ha planteado la pregunta: ¿cómo EEUU y sus aliados pueden alegar que la intervención militar rusa podría intensificar el radicalismo, mientras que no creen esto sobre la agresión bélica saudí en Yemen?
En este sentido, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, ha defendido los ataques aéreos de su país en Siria, diciendo que tienen como objetivo a los mismos “grupos terroristas” que ataca la coalición liderada por Estados Unidos.
“En cuanto a los objetivos de la coalición y los anunciados por Rusia tenemos la misma aproximación; es Daesh, el Frente al Nusra y otros grupos terroristas”, afirmó el jefe de la Diplomacia rusa.
Las presiones sobre Obama
Como consecuencia de la intervención rusa en el territorio sirio, las condiciones y el equilibrio en el campo de batalla se han invertido a favor de las fuerzas de resistencia y del Ejército del país árabe, un motivo que ha llevado a varias autoridades occidentales a instar al presidente Barack Obama a tomar medidas en reacción a los ataques rusos.
Lindsey Graham, senador republicano de Carolina del Sur, ha dicho que las correrías aéreas de Rusia, que cuenta con la colaboración de Irán, son una bofetada en la cara del presidente de EEUU.
Del mismo modo, ha puesto en tela de juicio las políticas de Washington en Oriente Medio y ha descrito al presidente Obama de un mandatario débil.
Rusia lanzó el pasado miércoles su primer ataque aéreo contra posiciones de Daesh en Siria, horas después de que el Senado del país euroasiático diera luz verde a la intervención de las Fuerzas Armadas rusas en el extranjero.
Un día después, los cazas rusos bombardearon posiciones de la banda takfirí en las provincias de Al-Raqa (este), Alepo (norte), Idlib (noroeste) y Hama (centro) y, como consecuencia, acabaron con la vida de al menos 12 terroristas.
La violencia en Siria, desatada en 2011 por grupos terroristas apoyados desde el extranjero, ha causado la muerte de más de 240.000 personas, además de dejar más de 11 millones de desplazados.