El mandatario turco afirmó el jueves que su homólogo sirio, podría participar en el proceso de transición política para poner fin a la crisis en el país árabe. “La transición del poder en Siria podría ser con o sin Al-Asad como presidente del país árabe”, precisó Erdogan en una rueda de prensa mantenida en la ciudad turca de Estambul.
Estas declaraciones son una prueba de que el mandatario turco ha dado un paso atrás en su política que abogaba estrictamente por la renuncia de Al-Asad.
En realidad, recientemente, se ha percibido un cambio radical de la postura occidental respecto al Gobierno de Damasco, pues a medida que los grupos terroristas van ganando terreno en Siria e Irak, y el caso de los refugiados va convirtiéndose en un desafío para los Estados europeos, varios países occidentales han dado un giro drástico a sus posturas hostiles hacia el presidente sirio.
El cambio de postura de Erdogan se evidencia apenas unos días después de que las autoridades de países como EEUU, el Reino Unido, Alemania y Francia hicieran públicas semejantes posturas.
Por su parte, el ministro de Exteriores de Francia, Laurent Fabius, declaró que su Gobierno no exigirá la renuncia de Al-Asad como condición previa para iniciar las negociaciones de paz; lo que evidencia un giro absoluto en el discurso del Gobierno de François Hollande, que hasta ahora, había sido uno de los más acérrimos críticos del gobierno sirio.
A su vez, el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, insistió hace una semana en que no puede "haber una solución sin una transición en el poder"; lo que implica que Al-Asad debe abandonar el poder en Siria, pero no necesariamente justo cuando se encuentre una solución para acabar con la guerra en el país árabe, es decir, puede participar en el proceso de transición política, y agregó que el calendario de la partida del presidente sirio es negociable.
Por fin, el frente de opositores del presidente Bashar al-Asad ha llegado a la conclusión de que cualquier opción militar no es viable y solo una solución política puede sacar a Siria de la crisis.
A juicio de varios analistas, el giro de postura del presidente turco ha tomado por sorpresa a sus aliados árabes, pues estos últimos contaban seriamente con el apoyo de Ankara en lo referente a sus políticas regionales.
En los últimos años, el territorio turco se había convertido en el corredor de tránsito para terroristas que se infiltraban en territorio sirio, mientras que hay innumerables documentos, según los cuales, se evidencia que Turquía envía armas a los terroristas en Siria. Por si fuera poco, el presidente Erdogan había dicho que Ankara no se incorporaría a la denominada coalición internacional contra Daesh, a menos que la prioridad de esta entidad sea el derrocamiento de Al-Asad, y todo esto mientras que Irán y Rusia enfatizaban la urgencia de encontrar una solución diplomática respecto al caso sirio.
No obstante, Ankara dio luz verde para que los aviones de EEUU utilicen la base de Incirlik, en el sur del país, en sus operaciones contra Daesh en Irak y Siria y, así, reducir un poco la presión que soportaba por su postura hostil.
La medida de Turquía respecto a la llamada coalición anti-Daesh, liderada por EEUU, se considera un cambio estratégico en la guerra contra el terrorismo, dada la enorme línea de frontera que comparte con Siria, una zona que está cerca de Raqa, ciudad considerada el bastión principal de Daesh. Por lo tanto, la llamada coalición puede atacar con mayor precisión a los terroristas e impedir su avance.
Un giro hacia Moscú
El incremento de la presencia militar rusa en Siria, que coincide con la iniciativa de Moscú sobre la búsqueda de una solución diplomática para la crisis del país árabe, ha provocado, en las últimas semanas, cambios en las políticas del frente opositor al Gobierno de Damasco, pues vienen uno tras otro reconociendo la necesidad de colaborar con Rusia para acabar con el terrorismo en Siria. Después de que el Gobierno de Washington aceptó colaborar con Rusia en su lucha contra Daesh, el régimen de Israel y Turquía cambiaron sus posturas. Washington y sus aliados sostenían la idea de instruir y armar a los supuestos milicianos moderados para derrotar al Ejército sirio, pero las autoridades del país norteamericano confesaron el fracaso de su plan, dejando a los opositores sirios un solo remedio; colaborar con Moscú para desempeñar un papel en el futuro del país. Por otra parte, el masivo éxodo de los refugiados sirios hacia los países de la Unión Europea (UE) hizo sonar las alarmas en estos Estados, de ahí que dejaran sus políticas bélicas contra el presidente Al-Asad y optaran por una alternativa política.
Putin: El objetivo es salvar al presidente Al-Asad
El presidente ruso, Vladimir Putin, conocido como el aliado número uno del Gobierno de Damasco, ha vuelto a reiterar su apoyo a su homólogo sirio. Interrogado acerca de si uno de los objetivos del Kremlin en Siria es salvar al Gobierno de ese país, encabezado por Al-Asad, Putin respondió afirmativamente.
Putin aclaró que los actos encaminados a destruir las estructuras gubernamentales legítimas crearán una situación semejante a la que se observa en otros países de la zona y en otras regiones.
Mencionó como un claro ejemplo a Libia, donde la anarquía reinante es consecuencia de la destrucción de las instituciones estatales, y lamentó que en Irak se observe una situación parecida.
Del mismo modo, insistió en que no existe otra solución para la crisis siria que el fortalecimiento de las actuales instituciones estatales y el apoyo en su lucha contra el terrorismo.
Subrayó, al mismo tiempo, que simultáneamente se debe llamar a Damasco al diálogo con la oposición sana y la realización de reformas.
Washington cambia de postura respecto a Siria
Después de que Moscú advirtiera a Washington por tomar medidas unilaterales contra el grupo terrorista de Daesh, el Gobierno del país norteamericano habló de la posibilidad de una colaboración entre Washington y Moscú.
En este sentido, el secretario de Defensa de EEUU, Ashton Carter, dejó abierta la posibilidad de una colaboración militar entre Rusia y su país.
Carter llamó esta semana a su homólogo, Serguéi Shoygu, para tratar posibles medidas de coordinación que eviten encontronazos e incidentes, mientras que el presidente, Barack Obama, se reunirá el próximo lunes con su par ruso.
Finalmente, Carter afirmó que su país confía en encontrar con Rusia "concurrencia de intereses" con respecto a Siria, pero avisó a Moscú de que una intervención militar en ese país debe ir acompañada con una transición que acabe con el gobierno del líder sirio, Bashar al-Asad.
Este giro radical en la política de Occidente respecto al Gobierno de Damasco tiene lugar pese a que, desde el inicio de la crisis siria en 2011, varios países occidentales y regionales han sido los principales patrocinadores de los grupos armados que operan en el país árabe y han insistido en la salida del poder de Al-Asad.