Alwaght- La negociación es un método para acercar a individuos o grupos de diferentes ideas; sin embargo, la mayoría de ocasiones, las partes negocian para insistir más en su postura y eliminar las barreras en el camino hacia su objetivo particular.
Arabia Saudí, en sus diálogos con el movimiento popular Ansarolá sobre los asuntos políticos y de seguridad de Yemen, hasta antes de la cumbre del pasado mes de abril en Kuwait no había mostrado voluntad para negociar y encontrar una solución política a la crisis yemení, pero poco después, manifestó al enviado especial de las Naciones Unidas para Yemen, Ismail Ould Cheikh Ahmed, su disposición a dialogar para poner fin a la guerra en una nueva ronda de negociaciones serias. De hecho, el portavoz militar de Arabia Saudí, el general de brigada Ahmad al-Asiri, anunció que la guerra en Yemen se acercaba a su fin. Sin embargo, esto no sucedió y las negociaciones no solo no pusieron fin a la guerra, sino que los ataques no disminuyeron incluso durante las dos semanas de diálogos en Kuwait.
Está claro que Arabia Saudí no desea alcanzar un acuerdo, sino busca un modelo para llevar al fracaso la revolución de jóvenes yemeníes de 2011, que consiste en un cambio no palpable en el frente yemení. Esto se produce mientras que la actual situación de Yemen contradice lo esperado, pues los yemeníes opositores a Arabia Saudí gozan de un poderío incomparable con el de “los jóvenes de la plaza Tahrir de Saná (capital yemení)”.
El Gobierno de Riad espera que Ansarolá entre en un juego político para arrastrarlo hacia el fin. En ese juego, Ansarolá no tiene ningún lugar en los campos de seguridad y social. Arabia Saudí cree que el movimiento yemení, tras rendirse y perder su crédito social, debe establecerse como un partido y participar en las actividades políticas. En esta línea, lo lógico sería que Ansarolá resista y no se rinda ni no acepte una negociación que concluya en esta situación injusta.
Pero el punto no es qué quiere Arabia Saudí ni cuál será la reacción de Ansarolá. ¿Arabia Saudí será capaz de obligar a los yemeníes a hacer lo que quiere? La respuesta a esta pregunta determinará la extensión de la guerra que los saudíes querían finalizar en diez días y con grandes resultados. Por lo tanto, la guerra extranjera contra Yemen y los enfrentamientos de los diversos grupos internos finalizarán cuando Arabia Saudí se convenza de que no alcanzará nada con el uso de las armas.