Alwaght- Hace algunos días, en vísperas de que se celebre el año nuevo judío o "Rosh Hashaná", un grupo de activistas de la extrema derecha israelí, entre ellos el ministro de Agricultura de Israel, Uri Ariel, entró en la Mezquita Al-Aqsa, desalojó a los guardias jordanos, cerró las puertas del recinto y, con granadas de estruendo y gases lacrimógenos, causó heridas a decenas de palestinos.
La profanación israelí de la Mezquita Al-Aqsa fue condenada por Irán, la Yihad Islámica, el Movimiento de Resistencia Islámica (HAMAS, en árabe), Turquía, Egipto, Jordania, la Organización de la Conferencia Islámica, la Autoridad Nacional Palestina y... En respuesta a las objeciones, Miki Rosenfeld, portavoz de la policía israelí, explicó que los choques se registraron en torno a las 06:30 hora local (03:30 GMT) cuando varios amotinados enmascarados entraron en la mezquita y empezaron a lanzar piedras y adoquines desde dentro e intentaron impedir las visitas judías. Entonces, las fuerzas de la policía entraron unos metros y cerraron las puertas de la mezquita con los amotinados dentro y se hicieron con el control de la zona durante 20 - 25 minutos. Este argumento fue rechazado por Mustafa Barghouti, secretario general del partido Iniciativa Nacional Palestina.
Con el uso de la violencia, el régimen de Israel busca cambiar la estructura legal y administrativa de Al-Aqsa. Trata de judaizarlo y celebrar ceremonias religiosas judías en la mezquita. En este sentido, el diario Haaretz ha publicado informes sobre la intención de los sionistas para la división del horario y del espacio de la mezquita entre musulmanes y judíos. Según dichos informes, la mayor parte de esta mezquita sería administrada por los sionistas antes de que finalizara este año. La ocupación completa de Al-Aqsa y la construcción del templo de Salomón se consideran las metas finales de este plan, debatido recientemente en el gabinete israelí.
Durante la historia de la ocupación de Palestina por los sionistas, las autoridades israelíes no han escatimado esfuerzos para llevar adelante sus planes destructivos contra la mezquita Al-Aqsa. Una de las más serias acciones israelíes tuvo lugar el 21 de agosto de 1967 cuando sionistas radicales, dirigidos por Michael Rohan, incendiaron la mezquita, ocasionándole graves daños. Asimismo, el 11 de abril de 1982, un militar israelí llamado Alan Yudman irrumpió en Al-Aqsa y comenzó a disparar balas reales contra los palestinos que estaban rezando, dejando así decenas de muertos y heridos.
Ahora cabe preguntar ¿ha llegado el tiempo del inicio de una tercera Intifada? Los ataques del régimen sionista a la Mezquita Al-Aqsa son el resultado de décadas de silencio y retiro en la cara de las demandas israelíes. A partir de los años 90, intensificaron el proceso de judaización de la ciudad de Al-Quds y la profanación de la mezquita de Al-Aqsa mientras que esta década es el tiempo de reconciliación de los árabes, la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y el organismo político-militar de Al-Fatah, con Israel. En 1993, según el acuerdo de Oslo entre la OLP y el régimen sionista, la OLP tenía que reconocer a este régimen, según el acuerdo de Gaza-Jericó, en el que se comprometió a hacer frente a las fuerzas de resistencia palestina en Cisjordania, poner fin a sus ataques políticos, militares y propagandísticos y preparar una lista de sus nombres y darla a los sionistas.
De momento, el mundo árabe deja solo al pueblo palestino frente a los sionistas y, en esta coyuntura, los palestinos se ven obligados a iniciar la Tercera Intifada contra el régimen israelí. La profanación israelí de la Mezquita Al-Aqsa, que es uno de los lugares santos, atrajo la atención internacional hacia el nuevo levantamiento palestino.
Hasta ahora, se han producido dos intifadas en los territorios palestinos. La Primera Intifada o “revuelta de las piedras” se produjo el 8 de diciembre de 1987. En la Primera Intifada, los palestinos revelaron la verdadera naturaleza violenta de los sionistas a todo el mundo. En 1993, la Primera Intifada terminó con los Acuerdos de Oslo firmados entre el régimen sionista y la OLP. La Segunda Intifada o “Intifada Al-Aqsa” se inició a partir del 29 de septiembre de 2000, después de la visita de Ariel Sharon, ex primer ministro israelí, a la Mezquita Al-Aqsa. Sharon alegó que el régimen israelí tenía derecho a destruir la Mezquita Al-Aqsa y construir el templo de Salomón en ese lugar. Tras las atrocidades israelíes contra los palestinos durante la Segunda Intifada, 14 de los 15 miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU) votaron a favor de la resolución que condenaba los crímenes del régimen de Israel y solamente EEUU, como el mayor patrocinador de los sionistas, se abstuvo de votar esta resolución.
Si el pueblo palestino no inicia su Tercera Intifada, el régimen sionista y los judíos extremistas continuarán sus agresiones contra palestinos hasta obligarlos a que abandonen sus viviendas y se rindan. En la actualidad, toda la sociedad civil europea y estadounidense ve cada uno de los crímenes de Israel contra los palestinos, pero todavía no condenan al régimen sionista. En realidad, los palestinos están solos en su lucha contra Israel y parece que incluso los países árabes han olvidado a los palestinos después del acuerdo de Camp David y, solo en algunos casos, apoyan a Palestina. En esta situación, el pueblo palestino se ve obligado a iniciar la Tercera Intifada para no permitir a los sionistas que sigan las agresiones contra la Mezquita de Al-Aqsa y sus viviendas.
En este sentido, se pueden mencionar las palabras de Yunis al Astal, uno de los líderes de HAMAS y miembro del Consejo Legislativo de Palestina, pronunciadas entre los manifestantes que protestaron por la profanación israelí de la Mezquita de Al-Aqsa, en la provincia de Khan Younis, en el sur de Gaza: “Hoy en día, nuestro pueblo necesita desesperadamente ayudas financieras y militares para frenar al régimen sionista. Debemos confiar en los pueblos, no en los regímenes ni en los gobiernos. Nosotros contamos con muchos recursos humanos y necesitamos las ayudas financieras y militares”.
De acuerdo con las declaraciones del líder de la Revolución Islámica de Irán, si los diferentes países arman a Cisjordania y Gaza, los sionistas no podrán reprimir la Tercera Intifada, como las intifadas anteriores. Es evidente que la lucha armada aumentará el poder de los palestinos y sus resistencias ante el régimen israelí. Seguramente, la formación de los grupos armados en Cisjordania y la Franja de Gaza reforzará la independencia de Palestina y ayudará a la realización de los deseos del pueblo palestino.