Alwaght- Desde la creación del sionismo, siempre, algunos judíos se han opuesto a esta corriente, porque hay muchas diferencias entre los objetivos y fundamentos políticos del sionismo y las creencias de la religión judía. En este sentido, se pueden indicar el movimiento Neturei Karta que se ha convertido en símbolo de la lucha contra el sionismo.
Entre tanto, además de estas diferencias, se deben señalar las diferencias internas entre los rabinos y los políticos del régimen sionista. Un asunto importante, por el que discrepan ambos grupos, es la identidad judía de los inmigrantes.
Cabe mencionar que a principios de la creación del sionismo, no había muchas discrepancias entre los ocupantes y otras personas que emigraban a Palestina, porque los jaredíes (judíos ultraortodoxos) no tenían tanto poder en el sistema político y los inmigrantes tenían relativamente clara su identidad judía. Sin embargo, los políticos sionistas decidieron resolver sus diferencias con los jaredíes. Entonces, conforme al acuerdo entre el ex primer ministro israelí David Ben-Gurion y los jaredíes, los rabinos asumieron la responsabilidad de los asuntos religiosos, entre ellos definir la identidad judía de los inmigrantes, y los políticos adquirieron la responsabilidad de los asuntos políticos y gubernamentales del régimen sionista, además quedaba claro que una parte no debían intervenir en los asuntos de la otra. A principios de la década de 1990, casi un millón de judíos rusos emigraron a la Palestina ocupada de los cuales miles no tenían la identidad judía ya que solamente se habían casado con judíos. Este asunto, trajo consigo el debate sobre la definición de la identidad judía, lo que avivó las discrepancias entre los rabinos y políticos.
Hay dos movimientos que tienen papeles importantes en la determinación de la identidad judía:
El sionismo religioso: el representante de este movimiento es el partido Bait Yehudi (Casa Judía) que califica el sionismo como un movimiento liberal. Realizar el servicio militar en el ejército sionista y convencer a los rabinos a mostrarse más flexibles, son las medidas de este movimiento que aboga por fusionar el sionismo con la religión.
El movimiento Jaredí: formado por los judíos orientales y occidentales, insiste en la determinación de la identidad judía basada en la Torá. De acuerdo con los jaredíes, un judío debe ser hijo de madre judía o debe aprender las enseñanzas radicales del judaísmo. Debido al sistema extremista y ofensivo de este movimiento, los inmigrantes rusos y judíos estadounidenses no lo aceptan. Incluso el judaísmo ortodoxo no apoya este movimiento.
Un asunto polémico del gobierno extremista de Benyamin Netanyahu es la presencia de judíos inmigrantes en los territorios ocupados por Israel, que según los rabinos no son religiosos y suman más de 350 mil personas. De hecho, los rabinos no les reconocen como judíos. Aunque, según el ministerio de interior israelí, la presencia de los inmigrantes en el sistema político tiene legitimidad, pero los rabinos israelíes consideran la soberanía total de estas personas como una amenaza para sí mismo.
Los dos partidos jaredíes ortodoxos, Shas y Yahadut Hatorah, que forman parte de la coalición gobernante, han pedido desde el principio a Netanyahu dejar de lado el proceso que busca aprobar el proyecto de “ley de judaización”. Esta iniciativa legal que contaba con el apoyo del partido Yesh Atid, liderado por el exministro de Finanzas Yair Lapid, y del Yisrael Beiteinu, encabezado por el excanciller Avigdor Lieberman, trata de levantar las restricciones para reconocer la identidad judía de los inmigrantes. Anteriormente, partidos como Likud fracasaron en conseguir el respaldo de los partidos jaredíes a tales medidas. Los partidos jaredíes buscan un proceso que separe la región de la política en Israel.
La anulación de las reformas en el proceso de judaización, tras las presiones de los partidos jaredíes Shas y Yahadut Hatorah han dado lugar al actual movimiento rebelde que ha surgido en las colonias ilegales israelíes en la ocupada Cisjordania, de hecho, su centro es el asentamiento Alon Shvut donde viven decenas de rabinos. Estas reformas que estuvieron en vigor solo durante ocho meses habían sido aprobadas por el gobierno de Netanyahu.
Parece que la soberanía de los judíos extremistas en medio de los intentos por priorizar los intereses políticos y el secularismo ha intensificado los problemas de los sionistas. Estos problemas que se deben al fortalecimiento de los extremistas jaredíes pueden ser considerados el efecto bumerang de los esfuerzos israelíes para radicalizar a los colonos a fin de reprimir a los ciudadanos palestinos en Cisjordania.