Alwaght- Han transcurrido más de 40 años desde 1994 cuando Turquía ocupó una parte del territorio de Chipre, en medio de enfrentamientos étnicos para apoyar a los habitantes turcochipriotas frente a los grecochipriotas que vivían en el sur y que resultaron en una matanza de ambos lados. En este periodo, los esfuerzos de entidades jurídicas y políticas internacionales, como la Organización de las Naciones Unidas, los países europeos e incluso el plan de Kofi Annan para la integración de las dos regionales y la formación de un sistema federal han resultado vanos.
Durante estos años, los problemas políticos de Chipre persisten, pese a la existencia de dos gobiernos separados.
Durante los últimos años, los gobiernos del sur y el norte, presididos por Nikos Anastasiadis y Dervis Eroglu, respectivamente, han mantenido algunas negociaciones sobre temas como la integridad territorial de ambas partes y la salida de los ciudadanos turcos de la parte norteña para elevar la población de los turcos. Pero los diálogos sobre la distribución del poder en el Parlamento y el Gobierno no tuvieron éxito alguno.
Pasados 36 años de la creación del República Turca del Norte de Chipre (RTNC), las infraestructuras gubernamentales, concretamente en la parte norteña, han cambiado de forma que ya no se puede desatender la existencia del gobierno de Chipre del Norte. Por esta razón, la creación de un gobierno federal es la única opción para las partes de la negociación mediada por los representantes de la ONU en Chipre.
El resultado de las recientes elecciones presidenciales muestra que el pueblo de Chipre del Norte quiere independizarse de la autoridad de Turquía en cuanto a lo político, social e incluso económico.
A pesar del fin de la prohibición reciproca de cada una de las partes de entrar o salir en el territorio de la otra, aún siguen pendientes las cuestiones sobre la posesión de los territorios ocupados durante la ocupación turca. Sin embargo, el levantamiento de esta prohibición ha contribuido positivamente en las relaciones de la gente de ambos lados. La sintonía y la necesidad recíproca han resultado en la persistencia de las negociaciones durante los últimos años. Si bien, la soberanía territorial y las intervenciones de Turquía siguen siendo los principales puntos de desacuerdo.
Hasta ahora, Chipre del Norte es considerado por Ankara su patio trasero y una zona estratégica en el mar Mediterráneo, desde la cual Turquía puede extender su marco de poder hasta el Cuerno de África, el Medio Oriente e incluso Europa Suroriental y también puede alcanzar objetivos económicos fuera de las reglas comunes, a través de Chipre.
Sobre todo, Chipre puede ser una plataforma de acción rápida para Turquía en caso necesario teniendo en cuenta los acontecimientos en curso en el mar Mediterráneo y especialmente en el suroriente de Turquía. Pues, el dominio militar y de seguridad turcos en Chipre es un tema inevitable y, por esta misma razón, Ankara ha intervenido durante muchos años en la situación política de la zona y es uno de los agentes decisivos en la actualidad chipriota.
En los últimos años, Chipre se ha convertido en un país que carecer de capacidades políticas, económicas y militares mientras la mayor parte de su presupuesto es financiada por Turquía. Por dicha razón, la nueva generación de Chipre siente un rechazo hacia Turquía y las elecciones que se realizaron hace dos semanas han probado esto.
El 19 de abril de 2015, se celebraron las elecciones presidenciales de RTNC con el expresidente Dervis Eroglu, la presidenta del Parlamento Sibel Siber y el independiente Mustafa Akinci como candidatos principales. Eroglu y Akinci lograron pasar a la segunda vuelta, donde el candidato independiente ganó la votación al obtener más del 60 % de los votos, superando ampliamente a Eroglu.
El análisis de los resultados es políticamente importante. La elección de Akinci se destaca en dos aspectos: Primero, el elevado número de votos que obtuvo demuestra la tendencia del pueblo de Chipre del Norte a la independencia y alejamiento de la República de Turquía en campos políticos, sociales e incluso económicos. Con estas elecciones, ellos demostraron que no les gusta el apoyo constante de Turquía y quieren la unidad de las dos partes de Chipre en el seno de un Gobierno Federal. Akinci enfatizó este hecho de manera reiterada en su campaña electoral.
Parece que la voluntad del Occidente para eliminar las tensiones en esta región y la existencia de una política concreta, tanto como la amenaza del extremismo religioso del grupo Daesh han resultado en una atención especial a la situación en Oriente Medio. El apoyo turco a los grupos opositores sirios, el doble rasero en cuanto a las relaciones con Estados Unidos, tensiones con Israel e intervención turca en Irak han hecho que los políticos occidentales cambien de visión en cuanto a Turquía.
Las autoridades turcas no le enviaron un mensaje de felicitación a Akinci en las primeras horas tras su victoria electoral y esto se interpreta como una señal de descontento ante los resultados electorales. Con todo, aun no se puede ser muy optimista, porque Chipre del Norte es en gran medida dependiente de Turquía económica y militarmente y también en el tema de seguridad.