Alwaght- Sin duda ha sido evidente para la población mundial el próspero horizonte que están augurando los países latinoamericanos de corte izquierdista, como Ecuador, Bolivia, Nicaragua y Venezuela en sus inicios; el desarrollo, progreso y eliminación de barreras en áreas como la salud, la educación, seguridad social, generación de empleo y la distribución de las riquezas, es innegable.
Desarrollo social y humano soñado por sus grandes hombres, como lo es el caso del Comandante Che Guevara. Pero de igual forma, para nadie es un secreto que el progreso, desarrollo y bienestar de Latinoamérica implica un malestar para las naciones de Norteamérica, especialmente para Estados Unidos, y para algunos países europeos; estos últimos no han sido, alrededor de la historia moderna, más que parásitos que se han alimentado de las riquezas naturales y hasta del potencial humano e intelectual de los pueblos latinoamericanos; la conclusión: Latinoamérica no puede tener gobernantes justos, con conciencia social y amor hacia sus pueblos. Es de ahí la lucha extrema por no permitir gobiernos apropiados en los países latinoamericanos; el primer y más crudo ejemplo de los últimos años lo tenemos en Venezuela, nación que ha visto afectada su economía, programas sociales y políticos, por parte de la maquinaria guerrerista mediática impulsada por los Estados unidos de Norteamérica, los boicot gestados por el tío Sam en contra de la nación Bolivariana han llegado al límite de asemejarse a los que implemento en contra del honorable pueblo cubano.
Era de esperarse el mismo ejercicio con naciones como la boliviana, que por medio de un gobierno de corte izquierdista y social logro avances nunca antes vistos. Siendo algunas de las principales reformas que el gobierno emprendio para una Bolivia justa, incluyente, democrática y soberana, las acogidos en los lemas: El Gas para los bolivianos, Apoyo a la escolarización infantil, Pensión de jubilación universal, Una Bolivia incluyente e intercultural, Repartir la tierra para ponerla a trabajar, escalando 18 posiciones en el indice de desarrollo humano. La calidad de vida, educación y salud mejoró en Bolivia, de acuerdo con el informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, sobre Índice de Desarrollo Humano, presentado en Nueva York. El primer dato de ese informe es que Bolivia subió del puesto 113 —que ocupaba en 2009— hasta el 95. Pero además subió el índice en sí. En 2009, el país registró 0,637, y este año, marca 0,643. Es por todo este bienestar tangible y palpable, que está sirviendo de ejemplo para muchas naciones y pueblos latinoamericanos; situación que ha molestado al monstro del norte, quien con la ayuda de la derecha boliviana, desplego toda su maquinaria mediática en contra de la propuesta de reforma constitucional, a través del referendo constitucional, que pretendía dar la oportunidad de continuidad al proceso de liderazgo dirigido por el actual presidente Evo Morales, hasta el año 2020.
La situación llego a niveles tan bajos, que según algunos medios de comunicación independiente, EEUU conspiro contra el presidente morales para lograr su ejecución o sestarle un golpe de estado, y al ver frustrados sus objetivos, no ha tenido más camino que apoyar todo tipo de argucias propuestas por la infame derecha boliviana que, como lo manifestó el vicepresidente de la nación latino americana, no tuvo más que ejercer el matoneo y fraude contra el voto campesino e indígena en las votaciones por el referendo constitucional que permitirían fortalecer la continuación del proceso revolucionario en Bolivia.
Es de resaltar la actitud del actual gobierno boliviano quien con entereza y transparencia, validando la democracia, ha sido respetuoso de los resultados hasta ahora emitidos, por El Tribunal Supremo Electoral (TSE), que muestran como vencedor al “No” a la parcial reforma constitucional. Diferenciándose de naciones como la norteamericana quien siempre se sobrepone a la auto-determinación de los pueblos y sus procesos democráticos cuando están en contra de sus intereses.
Pero así como lo manifiesta el señor presidente Evo Morales: “Hemos perdido la batalla, pero no la guerra”.