“11 motocicletas pertenecientes a los militantes talibanes también fueron destruidas en los ataques aéreos”, señalo Rahmati e insistió que ningún civil resultó herido en estos ataques.
Los ataques aéreos de los cazas afganos intensificaron después de que los drones estadounidenses lanzaran dos ataques contra Nangarhar y Khost, las provincias orientales de Afganistán y se mataran más de 51 personas, según las fuentes locales y funcionarios del gobierno.
A pesar de que las autoridades de Estados Unidos y Afganistán insisten en que los militantes talibanes eran las víctimas de dichos ataques aéreos, los residentes locales alegaron que la mayor parte de las víctimas fueron civiles.
Se ha producido un notable incremento de la violencia en Afganistán en las últimas semanas, después de que los militantes talibanes prometieron proseguir su campaña de terror contra las fuerzas e instalaciones del gobierno como parte de la llamada ofensiva de primavera de los insurgentes.
Afganistán ha sido testigo de la creciente violencia y las campañas terroristas llevadas a cabo por militantes talibanes desde cuando las fuerzas militares lideradas por Estados Unidos y sus aliados invadieron el país en el 2001 como parte de la llamada guerra de Washington contra el terrorismo.
La ofensiva condujo a derrocar a los talibanes del poder, pero la inseguridad persiste en todo el país.