El estudio de la Fundación Ortega y Gasset destaca que la incorporación general de los jóvenes extranjeros a la sociedad española es «no conflictiva» y «positiva»
Al contrario que en otros países europeos, la integración de los inmigrantes de segunda generación se está produciendo de manera "no conflictiva", aunque las administraciones deben prestar especial atención a los jóvenes "de origen marroquí y de ascendencia islámica". Esta es una de las conclusiones de un estudio elaborado por la Fundación José Ortega y Gasset-Gregorio Marañón, que ha contactado con 7.000 inmigrantes a lo largo de los últimos ocho años para conocer cómo se han incorporado a su sociedad de acogida.
"Tenemos que hacer un balance positivo del proceso de integración de esta población en España", ha resumido Alejandro Portes, profesor de las universidades norteamericanas de Princeton y Miami y uno de los autores del documento junto a la profesora Rosa Aparicio. Los hijos de inmigrantes nacidos en España o que llegaron al país con menos de diez años han alcanzado "considerables logros educativos" y tienen "optimistas expectativas ocupacionales de cara al futuro".
Los jóvenes que han participado en el estudio, que ahora cuentan con 22 años, han sufrido "bajas experiencias de discriminación". Lo más sorprendente, incluso, es que los hijos de inmigrantes poseen tasas de auto-identificación con España incluso mayores que las que tienen los hijos de españoles. De hecho, estos "nuevos españoles", incluyendo los que nacieron en el extranjero, dicen sentirse más "como en casa" que los propios autóctonos.
Eso sí, la integración también tiene sombras. Por ejemplo, "la consistente desventaja económica de los hogares inmigrantes, la mayor dificultad de los jóvenes inmigrantes de acceder a posiciones de más alto nivel ocupacional y el significativo efecto del origen musulmán en las experiencias de discriminación".
En este punto ahonda el informe, que reclama que las administraciones y el conjunto de la sociedad presten una atención especial a los inmigrantes musulmanes de segunda generación. "Los jóvenes de origen marroquí y otros de ascendencia islámica deben ser sujetos de mayor atención por las autoridades y por la sociedad en general para impedir qeu su identificación religiosa genere actitudes reactivas de oposición y receptividad a ideologías radicales. Si en su totalidad, la segunda generación avanza hacia una incorporación psoitva a España, sabemos qeu unas pocas excepciones a este proceso pueden conllevar resultados trágicos. Es allí donde la atención de las autoridades, agentes sociales y la sociedad española debe concentrarse", subraya el documento.
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