Alwaght- La aparición del fenómeno Daesh, conocido internacionalmente como la mayor organización terrorista con más poder y dinero, está en una relación inquebrantable con la crisis de dos países vecinos, Irak y Siria. El 29 de junio de 2014, proclamó su llamado "califato", una vez que tuvo bajo su control ciudades importantes iraquíes como Tikrit y Mosul.
Daesh, que anteriormente formaba parte del grupo salafi-yihadista de Al-Qaeda, se convirtió rápidamente en una corriente distinguida y superior adoptando un enfoque diferente y concreto en comparación con otras bandas terroristas. Al principio era conocida como una amenaza seria para estos dos países vecinos, y actualmente tiene bajo su control la mitad del territorio sirio y más de un tercio del territorio iraquí. Ha tenido altibajos, y pese a sus victorias, también ha sufrido derrotas, pero intenta seguir desarrollando geográficamente la expansión de su Estado Islámico. Aun así, durante los últimos meses, la banda terrorista viene dándose el lujo de actuar en otros Estados de la región, y realiza ataques terroristas en países ribereños del Golfo Pérsico y África del Norte.
Hace poco, el Ministerio del Interior de Arabia Saudí informó haber desarticulado una banda terrorista de 431 integrantes de 9 nacionalidades, vinculada al grupo takfirí Daesh. La noticia fue conocida unas semanas después de que la banda terrorista llevara a cabo un ataque contra una mezquita chií en la provincia oriental de Al-Sharqiya.
Aunque las autoridades saudíes pretendían lucir las capacidades de su servicio de inteligencia, no se puede negar la preocupación de Riad ante el desarrollo de las amenazas del grupo terrorista. Ante esta situación, se formula una pregunta; ¿A qué tipos de amenazas puede hacer frente Arabia Saudí?
Ante esta pregunta, se puede estudiar 4 tipos de amenazas por parte de Daesh.
Las amenazas vienen desarrollándose, pero varían una vez que cambia la situación de Daesh.
En primer lugar, aunque, el régimen de Al Saud era el principal patrocinador de grupos radicales como Daesh, y los utilizaba para cumplir sus objetivos dentro de la región, la situación se invirtió gradualmente, de manera que ahora ya los ve como una amenaza. Mientras que las autoridades de Riad apoyaban el funcionamiento de Daesh en Siria e Irak, la banda se convirtió en una amenaza para Riad, en concreto después de que proclamó su "califato", pues esto puede poner en peligro la legitimidad del sistema político de Al Saud que se presenta como el líder de los musulmanes del mundo, especialmente los sunitas.
La penetración de los elementos takfiríes de Daesh entre los ciudadanos saudíes, es considerada como la segunda amenaza de esta banda. Conforme a varios informes, más de la mitad de la población del país árabe es partidario del grupo takfirí. En este sentido, Daesh puede contar, potencialmente o prácticamente, con el apoyo de un gran número de ciudadanos saudíes, con el objetivo de desatar el caos dentro del país. En consecuencia, no está muy lejos de la realidad que se repitan explosiones y sabotajes dentro del territorio saudí.
Tercera amenaza: Provocar serias contradicciones en la legitimidad basada en la relación entre Al Saud y los ulemas wahabíes. Mientras el wahabismo y la actitud wahabí forman parte de la ideología de Daesh, cualquier esfuerzo de Riad para modificar este pensamiento radical se considera como un golpe a los principios de legitimidad de este régimen. En este sentido, luchar contra el radicalismo de Daesh y su fundación intelectual puede crear contradicciones dentro del sistema saudí, y acabar concretamente con el lazo histórico entre Al Saud y los ulemas wahabíes.
Cuarta amenaza: Crear desorden y caos en las políticas regionales de Al Saud.
Durante la última década, las autoridades saudíes han aplicado grupos radicales para intensificar el sectarismo y las discrepancias tribales dentro de la región y mediante este enfoque han intentado aumentar su influencia dentro de la región y como consecuencia contrarrestar la influencia de sus rivales, en concreto, Irán. Pero, estas políticas ya están caducadas y no sirven a Riad como antes, así que los saudíes no pueden recurrir al radicalismo como el eje focal de sus políticas exteriores. Por lo tanto, el nuevo enfoque de Daesh ha provocado problemas para el régimen de Al Saud, pues no puede encontrar una alternativa mientras que ha perdido el centro de gravedad en su política exterior.
Teniendo en cuenta las últimas medidas de Daesh, entre ellas, proclamar su califato, influir entre los sunitas y socavar la seguridad del territorio saudí, resulta que la banda terrorista se ha convertido en la prioridad de Riad en lo referente a la seguridad nacional.
Hay extensas evidencias de que Arabia Saudí ha creado, apoyado y financiado a grupos terroristas de ideología takfirí que cometen todo tipo de crímenes alrededor del mundo.