Alwaght- En Turquía, el caso de los kurdos siempre ha sido un asunto complejo y causa de numerosas tensiones entre el gobierno central y los partidos kurdos. Aunque en los últimos años se han registrado ciertos cambios en la postura del gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, por sus siglas en turco) respecto a los kurdos del país, las contrapartes no han conseguido alcanzar una solución integral, de tal manera que se observan diferencias y falta de consenso tanto entre los frentes kurdos como entre las corrientes y partidos políticos de Turquía.
A pesar de que en un principio las medidas tomadas y acuerdos pactados entre ambas partes alimentaban la esperanza de declarar un alto el fuego permanente y luego lograr una paz justa, el paso de tiempo puso en manifiesto que este objetivo está fuera del alcance al menos en un corto plazo, pues este proceso tiene por delante muchos partidarios y detractores, cuyas posturas podrían afectar el destino de las conversaciones.
Por otra parte, no se pueden ignorar los resultados de las recientes elecciones parlamentarias del país, celebradas el 7 de junio de 2015, donde el prokurdo Partido de la Democracia del Pueblo (HDP), liderado por Selahattin Demirtas, consiguió su representación parlamentaria con 80 escaños al superar el 10 por ciento mínimo fijado por la legislación electoral. Asimismo, tras el atentado mortal del 20 de julio en Suruc —ciudad turca meridional étnicamente kurda ubicada cerca de la ciudad kurda de Kobani en el otro lado de la frontera en Siria— donde murieron más de 30 personas, el Gobierno de Ankara intensificó sus políticas contra los kurdos, lo que intensificó los enfrentamientos entre ambas partes. Teniendo en cuenta las diversas dimensiones del caso kurdo, para entenderlo es necesario estudiar las razones y las consecuencias de tales medidas militares de Ankara contra los kurdos.
Motivos internos que impulsan a Ankara a tomar medidas militares contra los kurdos
Por primera vez, desde el establecimiento de la República de Turquía, los kurdos del país, representados por el prokurdo HDP, como dijimos, consiguieron entrar en el Parlamento turco. Esta victoria no solo acabó con la mayoría absoluta del partido gobernante de AKP del presidente Recep Tayyip Erdogan, sino fue considerada una manifestación determinante de los partidos kurdos en el futuro del país.
La presencia legal de los kurdos en la estructura política de Turquía ha asustado al Gobierno de Ankara, pues el HDP, representa a una gran variedad de organizaciones que buscan recortar la hegemonía de Erdogan.
De todas formas, las recientes elecciones legislativas pusieron de relieve que la popularidad del AKP ha caído drásticamente entre los kurdos, pues en comicios anteriores, un número considerable de los kurdos votaba por el partido del presidente Erdogan, mientras que esta vez se decantaron por la formación política de Demirtas.
Ante esta situación, el presidente turco, quien había perdido el apoyo de los kurdos, lanzó una serie de operaciones militares contra los kurdos para conseguir en paralelo dos objetivos.
Erdogan, en primer lugar, trata de hacerse con el voto de los nacionalistas turcos, que respaldan cualquier tipo de represión contra los kurdos del país y, en segundo lugar, tiene la intención de desilusionar a los kurdos de participar en las elecciones del país.
Motivos exteriores que impulsan a Ankara a tomar medidas militares contra los kurdos
La situación actual de Siria se encuentra entre los factores más importantes que han llevado al gobierno turco a tomar medidas militares contra los kurdos, pues Ankara teme por una mayor alianza entre los kurdos de Turquía y Siria.
Según varios expertos, los avances de los combatientes kurdos de Siria que estaban cerca de frenar el acceso del grupo terrorista de Daesh a Turquía es otro motivo que ha tomado en cuenta el Gobierno de Ankara para tomar medidas ante lo que interpretaba como una amenaza por parte de los kurdos.
De mismo modo, Ankara se preocupa de que se forme una convergencia entre los kurdos de Siria y los de Turquía, una situación que puede convocar reacciones por parte de los kurdos dentro del país.
Tras las evoluciones regionales en la lucha contra el grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe), Turquía cambió su política exterior y se unió a la coalición anti-Daesh, encabezada por EEUU. Además, con el respaldo del Gobierno de Estados Unidos, Turquía impulsó la creación de una zona de seguridad dentro del territorio sirio. La nueva postura de Turquía apunta contra los kurdos, sobre todo el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK, por sus siglas en kurdo). Se trata de una zona de más de 100 kilómetros de frontera turco-siria y de 65 kilómetros hacia el interior del país árabe. La "zona segura", se extendería por el norte de la provincia de Alepo, entre las localidades de Azaz y Jarabulus, una región controlada en su mayor parte por Daesh que se la disputan fuerzas kurdas y grupos rebeldes.
Turquía ha bombardeado las posiciones de Daesh varias veces y ha permitido a EEUU desplegar sus aviones de combate en su territorio para atacar a este grupo terrorista, pero, en realidad, su principal objetivo son los miembros del PKK.
Panorama de las operaciones militares de Turquía contra los kurdos
La represión y la violencia contra los kurdos no es una buena opción para solucionar este conflicto, porque la comunidad kurda forma una parte imprescindible de la población turca y el gobierno central no puede ignorar esta realidad en lo absoluto. Además, esta minoría cuenta con ramas militares y diplomáticas dentro de la región y en los países europeos, un privilegio que puede afectar a largo plazo a Ankara.
En este sentido, el gobierno turco con operaciones militares no podrá resolver la cuestión kurda, pues a largo tiempo causarán grandes desafíos para Ankara, entre ellos, problemas económicos y de seguridad.
Al parecer, en esta coyuntura, Erdogan no tiene más remedio que obtener el mayor número de los escaños en las próximas elecciones parlamentarias. En realidad, el presidente turco ha lanzado una campaña propagandística para mostrar el poder de su gobierno ante los desafíos de seguridad a lo largo de las fronteras del país. Para cumplir con este propósito, Erdogan intenta presentar a los kurdos como un grupo terrorista y una amenaza para la seguridad nacional.