Alwaght- Para los actores regionales siempre puede ser beneficioso asociarse con las grandes potencias que cuentan con alguna superioridad militar, económica o política, y tal asociación a menudo florece en el ámbito de la política exterior. Especialmente si la primera parte, sufre de debilidades militares o preocupaciones de seguridad, la monarquía saudí se sitúa en esta agrupación. Un actor que durante décadas, desde que se estableció, ha sufrido inestabilidades militares y de seguridad y siempre ha intentado mantener una alianza estratégica con Estados Unidos. Aunque este tratado no escrito sigue vigente después de siete décadas, algunos acontecimientos regionales, así como varios cambios en las relaciones bilaterales entre Riad y Washington, han redundado en que las partes en diferentes ocasiones pretendan diversificar sus socios estratégicos.
Actualmente, Arabia Saudí ha obtenido un entendimiento a través de observar las evoluciones regionales (especialmente las que ocurrieron después de la primavera árabe en 2011) y estudiar las reacciones estadounidenses ante crisis regionales como el programa nuclear de Irán o el terrorismo y las "cooperaciones" norteamericanas en la coalición anti-EIIL (Daesh en árabe). Por fin Arabia Saudí ha entendido que su alianza estratégica con Estados Unidos no va a durar mucho y debe encontrar otros amigos.
El país árabe ya ha empezado a mejorar los nexos con Rusia, China y Francia durante los últimos años. Entre tanto, se puede decir que Francia cuenta con un papel más estratégico, por lo menos durante el Gobierno de Sarkozy y ahora en la Administración de Hollande ambos países tienen casi el mismo concepto sobre las crisis regionales.
La posición tomada por Francia ante la tensión en Oriente Medio, el papel de Irán y el hecho de que algunos países árabes ya no piensan en Estados Unidos como su aliado (porque creen que su antiguo amigo está manteniendo su distancia de Oriente Medio) ha creado una oportunidad para Francia de abrir nuevas relaciones de negocio con países árabes de Golfo Pérsico, oportunidades que pertenecían a Estados Unidos e Inglaterra anteriormente.
El año pasado, Francia ganó 15 mil millones de dólares vendiendo aviones de combate, buques de guerra, helicópteros y satélites a Arabia Saudí, Qatar, Egipto, Kuwait y los Emiratos Árabes Unidos. El mes pasado, el presidente francés fue invitado a la reunión de consejo de cooperación del golfo pérsico (CCG), un raro privilegio que a veces es otorgado a los presidentes de países extranjeros. Durante dicha reunión, el presidente francés firmó contratos por valor de 12 mil millones dólares para vender aviones de combate y de Airbus a los árabes. El gobierno de Hollande también ha llegado a un acuerdo con Arabia Saudí para investigar y estudiar la construcción de dos centrales nucleares en este país que cuestan al menos 10 mil millones.
Adel al-Yubeir, el ministro de asuntos exteriores saudí, ha comentado al respecto; Francia es nuestro aliado antiguo y socio comercial y ha probado que los países sureños del Golfo Pérsico pueden contar con su Gobierno así que existen relaciones comerciales y militares amplias entre el país europeo y Arabia Saudí. Al-Yubeir también dijo que los dos países disfrutan de la misma opinión sobre las evoluciones de la región, entre ellas, la crisis de Siria, la guerra de Yemen, el terrorismo e Irak y por fin el programa nuclear de Irán.
Finalmente, cabe mencionar que la tendencia de Arabia Saudí hacia Francia (para establecer un equilibrio de poder en sus relaciones con Estados Unidos) depende de muchos factores incluyendo el entendimiento de las autoridades de Riad y París sobre el valor de las crecientes relaciones, la posición tomada por Estados Unidos sobre las evoluciones de Oriente Medio (y sobre sus nexos con Arabia Saudí) y el futuro de dichas evoluciones (especialmente las que tienen un carácter crítico).