Alwaght- Existen varios análisis respecto a la estrategia de Estados Unidos ante los grupos extremistas como Al-Qaeda y Daesh. Sin embargo, este artículo pretende analizar la política norteamericana hacia Daesh a partir de la teoría del “caos creativo”.
Mediante esta política, Estados Unidos crea un ‘caos creativo’ en los países adversarios a través de diversos instrumentos mediáticos y actores internos y externos con el fin de impulsar sus objetivos.
Esta estrategia fue aplicada por primera vez durante el mandato del expresidente estadounidense Georg W. Bush y la exsecretaria de Estado Condoleezza Rice para implementar el denominado proyecto ‘Gran Oriente Medio’. La teoría del ‘caos creativo’ es la base de la hoja de ruta de Estados Unidos para garantizar sus intereses en el Oriente Medio.
El proyecto, que había sido diseñado durante años por Estados Unidos, el Reino Unido y el régimen de Israel, consiste en crear caos y disturbios El Líbano, Palestina, Siria hasta Irak e Irán, es decir, territorios poblados por musulmanes chiíes y que se consideran ‘eje de la resistencia’. El Occidente siguió la misma estrategia, incluso después de la salida de las fuerzas estadounidenses de Irak, cuando algunos países de la región como Arabia Saudí se encargaron de implementar las políticas estadounidenses en el Oriente Medio. Los disturbios generados en el marco de esta estrategia norteamericana llegaron rápidamente a Siria, donde los grupos terroristas como Daesh, Frente Al-Nusra, Ahrar al-Sham y Yeish al-Islam han provocado una crisis muy complicada.
Sin duda alguna, los grupos takfiríes radicales como Daesh son fruto de las conspiraciones de Estados Unidos y sus aliados regionales como Arabia Saudí, Catar y Jordania. Con la ayuda de estos países, Daesh ahora tiene un rol político y de seguridad en las crisis en el Oriente Medio.
Igor Pankratenko, experto político ruso en asuntos de Oriente Medio, en particular Irán, afirma que Daesh fue formado por militares estadounidenses para materializar dos objetivos importantes: la división de Irak en tres regiones y dar un golpe duro a Siria derrocando al presidente Bashar al-Asad bajo la cobertura de la lucha contra este nuevo grupo terrorista. De hecho, EEUU patrocina a Daesh para intensificar las discrepancias ideológicas entre los países de la región a fin de frenar y asediar a Irán y sus aliados y, por último, garantizar los intereses del régimen sionista.
No obstante, Daesh se convirtió en una amenaza para los intereses económicos de Washington en Irak, por lo que el país norteamericano cambió de estrategia frente a este grupo terrorista para engañar la opinión pública. EEUU apoyaba a Daesh en Siria, ya que actuaba a favor de los objetivos estadounidenses, luchando contra un enemigo común, es decir, el Gobierno de Al-Asad. Sin embargo, después de que miembros de Daesh ejecutaran a periodistas y activistas estadounidenses y la invasión de este grupo extremista a Irak, EEUU decidió frenar a la banda takfirí.
El ataque de Daesh a la región semiautónoma Kurdistán iraquí —cuenta con buenas relaciones con EEUU— mostró el agujero en la estrategia del caos creativo y cambió las reglas del juego para Washington. En otras palabras, la extensión de los territorios ocupados por Daesh evidenció que las consecuencias del uso de esta estrategia pueden ser incontrolables.
Por otra parte, la coalición creada y liderada por EEUU pretende acabar con Daesh en Irak y Siria, empero, las políticas de doble rasero de Washington y sus aliados occidentales hacia el flagelo del terrorismo impide el éxito de esta alianza.
La actitud de EEUU hacia Daesh se traduce en la teoría del caos creativo. Washington persigue la estrategia basada en esta teoría hasta que sus consecuencias empiecen a amenazar los intereses norteamericanos. EEUU apoyaba activamente a los miembros de Al-Qaeda mientras ellos lucharon contra el Ejército soviético en Afganistán, pero cuando estos extremistas declararon la guerra contra el Occidente, EEUU y sus aliados los etiquetaron como el símbolo del terrorismo mundial.
Actualmente, Washington trata de dividir a los grupos terroristas en la región en buenos y malos. Para el Occidente, Daesh es bueno y beneficioso cuando actúa como una amenaza para Irán, Siria y sus aliados, pero al mismo tiempo, este grupo extremista puede convertirse en el blanco de los ataques de EEUU y sus aliados cuando pone en peligro los intereses occidentales.