A juicio de varios analistas, tales condiciones han allanado el camino para el lanzamiento de una tercera intifada (levantamiento) palestina, muy diferente a las dos anteriores, debido hasta cierto punto a las discrepancias, el equilibrio de poder y diversos eventos. Las diferencias destacadas entre esta y las dos anteriores intifadas son:
Primero, hay que tener en cuenta los cambios registrados dentro del régimen sionista, pues por su debilidad, aislamiento y mala gestión enfrenta una situación de estancamiento político y militar sin precedentes.
En segundo lugar, el papel de Mahmud Abás como el presidente de Palestina, y sus servicios de inteligencia que tienen como objetivo establecer los mecanismos de coordinación con el régimen de Israel en lo referente a la ocupación, el levantamiento de asentamientos y judaización de Al-Quds y la represión de cualquier tipo de protestas y levantamientos populares.
En tercer lugar, hay que considerar la incapacidad de EEUU ante la escalada de conflictos en los países árabes y en la región que ha enturbiado la situación a nivel mundial.
Aparte de esto, la tercera intifada palestina tiene otra peculiaridad: carece de un centro de control o de jefatura. En otras palabras, se trata de un levantamiento espontáneo por parte del pueblo palestino cansado de vivir tantos años bajo un despiadado modelo de seguridad y de represión. Entonces, el régimen de Israel no reconoce a ningún grupo político como responsable de este movimiento popular para poder detener a sus miembros y acabar con esta crisis.
Por otra parte, las consecutivas derrotas políticas y militares del gabinete israelí han llevado al primer ministro de este régimen, Benyamin Netanyahu, a un aislamiento político dentro de la región. Por lo tanto, ante las críticas y la presión de varios grupos extremistas israelíes, el premier israelí trata de tomar la iniciativa en el aspecto político y militar.
No obstante, parece que las medidas violentas e injustificables del ejército israelí y las de represalia por parte de los palestinos han obstaculizado al primer ministro israelí cumplir con sus objetivos ilegítimos en vísperas de una intifada más grande que las anteriores.
En tales condiciones, además de la solidaridad existente entre los Estados árabes e islámicos y pese a los conflictos internos que los aquejan, hay que resaltar la importancia de una solidaridad mayor entre Europa y los Estados árabes, en concreto a favor del pueblo palestino y en contra de las políticas del régimen sionista. Bajo tales circunstancias se han puesto más difíciles las condiciones para Netanyahu y su gabinete que se ven cada vez más frágiles ante la nueva intifada.
Las tensiones entre los palestinos y los israelíes, con un saldo de al menos 53 palestinos muertos, se exacerbaron tras una nueva serie de profanaciones de la Mezquita Al-Aqsa, en Al-Quds (Jerusalén).
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés) aprobó el miércoles una resolución en la que condena los actos provocativos del régimen israelí en la Explanada de las Mezquitas.