La crisis ucrania
La adhesión de la península de Crimea a Rusia, el apaciguamiento de la crítica situación en el este de Ucrania y la celebración de elecciones en las provincias orientales de este país fueron los resultados de los conflictos entre Rusia y sus rivales occidentales. El presidente ruso, Vladimir Putin, buscaba frenar la dominación del Occidente en las regiones del oeste de Rusia y, para alcanzar este objetivo, entre sus estrategias, usó las capacidades económicas y militares para que se lleve a cabo el referéndum de los prorrusos de las regiones del este de Ucrania.
Según las ideas de Putin, si el sistema ucraniano se aleja de Rusia, esta región se convertirá en una vía para posibles agresiones militares contra Rusia y, desde el punto de vista económico, sin la colaboración de Ucrania, la política rusa no será capaz de manejar la Unión Económica Euroasiática (UEEA). Los rusos creen que EEUU tiene una política agresiva en el mundo. John Mearsheimer, el teórico estadounidense del realismo ofensivo, indicando la política realista de Rusia, dice que los líderes europeos y estadounidenses cometieron un gran error al intentar dominar Ucrania, vecina de Rusia, pero peor es ahora cuando continúan esta política incorrecta.
Asuntos como las limitaciones estratégicas de EEUU, las necesidades económicas de las empresas europeas, especialmente las de Alemania, al comercio con Rusia, la dependencia de los ciudadanos europeos al gas ruso, etc., se consideraban unas concesiones para las autoridades rusas que les permitieron violar la soberanía de Ucrania en el sentido de mantener sus intereses.
La Unión Europea (UE), en respuesta a las acciones de Rusia en Ucrania, impuso sanciones contra este país, en lo que se ha denominado “la nueva guerra fría”. Los países europeos y EEUU impusieron sanciones a los bancos gubernamentales de Rusia, que consideraban una gran amenaza y también contra su industria petrolera y de defensa. Estas sanciones antirrusas no han podido obligarla a rendirse, pero han dañado su economía ya enferma. Las sanciones contra Rusia no pueden dirigirse a las exportaciones de energía de este país, pero un embargo a la tecnología occidental limitará la capacidad de Rusia para explorar nuevos y difíciles campos en el Ártico y en otras partes, poniendo en marcha una posible disminución de los ingresos de hidrocarburos en los próximos años.
Parece que Moscú ha adoptado el aislamiento y la política del uso de los productos nacionales para enfrentarse a estas sanciones. Putin cree que su propio futuro político depende de la defensa de la influencia de Rusia en la región- esta es la lección que extrajo de la caída de la Unión Soviética.
Las discrepancias entre los intereses de las potencias miembros del CSNU causaron que algunas medidas interinstitucionales, como las sanciones contra Rusia y la repuesta económica de este país a estas medidas coercitivas, las conversaciones de Minsk sobre la tregua en Ucrania, la celebración de las elecciones en las provincias de Donetsk y Lugansk y los diálogos nacionales, crearan las condiciones de un acuerdo que el CSNU lo aprobó.
La crisis yemení
El 9 de abril de 2015, el CSNU aprobó una resolución sobre la guerra civil en Yemen. A través de esta resolución, a favor de Arabia Saudí y las potencias miembros de esta entidad, la mayoría de los miembros quisieron reducir la influencia del movimiento popular yemení Ansarolá. Esta resolución, elaborada con la colaboración del Reino Unido y algunos países árabes, se ha denominado “la resolución árabe”. En su contenido, se indica la salida de Ansarolá de algunas regiones y la celebración de diálogos nacionales. Si analizamos la historia de las guerras civiles de Yemen, vemos la represión de los chiíes zaidíes desde 1962 y la imposición de seis guerras a estos musulmanes desde 2004, que se llevaron a cabo con el apoyo total de Arabia Saudí, EEUU y la UE.
Reducir el poder de los chiíes en Oriente Medio, debilitar los frentes de resistencia y disminuir la influencia de la República Islámica de Irán fueron los intereses comunes de las potencias miembros del CSNU que causaron la aprobación de la resolución 2216. En este sentido, se puede indicar el asunto de Baréin. Según el informe publicado por el Centro de los Derechos Humanos en Baréin, en el año de los disturbios en el país, 2011, 45 personas perdieron la vida, 1500 personas fueron detenidas sin causas, se registraron 1866 casos de tortura, casi 500 personas fueron encarceladas por delitos políticos, más de 40 sitios religiosos fueron destruidos y casi 477 alumnos fueron expulsados de las escuelas. Según las últimas estadísticas, hasta 2012, más de 80 personas perdieron la vida en este país.
De acuerdo con su artículo 39, si en los países violan los derechos humanos, el CSNU puede intervenir y también puede elaborar resoluciones. Pero, hasta ahora, el CSNU ha mantenido su silencio ante los ataques aéreos y las acciones inhumanas de los saudíes contra Yemen. Este asunto muestra la influencia de las potencias mundiales en las actuaciones de este órgano de seguridad mundial.
El concepto que tienen de "arriesgarse la paz y seguridad internacional" los grandes poderes del CSNU, es el mismo argumento jurídico-político "nulo" que los intereses nacionales de cada uno de los miembros o el conjunto de sus intereses forma su contenido teórico y práctico. El conflicto en Siria e Irak y la guerra desigual en Gaza son otros casos en los cuales interviene el CSNU, teniendo mucha precaución y haciendo caso omiso ante la violencia a gran escala, y sin ir más allá de emitir resoluciones muy generales e inútiles, no delimita a los opresores para calmar el dolor de los civiles.
Se puede indicar dos razones para la inacción del CSNU ante los conflictos en Oriente Medio:
Apoyar y dar oportunidad a los gobiernos y fuerzas que son sus aliados para recuperar el equilibrio de poder a su favor, de modo que eliminan las fuerzas que perturban el statu quo o destruyen las capacidades de las mismas fuerzas (la Revolución de Baréin y Yemen).
Disminuir los gastos militares y económicos como resultado de las guerras subsidiarias y fortificar las capacidades en otros puntos del mundo (apoyo ofrecido a Daesh y la guerra en Siria e Irak).
La región de Oriente Medio, desde el punto de vista de las superpotencias mundiales, es un lugar lleno de paradojas políticas y violencias sectoriales de modo que para ellas controlarlo desde lejos vale más que intervenir directamente en los asuntos pertinentes a esta zona.
En el caso de Ucrania, los grandes poderes mundiales no tenían oportunidad para dudar. Por una parte, Rusia para mantener la fuerza en su zona estratégica y, por otro lado, el Occidente para contener a Rusia y aumentar la presión a su rival estratégico en Ucrania, empezaron a desafiarse. El resultado de este conflicto ha sido un régimen de sanciones, amenazas y los diálogos de Minsk que luego terminaron en una resolución aprobada en el CSNU y más tarde, las partes se acusaron de violar el compromiso.
Conclusión
La postura tomada por el CSNU ante las crisis en Ucrania y en Yemen saca a la luz el doble juego de este organismo frente a ecuaciones mundiales, debido a los intereses opuestos de los miembros que poseen el derecho a veto.
El conflicto de intereses de Rusia y el Occidente en el caso de Ucrania resultó en la toma de decisiones fuera del esquema del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, entre ellos, la imposición de sanciones antirrusas; mientras que en el caso de Yemen, los intentos para mantener el equilibrio de poder en la región del Golfo Pérsico redundó en acusaciones a Ansarolá y el silencio guardado ante los ataques aéreos de Arabia Saudí.
Entonces, puede decirse que todavía los puntos de vista realistas tienen un lugar elevado en los organismos más idealistas del mundo y los conceptos "los intereses nacionales" y " los intereses de los aliados" se consideran fundamentos de votos y el comportamiento de la política exterior de los poderes mundiales en el marco de decisiones unilaterales e integrales.