Alwaght- La destitución de Dilma Rousseff de su cargo como presidenta de Brasil ha generado reacciones tanto a nivel regional como internacional.
El senador del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) Roberto Requiao, a pesar de ser un oponente político de Rousseff, criticó abiertamente su destitución.
“Yo formé parte de la oposición a la presidenta Dilma Rousseff. (…) Pero ella no cometió crimen de responsabilidad. La destitución fue resultado de intereses geopolíticos, especialmente de países fuertes como Estados Unidos”, afirmó Requiao.
Además advirtió que si el nuevo presidente Michel Temer sigue con la política que ha llevado a cabo hasta ahora, habrá conflicto en Brasil.
Por otra parte, el secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), Ernesto Samper, expresó el jueves su preocupación por la destitución de Rousseff y propuso una ronda de consultas con los cancilleres de los países miembros de la organización para concretar una reunión y tratar el tema.
Igualmente la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), formada por Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, condenó esta decisión del Senado brasileño al calificarla del golpe parlamentario y aseveró que esto demuestra “que las fuerzas regresivas del hemisferio siguen trabajando con el objetivo de desestabilizar y provocar golpes de Estado en contra de los gobiernos progresistas de la región”.
En protesta por la destitución de Rousseff, los Gobiernos de Venezuela, Bolivia y Ecuador asimismo retiraron sus embajadores de Brasil y congelaron sus relaciones con este país.
En reacción a esta postura, la Cancillería de Brasil convocó, igualmente, a sus embajadores de estos tres países.
Por otra parte, el pleno de la Asamblea Nacional de Ecuador, aprobó el jueves con 84 votos a favor, 22 en contra y 6 abstenciones una resolución en rechazo a la destitución de Rousseff.
En este contexto, la presidenta de la Asamblea, Gabriela Rivadeneira, condenó el golpe parlamentario y alertó que existen iniciativas para entregar su país a los intereses económicos internacionales.
Cuba asimismo rechazó el golpe de Estado parlamentario contra Rousseff y calificó esta decisión como “acto de desacato a la voluntad soberana del pueblo del país sudamericano”.
El exmandatario uruguayo (2010-2015), José Mujica, también afirmó que Rousseff fue destituida porque no cedió a las presiones para cubrir a políticos acusados de corrupción.
Además aseveró que lo que sucedió el miércoles en Brasil fue “la consumación de un golpe de Estado anunciado desde hace rato”.
A su vez, la Cancillería de Uruguay emitió el jueves un comunicado en el cual consideró “una profunda injusticia” la destitución de Rousseff, “más allá de la legalidad invocada”.
En el escenario internacional, cabe mencionar que el partido español Podemos emitió el miércoles un comunicado, en el cual expresó su solidaridad con Rousseff, y aseguró que los que destituyeron a ella fueron corruptos. Además pidió al Gobierno en funciones de España que no reconociera el nuevo Ejecutivo brasileño dirigido por Temer.
Esto se produce mientras que varios países como Argentina, Colombia, Chile, Paraguay y Estados Unidos expresaron su disposición a seguir trabajando con el Gobierno de Temer quien alegó que la expresidenta no respetó la Constitución.
Tras un proceso del juicio político (impeachment) comenzado hace más de 270 días, Rousseff fue destituida el miércoles de su cargo con 61 senadores a favor y 20 en contra en un quórum de 81 senadores en el Senado de Brasil.
Esta decisión del Senado además dejó inhabilitada a Rousseff para ejercer cualquier función pública por un período de 8 años.
Rousseff, acusada de maquillar las cuentas públicas, fue suspendida de su cargo el pasado 12 de mayo y su vicepresidente, Michel Temer, asumió el cargo de forma interina. Temer fue investido en el Senado inmediatamente después de la votación.
Tras la votación del Senado, multitudinarias manifestaciones y protestas fueron celebradas el miércoles en diversas partes de Brasil para expresar su apoyo a Rousseff y exigir la salida de Temer.