Alwaght- La segurización es un término que se usa para sacar un fenómeno del dominio público y relacionarlo con un área especial. El área pública es un lugar donde rigen las leyes y métodos normales sobre los fenómenos, pero en el área especial dejan a un lado esas leyes normales usando leyes y métodos especiales para hacer frente a un fenómeno.
A diferencia de otras revoluciones, Al Jalifa, ha elegido el inédito camino de segurizar la atmósfera política de Baréin. Mientras en algunos países, se intenta convertir la atmósfera de seguridad en una atmósfera política y evitar la segurización. Un gobierno debe poner todo su esfuerzo en convertir las tensiones de seguridad en políticas y después convertir las tensiones políticas en discrepancias para luego convertirlas en un desafío.
Pero el gobierno bareiní actúa al revés y ha convertido su atmósfera política en la de seguridad y constantemente agrava esta situación. Parece que eso deriva algo de la geopolítica bareiní, dado que, para el régimen, segurizar la situación no mejora las condiciones de los chiíes, pero si da la oportunidad al régimen de reprimir a los opositores.
Para el régimen de Al Jalifa, segurizar significa erosionar, o sea, con la segurización, allana el camino para un enfrentamiento y después rendimiento de los opositores.
Asimismo, a través de la segurización del ambiente e incitando a la preocupación de EE.UU. y de otros países, se puede tentar las colaboraciones extranjeras. Como consecuencia, los problemas de Baréin se transmiten al nivel regional y después al nivel internacional dando como resultado que la comunidad internacional simpatice más con las políticas y medidas de Al Jalifa. Este tema se entiende mejor, teniendo en cuenta algunas críticas regionales (Kuwait, Emiratos Árabes), e internacionales (Europa, EE.UU.) a las políticas de Al Jalifa.
En este ambiente, se intenta inducir que el fenómeno de la oposición bareiní es una tendencia golpista y no un fenómeno socio-cultural que goza de las posturas tolerables. En este ambiente se intenta decir que la tendencia golpista de la oposición busca descarrilar a Baréin de su camino.
Otro punto que se destaca es que, con la segurización del ambiente político, los chiíes se enfrentarán a crisis y problemas. Cuando un fenómeno se convierte en un problema de seguridad, permite al régimen más herramientas legales para resolverlos. Y es por eso que algunos gobiernos mantienen el estado de emergencia por años a fin de que puedan justificar sus políticas de seguridad.
El régimen de Al Jalifa, aprovechando esta atmósfera, también puede juzgar a los opositores en los tribunales militares imponiéndoles máximas sanciones. Asimismo, el régimen puede quitarles a los opositores sus derechos fundamentales como presentarse como candidato en las elecciones y ser atendido en los hospitales. Cuando una persona se entera de que su oposición al régimen le podría costar perder su trabajo, las atenciones médicas, el derecho de estudiar en una universidad o salir del país, seguramente dejará su oposición y eso es lo que el régimen quiere.
Por lo tanto, Al Jalifa como un principal protagonista de la segurización se ha esforzado mucho en presentar la situación de Baréin como caótica y así legalizar sus distintas medidas ante las protestas de la oposición.
El régimen sabe muy bien que las situaciones de seguridad requieren medidas severas para enfrentarlas a fin de poder mantener su poder.
Los fracasos de los primeros diálogos entre el príncipe y el Movimiento Al-Wefaq, terminaron en el fortalecimiento del poder del primer ministro y en la agravación de la situación de seguridad y causó que el régimen de Al Jalifa recurriera a las medidas de seguridad, ya que calificaba de imposible cualquier acuerdo político. Las medidas del primer ministro fueron apoyadas por el jefe de las fuerzas defensivas, el ministro de la Monarquía, el Ministro de la Vicepresidencia, el ex jefe de la Agencia de Seguridad Nacional y el actual consejero del Rey, todos ellos pertenecientes al círculo cercano del primer ministro.
De hecho, el régimen de Al Jalifa sabe que las masivas y permanentes protestas de los opositores han atraído la atención de las organizaciones regionales e internacionales de Derechos Humanos (DD.HH.) y aún han conllevado la objeción de los aliados del régimen de Al Jalifa como EE.UU., por eso, Manamá intentó descarrilar las protestas de su cauce y entrarlas en un ambiente de seguridad para salir ileso de esa crisis.
Por lo tanto, al mismo tiempo que aumentaban las protestas para derrocar el régimen, el gobierno insistió más en segurizar la situación. Aún se puede decir que la excusa del inicio de la segurizacion de Al Jalifa fueron unas explosiones en Baréin. Aunque hay muchas dudas respecto a que la oposición llevara a cabo las explosiones (Al Wefaq atribuye estas explosiones al régimen).
De todos modos, el régimen aprovechó muy bien la situación para segurizar la atmósfera. Hay que mencionar que en la aplicación de esas políticas, los países del Consejo de Cooperación del Golfo Pérsico (CCG), sobre todo Arabia Saudí, jugaron un papel muy importante.
En este caso, algunos de esos países mandaron a sus tropas a Baréin para reprimir la movilización del pueblo y no vacilaron en mandar cualquier tipo de apoyo al régimen bareiní, ya que los países árabes de la región saben muy bien que la gravedad de la situación en Baréin no solo afecta al Este de la región sino también perturba a otros países árabes del Golfo Pérsico.