El toque de queda, que obligaba a todos los habitantes de la ciudad a no salir de sus casas entre las 10 de la noche y las 5 de la madrugada, fue implantado el lunes como respuesta a la ola de violencia desatada en Baltimore tras el funeral de Gray, el joven negro asesinado a manos de un policía.
"(El toque de queda) no fue una decisión fácil, pero la creí necesaria para ayudar a restaurar la tranquilidad en la ciudad", indicó Rawlings-Blake.
Baltimore se ha convertido en el epicentro de la indignación por la brutalidad policial.
A comienzos de esta semana, se confirmó que el joven afroamericano Freddie Gray falleció por una lesión en su médula espinal causada mientras se encontraba detenido por varios agentes del orden. La confirmación desencadenó manifestaciones de rechazo por parte de la comunidad, no sólo de Baltimore sino de varios estados.
Los miembros de la Guardia Nacional iniciarán un gradual retiro de la ciudad a lo largo de la semana, informó por su parte la oficina del gobernador Hogan.