Alwaght- La guerra subsidiaria o la guerra proxy es un tipo de combate en el cual existe cierto nivel de cooperación estratégica y operativa entre los ejércitos y las guerrillas. Esta guerra se produce cuando dos o más potencias utilizan a terceros para ejecutar sus planes, en vez de enfrentarse directamente. La tercera parte puede ser un país u organizaciones no gubernamentales como los grupos terroristas, los insurgentes, los movimientos transnacionales, mercenarios o empresas de seguridad privadas. El objetivo es compartir los gastos de la guerra con la tercera parte con el fin de reducirlos en beneficio de los contribuyentes, los políticos y el ejército de las potencias involucradas en la contienda.
Después de dos períodos costosos en la política exterior de Estados Unidos durante el Gobierno de Bush —las guerras en Afganistán e Irak— la Administración de Obama decidió elegir la doctrina de no intervención como base de la política exterior y de seguridad. El mandatario estadounidense, por un lado, estaba determinado a limitar las operaciones militares y mantener solo lo necesario para defender los intereses vitales de Estados Unidos y, por otro, prefería utilizar pocas tropas flexibles y capaces en el trabajo con los aliados locales. Entonces, los objetivos de la política exterior del país occidental se han mantenido igual que antes pero lo que ha cambiado son los medios para lograrlos.
La doctrina de Obama es el resultado de cambios en el campo geoestratégico del país norteamericano. Estados Unidos ha entendido que a pesar de ser considerado una gran potencia, su poder no es absoluto. Así, claramente se indica en la Estrategia de Seguridad Nacional estadunidense: "Hasta cuando nuestros intereses no estén directamente amenazados, el uso de operación militar no es una prioridad. En tales casos, debemos movilizar a nuestros aliados y socios para compartir el costo de la guerra y lograr resultados duraderos".
Por tanto, el núcleo de dicha doctrina incluye el reparto de los costos, en cuanto a la estrategia como en término de funcionamiento. Dicha doctrina, en primer lugar, hace hincapié en la necesidad de realizar acciones colectivas a través de la creación de coaliciones y utilizar la capacidad de aliados y socios locales. En segundo lugar, presta atención a la guerra secreta, las plataformas tecnológicas y la habilidad de fuerzas especiales y agentes de la CIA en alcanzar objetivos estratégicos y operativos de Estados Unidos en secreto.
Se puede decir que el presidente del país occidental prefiere utilizar la guerra subsidiaria ya que este tipo de enfrentamiento es barato, legítima y negable. Sin duda, el factor más significativo de la decisión de empezar otra guerra por parte de Washington se encuentra dentro de la relación entre la necesidad y los costos.
Teniendo en cuenta la reticencia de estadounidenses a entrar en otra guerra en el Oriente Medio, cualquier intervención militar directa en la región tendrá notables costos financieros y políticos para el Gobierno, entre ello, el regreso de cadáveres de soldados estadounidenses a su patria, que en realidad es de más importancia para el pueblo que las pérdidas financieras. Por otra parte, las múltiples crisis del Oriente Medio no eran estimadas como una amenaza para el interés nacional de los Estados Unidos o para los problemas humanitarios así que el país occidental eligió no intervenir directamente.
El uso de la tecnología en lugar de la mano de obra y la inversión en plataformas tecnológicas reduzca los gastos de la intervención militar, por tanto, se considera como otra razón de abandonar enfrentamientos directos y empezar guerras proxy.
El Gobierno de Obama también prefiere ejercer una guerra subsidiaria ya que se puede negar este tipo de guerra. Por ejemplo, en Siria Obama está preocupado que un apoyo claro y directo a los grupos de oposición sirios provoca la resistencia pública contra los intereses de EEUU.
Finalmente, se cree que las fuerzas locales funcionan mejor en el logro de objetivos complicados en la región puesto que las fuerzas estadounidenses son consideradas agresoras en Oriente Medio. Entonces, la legitimidad es otra ventaja de una guerra subsidiaria en la que una parte local puede alcanzar los objetivos de Washington en lugar de soldados estadounidenses.