El papa Francisco pidió hoy a líderes musulmanes reunidos en El Cairo un "no fuerte y claro" a la violencia en nombre de Dios, se solidarizó con los coptos víctimas de recientes atentados en Egipto y defendió el respeto de los derechos humanos.
Francisco elevó su voz en contra de la violencia cometida por quienes aseguran que Dios y la religión lo piden y por ello protagonizó un homenaje ecuménico con el papa copto ortodoxo, Teodoro II, al recordar a las víctimas del terrorismo de los últimos meses.
Esto sucedió al final de su primera y breve jornada en El Cairo, adonde llegó a primera hora de la tarde y que abandonará el sábado: apenas 27 horas en el sexto país de mayoría musulmana que visita durante su pontificado en un viaje con un claro mensaje de reconciliación entre religiones.
El pontífice eligió un centro teológico fundamental del islam suní, la Universidad de Al Azhar, el centro islámico más antiguo del mundo y en un país de abrumadora mayoría musulmana para repetir el mensaje de que la religión no puede ser utilizada para justificar el terror.
"Repitamos un 'no' fuerte y claro a cualquier forma de violencia, venganza y odio cometidos en nombre de la religión o en nombre de Dios", dijo el pontífice en la conferencia.
En esta institución de referencia islámica, con la que se han acrecentado las relaciones tras el enfriamiento que se produjo durante el pontificado de su antecesor Benedicto XVI (2005-2013), el papa llamó a los responsables religiosos a "desenmascarar la violencia que se reviste de presunta sacralidad".
"Es imprescindible excluir cualquier posición absoluta que justifique formas de violencia. La violencia, de hecho, es la negación de toda religiosidad auténtica", defendió el papa.
Sus palabras encontraron eco en la respuesta que le dio el jeque Ahmed al Tayeb, rector de la Universidad de Al Azhar, quien aseguró que ni el islam ni el cristianismo ni el judaísmo son "religiones terroristas" por las acciones de algunos de sus fieles.
"El islam no es una religión de terrorismo porque una minoría que ha interpretado mal algunas aleyas haya empezado a matar a la gente y a aterrorizar a los inocentes", dijo Al Tayeb
Y pidió que se trabaje para "limpiar la imagen de las religiones" de estos malentendidos y de los "falsos creyentes".
En primera fila del auditorio les escuchaba además el patriarca ecuménico ortodoxo de Constantinopla Bartolomé I, ejemplo de la vertiente ecuménica de este viaje del papa.
Francisco habló a los presentes como "responsables religiosos" y les dijo que, como tales, tienen que "denunciar las violaciones contra la dignidad humana y contra los derechos humanos" en la primera alusión a estos últimos en su viaje a El Cairo.
La segunda vez que se refirió a esos derechos fue poco después: ante el presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, en un discurso en el que el papa apeló al "respeto incondicional" que merecen.
Francisco dijo que "el desarrollo, la prosperidad y la paz son bienes irrenunciables que merecen todo sacrificio", pero advirtió a continuación que son objetivos que exigen "sobre todo (el) respeto incondicional de los derechos inalienables del hombre, como la igualdad entre todos los ciudadanos, la libertad religiosa y de expresión, sin distinción alguna".
El papa no mencionó en su discurso casos particulares ni vinculó expresamente esa apelación con la situación de Egipto, donde organismos internacionales han denunciado violaciones de derechos humanos por parte del régimen de Al Sisi.
Pero advirtió ante los presentes -miembros del Gobierno y del Parlamento egipcios y representantes del cuerpo diplomático- de que "la historia no perdona a los que proclaman la justicia y practican la injusticia".
Al final del día, Francisco protagonizó un momento de oración con el papa copto, Teodoro II, a quien hizo una visita de cortesía y con quien caminó hasta la Iglesia de San Pedro, próxima a la residencia patriarcal.
Pero antes firmaron una declaración conjunta en la que establecieron que los bautizados en una Iglesia no tendrán que volver a recibir ese sacramento si quieren unirse a la otra y dijeron que esa decisión va en el camino de la unidad entre ambas.
Francisco y Teodoro II depositaron flores y encendieron un cirio en recuerdo de las víctimas de los atentados que, desde diciembre, el grupo yihadista Estado Islámico reivindicó contra lugares de culto de los coptos, una minoría cristiana de unos 9 millones de personas, aproximadamente el 10 % de la población egipcia.
Al final de la jornada el papa cenó en privado y se alojó en la nunciatura vaticana en El Cairo, donde el sábado, segundo y último día de su viaje a Egipto -país visitado solamente antes por otro pontífice, Juan Pablo II en 2000- tiene previsto celebrar misa en un estadio del Ejército del Aire.
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