Al-Waght- Entre los temas importantes actualmente discutidos sobre la crisis de Irak se puede mencionar el futuro del nuevo Estado iraquí y su influencia en las evoluciones políticas y de seguridad, especialmente acerca de las opciones para hacer frente al Estado Islámico de Irak y Levante (EIIL, Daesh en árabe). Este tema es importante puesto que el nuevo Gobierno además de tratar de unificar las principales facciones políticas como los chiíes, suníes y kurdos que, especialmente después del ataque del EIIL, se enfrentan por divergencias serias, se ve obligado a mejorar los lazos de Irak con los territorios vecinos.
Ante esta situación, Haidar Al-Ibadi, el nuevo primer ministro de Irak, intentó en primer lugar arreglar la relación destruida del Gobierno central con los partidos y grupos políticos, y en segundo lugar trató de crear algún tipo de equilibrio en sus relaciones exteriores para captar el apoyo de una gran parte de los actores regionales e internacionales respecto a sus políticas. El acto de adoptar la mencionada estrategia por Al-Ibadi resultó en la formación de concesos considerables, dentro y fuera del país, con el fin de apoyar al nuevo Gobierno para hacer frente al EIIL y para cambiar el ambiente político y de seguridad. Mientras tanto, a pesar de que los políticos israelíes todavía prefieren intensificar la crisis en Irak, los estadounidenses han perdido la gana para regresar a la escena de Irak y empezar una guerra directa contra el EIIL. Entonces su principal postura será apoyar la formación de un gobierno de coalición y también involucrar cada vez más a los suníes y kurdos en el nuevo gobierno para luego contar con su apoyo en tomar el control de los procesos políticos en Irak.
Mientras tanto, Turquía ha tomado una política de doble vía acerca de las evoluciones de Irak; por un lado estaba descontento con los lazos del Gobierno de Nuri al-Maliki con Irán y por otro estaba preocupada por el EIIL y su falta de compromiso en las normas regionales e internacionales. La indicada situación resultó en un giro en las políticas de Turquía de modo que antes del cambio de Nuri Al-Maliki, las autoridades turcas intentaron apoyar indirectamente al EIIL e incluso a la independencia de los kurdos pero después de la formación del Gobierno de Haidar Al-Ibadi, trataron de respaldar a su coalición gubernamental. Al mismo tiempo, Arabia Saudí ha tomado la misma política luego del cambio del Gobierno en Irak y la extensión de la crisis creada por el EIIL hasta las fronteras de seguridad del país árabe. Al principio, los árabes trataron de derrocar el gobierno chií de Nuri Al-Maliki a través del Consejo de Cooperación del Golfo Pérsico y apoyar al EIIL pero luego, han buscado de mejorar sus relaciones con el Gobierno de Al-Ibadi así que es muy probable que la embajada saudí en Bagdad reabra inminentemente. Por supuesto, Arabia Saudí continuará utilizando el EIIL como una herramienta para seguir las demandas de suníes en el nuevo Gobierno de Irak.
Respecto a Rusia, puede decirse que el enfoque de este país sobre los acontecimientos regionales, en particular los actos del grupo terrorista del EIIL, es paralelo a los objetivos que el país ruso busca alcanzar en el Medio Oriente. Aunque los problemas y la crisis de Irak no son una prioridad para la política exterior rusa, son considerados dentro del marco de las cuestiones regionales en el Medio Oriente. También las autoridades rusas están preocupadas por la mejora de la situación de Irak a favor de Estados Unidos.
Y por último, debido a las consideraciones de seguridad de la crisis iraquí para Irán, La República islámica ha tratado de apoyar al Gobierno de Al-Ibadi enfatizando en la importancia de proteger al mecanismo de las elecciones y la votación en Irak. También el país persa ha mantenido sus buenas relaciones con los grupos chiíes iraquíes, busca crear lazos con los partidos suníes e intenta jugar el papel de un mediador para resolver los problemas entre el gobierno central iraquí y los kurdos con el fin de establecer a Irak como un país unido y único.