Según informó este lunes el diario israelí “Haaretz”, la mayoría de estas explosiones de prueba se efectuaron en una zona del desierto de Néguev y una fue realizada en una instalación cerrada.
Las “bombas sucias” denominadas a los artefactos explosivos que diseminan materiales radiactivos, se utilizan para contaminar con radiactividad una zona de gran amplitud.
Los resultados de la investigación determinaron que en el foco de la explosión se detectaron elevados niveles de radiación, con una pequeña distribución de la misma a causa del viento, si bien se consideró que no representaría un peligro sustancial para la salud de las personas, a excepción del efecto psicológico.
Las pruebas se llevaron a cabo tras un proyecto de 4 años, conocido como 'Campo Verde' (2010-2014), realizado en el reactor nuclear de Dimona, a unos 36 kilómetros de la ciudad Beersheba (sur).
Haaretz en otra parte de su informe citó las declaraciones del titular de la guerra israelí, Moshe Yaalon, quien el año 2013 había reclamado que Irán tenía la capacidad de producir una bomba compuesta por armas convencionales y elementos radioactivos.
Por otra parte, las autoridades israelíes declinaron el lunes hacer declaraciones sobre este informe.
Esto mientras, Tel Aviv jamás ha declarado tener en marcha un amplio programa de armas nucleares como afirman diversas partes.
El régimen israelí no es signatario del Tratado de No Proliferación Nuclear (NPT, en inglés), firmado por 191 países del mundo. Pero sin duda es el único poseedor de armas nucleares en la región de Oriente Medio.