Alwaght- Tras el inicio de los ataques de Arabia Saudí y sus aliados a Yemen, los países árabes han vuelto a proponer la formación de una fuerza armada conjunta con el objetivo de facilitar a poderes, como Arabia Saudí, alcanzar sus metas, pues los saudíes carecen de un ejército nacional y la mayor parte de sus fuerzas militares son individuos de origen paquistaní, bangladesí o de otras nacionalidades, mientras, los pequeños reinos árabes como Kuwait, Catar, Baréin y los Emiratos Árabes Unidos (EAU) consideran que la fuerza conjunta militar podría inclinar a su favor la balanza de poder entre ellos y la alianza Irán-Irak en la región del Golfo Pérsico. Además, Estados Unidos y el régimen de Israel están en busca de disminuir la influencia de Irán en la región. Teniendo en cuenta estos datos, se plantea esta pregunta: ¿acaso la formación de tal ejército compensaría las derrotas de los árabes sufridas en Yemen?
La formación del ejército árabe conjunto como un brazo militar de la Liga Árabe (LA), se enfrenta a muchos obstáculos y dificultades, considerando que el escaño de Siria en este organismo tras quedar vacío ha sido otorgado ilegalmente a oposición siria y el escaño de Yemen se ha ofrecido al presidente dimitido, Abd Rabu Mansur Hadi, que legalmente ya no es mandatario del país árabe.
Las divergencias existentes entre los países árabes redundarán en graves conflictos y competencias dentro de la fuerza militar conjunta, tal como las oscuras relaciones entre Catar y Arabia Saudí, las políticas de Omán, Irak, Siria y los conflictos internos en El Líbano han dificultado hasta ahora la puesta en marcha de dicho ejército.
Un punto importante que debe dejar claro este cuerpo será su postura respecto a la causa palestina y al asunto de la Franja de Gaza, sus relaciones con la Autoridad Nacional Palestina y la medida que tomará ante los supuestos ataques israelíes a los palestinos. El caso de Palestina es uno de los principales temas que enfrenta el organismo castrense, puesto que según los documentos históricos este ejército se ha visto derrotado en sus anteriores experiencias respecto a este tema.
Hasta ahora, la LA no ha podido adoptar ninguna medida para enfrentar las crisis regionales, tampoco ha logrado una postura específica sobre los insurgentes en los países en crisis como en Irak, Siria y Baréin, además, sus miembros han mostrado doble rasero ante los acontecimientos de estos países, lo que se traduce en que el eventual ejército tendrá graves problemas. El organismo no puede apoyar los grupos terroristas en Siria y al mismo tiempo enviar fuerzas para reprimir a los opositores en Baréin o Yemen.
Asimismo, Arabia Saudí busca liderar este ejército y cree que su intervención militar en Yemen puede ser el terreno preciso para que la fuerza armada conjunta comience sus operaciones militares. Sin embargo, todavía no está definido el resultado de los ataques saudíes a Yemen y tampoco hay un consenso entre los miembros de esta coalición árabe para crear un ejército conjunto.
Otro desafío es la continuación de la crisis en Arabia Saudí y sus efectos en el futuro de este país. La intensificación de las diferencias internas después de la muerte del rey Abdolá bin Abdelaziz, los fracasos militares y de seguridad de los saudíes en las diferentes regiones, junto al acercamiento político entre Irán y el Occidente, han causado que los saudíes pierdan su influencia en la LA y su ejército. Sin embargo, los saudíes piensan que con su aventura en Yemen recobrarán su posición en la región.
Por lo tanto, es evidente que la coalición árabe no será capaz de crear un ejército terrestre, porque hay muchas diferencias entre los miembros de esta coalición. Por ejemplo, la mayoría de los países miembros de la Liga Árabe se oponen a la hegemonía de Arabia Saudí y las diferencias de Arabia Saudí con Omán, Kuwait y Catar han perjudicado la confianza entre ellos. Entonces, la formación de una fuerza militar árabe conjunta y suficiente poderosa no será posible.