Todos estos acontecimientos han provocado la ira de los palestinos y allanado el terreno para una tercera Intifada. Mientras la Segunda Intifada se dio por el fracaso del acuerdo de Camp David y la visita del expremier israelí Ariel Sharon a la Mezquita Al-Aqsa, esta nueva Intifada está surgiendo a raíz del fracaso de los diálogos de paz entre palestinos e israelíes y las agresiones del régimen de Tel Aviv contra Al-Aqsa. La sombra de un nuevo levantamiento popular que tiene como base los principios del “martirio” y “resistencia”, ha difundo el pánico entre las autoridades israelíes. Por lo tanto, todos los sionistas, tanto los derechistas como izquierdistas, tratan de utilizar todos sus instrumentos para impedir esta nueva Intifada, que para los israelíes sería mucho más devastadora que las dos anteriores.
En tanto, los partidos derechistas que controlan el liderazgo del régimen y cuentan con la mayoría del parlamento, utilizan todos los medios de comunicación para victimizar a los judíos, emplean las medidas de seguridad para impedir una nueva Intifada y acusan a la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y el presidente palestino, Mahmud Abás, de los nuevos acontecimientos. Durante las últimas semanas, el primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu, ha responsabilizado al Movimiento de la Resistencia Islámica Palestina (HAMAS), la Yihad Islámica Palestina y la ANP del aumento de las tensiones en Al-Quds. La semana pasada, el gabinete israelí presentó un proyecto de ley al parlamento para endurecer el castigo contra los palestinos que arrojen piedras contra los soldados israelíes y sus vehículos militares. En este sentido, los miembros de la fracción de extrema derecha de Likud y Casa Judía han demandado que el parlamento israelí toma la medida ¨puño de hierro¨ contra los criminales palestinos para proteger a los ciudadanos.
Por un lado, Uri Ariel, ministro israelí de vivienda, ha sugerido expandir la construcción de asentamientos para castigar a los palestinos y por otro, Naftali Bennett, ministro de educación, también ha exigido intensificar las medidas disuasorias contra la Autoridad Nacional Palestina. Bennett cree que los prisioneros palestinos que fueron liberados debido al caso de Shalit, deben ser detenidos otra vez para asegurar la seguridad del pueblo israelí. Cabe mencionar que el número de fuerzas sionistas de defensa en Al-Quds y los puestos de control en esta zona han aumentado durante los últimos días y los soldados israelíes arrestan frecuentemente a palestinos o disparan hacia los palestinos criminales con el pretexto de establecer la seguridad.
Por otra parte, los partidos de izquierda consideran a Netanyahu y a su gobierno como los culpables de la crisis y tratan de prevenir la tercera intifada utilizando la medida de ¨calmar a los palestinos¨. Los activistas de izquierda forman manifestaciones en frente de la oficina del primer ministro demandando su renuncia y negociaciones de paz con palestinos. Desde el punto de vista de figuras de izquierda israelí, la única solución de la crisis es la cesión de Cisjordania y parte de Al-Quds a Palestina. En este sentido, Tzipi Livni, líder del partido político liberal de Hatnua, ha alegado que la incapacidad de Netanyahu en mantener la seguridad ha provocado la crisis a pesar de que como líder de un gobierno de extrema derecha, el primer ministro israelí consideró la seguridad como su prioridad número uno. También, Issak Herzog, el líder del Partido Laborista Israelí, cree que Netanyahu ha fracaso completamente en sus políticas de seguridad ya que no tiene un plan bien elaborado para hacer frente a los palestinos y solo emite declaraciones y sigue repitiendo consigas vacías.
Como resultado, aparte de que la seguridad de Israel está en peligro de otra intifada, la tensión creada durante las semanas pasadas ha intensificado la brecha entre los partidos israelíes de derecha y de izquierda. Dicha brecha es una amenaza nueva para el régimen sionista que puede terminar creando más diferencias entre las autoridades sionistas y por fin en la disolución del gabinete de Natanyahu.