Alwaght- El día viernes, 29 de mayo, se eliminó un gran obstáculo en el camino hacia la recuperación de las relaciones bilaterales entre Cuba y EEUU: Washington quitó a Cuba de su lista de países patrocinadores del terrorismo. Sin embargo, esta medida se considera una postura simbólica en el proceso de normalización de unos vínculos estancados casi 54 años (tras la revolución cubana).
Desde el mes de diciembre cuando los presidentes de EEUU y Cuba, Barack Obama y Raúl Castro, respectivamente, anunciaron su decisión para restablecer las relaciones entre ambos países, los sucesos han ido aconteciendo más rápido de lo previsto. Cuba liberó a 53 presos políticos y EEUU redujo las restricciones de viajes a la isla. Obama y Castro se dieron la mano en abril delante los medios de comunicaciones en Panamá. Estos dos fueron los primeros presidentes después de Dwight D. Eisenhower y Fulgencio Batista que se reunieron hace 58 años antes. Días después de la reunión entre Obama y Castro, el presidente estadounidense anunció sus planes para sacar a Cuba de la lista negra. No obstante, falta salvar algunos obstáculos. Todavía está vigente el embargo impuesto por EEUU contra los productos cubanos. Por otro lado, Cuba es un país unipartidista y todavía los comunistas están en el poder.
Obama, para registrar su nombre como el presidente que pudo mejorar las relaciones bilaterales con Cuba, todavía tiene que dar algunos pasos:
El primero es convencer al Congreso para que quite a Cuba de la lista de los países patrocinadores del terrorismo, lo cual fue realizado con éxito. Obama anunció su decisión al respecto el 14 de abril, tras lo cual el Congreso tenía 45 días de plazo para discutir el tema y, como los congresistas no tomaron ninguna decisión para bloquear la propuesta presidencial, Cuba fue borrada de esa lista. El portavoz de Departamento de Estado estadounidense, Jeffrey Rathke, anunció que Washington sigue teniendo importantes preocupaciones y desacuerdos sobre una amplia gama de políticas y acciones de Cuba, pero matizó que esos casos están fuera de los criterios de los países que promueven las prácticas terroristas.
EEUU incluyó a Cuba en la lista negra en 1982 después de que La Habana apoyara a los grupos guerrilleros en América Latina y África. Pero Cuba no busca más participar en revoluciones en la escena internacional. Actualmente Cuba es mediador entre el gobierno colombiano y el grupo guerrillero Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en sus diálogos de paz.
Para justificar su decisión para remover a Cuba de dicha lista negra, Obama había dicho que “el gobierno cubano no ha apoyado al terrorismo internacional en los últimos seis meses con lo que ha conseguido atraer la confianza de la comunidad mundial respecto a que no respaldará actos de terrorismo en el futuro”.
Sin embargo, algunos congresistas estadounidenses como Marco Rubio, exsenador de Florida, criticaron la decisión de Obama. También el exgobernador del estado de Florida Jeb Bush censuró la iniciativa del presidente. Pero finalmente, los opositores no pudieron conseguir el apoyo mayoritario en ninguna de ambas Cámaras para evitar la aprobación de esa medida.
El segundo paso es la reapertura de las embajadas en Washington y La Habana de ambos países. Rescindir la designación de Cuba como estado patrocinador del terrorismo, allana el camino para otras medidas y se espera que el paso siguiente sea la reapertura de las sedes diplomáticas. Los dos países actualmente tienen sección de intereses y solo otorgan servicios consulares limitados. La presencia de embajadores activos podría establecer una línea de contacto permanente y estable entre las partes.
Se prevé que los dos países abran sus embajadas en Washington y La Habana cuando se resuelvan sus desacuerdos sobre la preocupación de EEUU en cuanto a la libertad de los presos políticos en Cuba y las preocupaciones de Cuba sobre los programas de democracia de EEUU.
Rathke, en una rueda de prensa en el Departamento de Estado, adelantó que “establecer un calendario para este tema es muy difícil. Nos estamos acercando cada vez más”.
Tras la resolución de los temas pendientes, Obama anunciará al Congreso su decisión para abrir la sede diplomática en La Habana y designará al embajador. Sin embargo, está previsto que surjan debates sobre la elección del embajador, ya que la persona para este cargo debe ser aprobada por el Senado.
El tercer paso es la suspensión de las sanciones económicas impuestas por EEUU contra Cuba. Este asunto es uno de los más grandes desafíos en la normalización de las relaciones entre las dos partes. Se estima que Obama próximamente proponga la eliminación de las sanciones contra Cuba, pero esta propuesta será, sin duda alguna, motivo de férreos debates en el Congreso, dado que es este órgano el que debe suspender las sanciones. De todos modos, si Obama logra aprobar estas leyes, se abrirán las puertas de Cuba a las empresas estadounidenses y a millones de turistas americanos.
El cuarto paso es quién será el que viaje primero, Obama a Cuba o Castro a EEUU. El auge de los progresos en las relaciones bilaterales puede concluir con una visita de Obama a La Habana. Cabe destacar que es posible que también Castro visite Washington. De todos modos, está previsto un viaje. De hecho, un viaje de Obama a la isla donde se reuniría con los cubanos tendría un impacto inconmensurable. Este suceso sería una victoria simbólica de Obama en su deseo de dejar un legado valioso en la política exterior de EEUU.