Introducción
En paralelo a la etapa final de las conversaciones nucleares entre Irán y el Grupo 5+1 (EE.UU., el Reino Unido, Francia, Rusia, China más Alemania) en la ciudad suiza de Lausana, Arabia Saudí en colaboración con 9 países aliados atacó a Yemen. Los analistas creen que este ataque, durante el periodo de estas conversaciones, se considera una reacción del frente estadounidense-saudí al proceso de los cambios regionales y de las conversaciones nucleares.
De hecho, se puede decir que los conflictos en Asia occidental y África del Norte se realizan en el sentido del Despertar Islámico y contra la injusticia y hegemonía que son liderados por dos frentes grandes: el Occidente y la resistencia islámica en el Oriente Medio. Es evidente que los actuales cambios de Yemen y los brutales ataques a este país tienen relación con los cambios estratégicos del Oriente Medio, el Despertar Islámico y la oposición del sistema hegemónico. Estados Unidos alega estar en busca de democracia en la región mientras que, después del derrocamiento del exdictador yemení Ali Abdula Saleh, en el poder durante 33 años, por el pueblo, está tratando de mantener su poder en la región a través de su aliado Abd Rabbuh Mansur al-Hadi.
Tras la huida del presidente dimitido Abd Rabbuh Mansur Hadi y los avances del ejército y fuerzas populares de Yemen en las regiones del sur del país, Arabia Saudí junto con cuatro miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG-integrado por los países árabes ribereños del Golfo Pérsico) (excepto Omán y otros cinco países) comenzaron sus operaciones militares en este país. Además, la Casa Blanca emitió un comunicado en el que declaró el apoyo del presidente de EE.UU., Barack Obama, a las injerencias militares de Arabia Saudí en Yemen.
Los medios de comunicación a nivel mundial, han analizado estos ataques desde diferentes aspectos. Pero, el punto importante es que, el plan para agredir a Yemen fue un plan totalmente estadounidense-saudí que fue diseñado hace mucho tiempo por EE.UU. a fin de controlar los cambios regionales.
En este texto, salen a la luz ciertas preguntas sobre las intervenciones militares de la coalición árabe encabezados por Arabia Saudí a Yemen y las respuestas pueden ayudarnos a clarificar los diferentes aspectos de este asunto:
1) ¿Cuál es la importancia geopolítica de Yemen, que el frente occidental-árabe, para mantener su dominación en este país, ha aceptado pagar un alto precio en los ataques militares?
2) ¿Qué intenciones y objetivos han causado que los actores internacionales cometan estas acciones injustas y anti derechos humanos?
3) ¿Qué consecuencias tendrá esta agresión brutal en el campo regional e internacional
4) Y por fin, ¿Cómo será el futuro de Yemen después de esta agresión?
La importancia estratégica de Yemen
Yemen es un país con una superficie de casi 530.000 km2 y está situado al sur de Arabia Saudí, al oeste de Omán y en el sur de la península arábiga, limitado con el golfo de Adén y el mar Rojo. Por el acceso y control de Yemen al estrecho de Bab el-Mandeb, una de las rutas marítimas más transitadas del mundo, este país tiene una situación estratégica especial entre Oriente y Occidente y también goza de una situación estratégica militar en las proximidades del Océano Índico y el mar Rojo. Yemen posee una población de casi 25 millones de habitantes, la mayoría de ellos son musulmanes sunitas de la escuela Shafi'i. Después de este grupo, los chiíes zaidíes (que es una rama del chiismo, dentro de la religión islámica) componen el 40 por ciento de la población de Yemen.
En 1750, el Imperio Otomano ocupó Yemen. En 1934, después de la caída del Imperio Otomano, Yemen obtuvo su independencia a través de la firma de un acuerdo con el Reino Unido. En el pasado, una persona, que tenía el título del “Imam de Yemen”, gobernaba este país. Desde 1962, el gobierno de Yemen se convirtió en república. En 1962, el expresidente egipcio, Gamal Abdel Nasser, desplegó 60 000 fuerzas egipcias en Yemen y pudo arrebatar el poder a los zaidíes y entregar el poder a los laicos. En ese año, se estableció la República de Yemen y los chiíes perdieron el poder. El 22 de mayo de 1990, el Yemen actual, se formó después de la unidad de las partes del norte y del sur de este territorio. Pero, en 1994, se produjo una pequeña guerra civil en la que el norte impuso su hegemonía y después, mantuvo su unidad.
La primera persona que gobernó en la República de Yemen fue Ali Abdullah Saleh, su mandato duró 33 años. Durante el mandato de Saleh, se produjeron ciertos retos y crisis políticos en el país, parte de estas crisis provenían de los asuntos internos del gobierno, y otra, de su incorrecto mandato, como la creación de los diferentes grupos y partidos que ahora vemos en este país. Algunos movimientos en el norte y sur de Yemen con raíces étnicos-religiosos, así como Al-Qaeda en la Península Arábiga (AQPA) que es una rama del grupo terrorista Al-Qaeda. Por otra parte, Yemen es considerado uno de los países más pobres de la región y los últimos acontecimientos en ese territorio, además de la onda del despertar islámico en el Oriente Medio, tienen raíces en la grave situación económica, el aumento de los precios del combustible y el desempleo. Cabe destacar que la tasa de desempleo en Yemen llega a 40 por ciento.
Debido a su posición geopolítica, las potencias mundiales y los países vecinos siembre han intentado dominar a Yemen. Arabia Saudí, que comparte 1800 kilómetros de frontera con Yemen, durante la historia ha intentado aumentar su presencia en este país para aprovecharse de la barata mano de obra yemení.
Cronología de la reciente invasión saudí a Yemen
Los últimos acontecimientos en Yemen tuvieron lugar después del surgimiento de la ola del despertar islámico o primavera árabe en la región. La revolución del pueblo yemení fue un movimiento popular contra la injusticia y la dependencia de las potencias regionales e internacionales. A pesar de que los revolucionarios yemeníes tenían varias oportunidades para llegar al poder, prefirieron apoyar un proceso legal y democrático, en el que Mansur Hadi fue elegido como presidente durante un periodo de transición de dos años, y dedicarse a las tareas humanitarias y servicios públicos en todo el país.
Sin embargo, desde el pasado mes de septiembre surgieron discrepancias entre Mansur Hadi y los revolucionarios, que dieron lugar a la toma de la ciudad de Saná (capital) por el movimiento popular Ansarolá. En enero de 2015, las fuerzas revolucionarias pusieron a Mansur Hadi bajo arresto domiciliario. En febrero, Mansur Hadi escapó del arresto domiciliario y en la ciudad de Adén, ubicada en el sur de Yemen, se presentó como el presidente legítimo del país árabe aunque ya había renunciado. Además, Hadi formó un nuevo gabinete con sus aliados y los opositores de la revolución yemení y usó a los grupos terroristas, como Al Qaeda y EIIL (Daesh, en árabe), para tratar de volver al poder.
En la capital de Yemen, Saná, se registró un atentado suicida donde sus objetivos fueron las mezquitas pertenecientes a los musulmanes chiíes de la tribu Hutí y el grupo takfirí EIIL admitió la responsabilidad de este ataque. Después de este atentado, el movimiento popular yemení Ansarolá puso en la agenda el enfrentamiento con los extremistas de Daesh y Al Qaeda en Adén y la captura de Mansur Hadi. Además, Ansarolá pudo eliminar a los terroristas en varias partes del sur de Yemen con las ayudas de las fuerzas populares y el ejército yemení, que han apoyado a la revolución de Yemen y el movimiento de Ansarolá. Este proceso de eliminación de los terroristas por el movimiento popular Ansarolá en Yemen continuó hasta que Arabia Saudí, con el apoyo de los estadounidenses, atacó a Saná y las posiciones de Ansarolá y bombardeó los centros militares y aeropuertos de la capital yemení, bajo la excusa de ayudar al presidente dimitido de Yemen, Mansur Hadi, que había escapado a la capital saudí Riad. Antes de eso, algunos países árabes, como Arabia Saudí, Kuwait y los Emiratos Árabes Unidos (EAU), habían trasladado sus embajadas en el país árabe de Saná a Adén, con el fin de apoyar a Mansur Hadi.
El plan estadounidense-saudí y sus preparativos
Como lo que hemos dicho antes, hay muchas evidencias que muestran la agresión militar de Arabia Saudí a Yemen fue realizada a base de un plan estadounidense-saudí. Unos de estas evidencias son:
1. El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, reconoció a Hadi como el presidente legítimo de Yemen y el movimiento popular Ansarolá fue incorporado en la lista de las organizaciones terroristas como Daesh y Al-Qaeda.
2. Arabia Saudí brindó una ayuda de 10 mil millones de dólares a Arabia Saudí a Egipto, país que apoya la intervención militar saudí en Yemen. Este apoyo saudí ha causado que El Cairo amenace a Yemen con ataques con aviones de combates y buques de guerra.
3. Asimismo, Arabia Saudí puso el caso de Yemen en la agenda de la reciente cumbre de la Liga Árabe (LA). Aunque los saudíes no consiguieron el aval de todos los miembros de la LA, algunos países árabes expresaron su respaldo a la ofensiva militar contra Yemen.
4. El apoyo del presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, a Arabia Saudí y su postura agresiva contra Yemen demostró que los aliados de Estados Unidos en la región habían diseñado hace mucho tiempo el plan de invadir a Yemen para contrarrestar a los movimientos revolucionarios en este país de la Península Arábiga.
5. La ONU y el Consejo de Seguridad junto con los ministros de Asuntos Exteriores de algunos países occidentales y regionales consideran a Ansarolá como una organización terrorista, a pesar de que este movimiento cuenta con el apoyo popular del pueblo yemení y ha jugado un rol decisivo en la revolución popular contra el exdictador del país.
En realidad, parece que Estados Unidos ha decidido controlar los acontecimientos en Yemen mediante una rápida y masiva reacción de sus aliados en la región. Por lo tanto, se hace cada vez más obvio que la invasión militar contra Yemen es un plan saudí-estadounidense.
No obstante, a la hora de analizar los ataques aéreos contra Yemen no hay que olvidar la guerra psicológica de los medios de comunicación occidentales y árabes, en particular los medio árabes y cataríes como Al-Arabiya y Al-Jazeera, que mediante una masiva propaganda mediática buscan difundir noticias parciales y flagrantes mentiras para engañar a la opinión pública y presentar el caso de Yemen como un conflicto religioso y sectario o una disputa entre los chiíes y suníes, con el fin de sembrar discordia entre los musulmanes y alcanzar sus metas injerencistas y expansionistas en la región.
Los objetivos e intenciones de atacar Yemen
De acuerdo con los preparativos y cooperaciones estadounidense-saudíes en el campo de los cambios de Yemen, es claro que los actores y diseñadores del plan de “atacar al país árabe” están en busca de alcanzar diversos objetivos al mismo tiempo. En este texto, se indica unos de estos objetivos:
1) Preocupaciones por los cambios geopolíticos en la región: Los estadounidenses, árabes y especialmente los saudíes están muy preocupados por los cambios geopolíticos promovidos por las revoluciones islámicas, sobre todo después de las crisis de Irak y Siria, en Asia Occidental. Básicamente, Arabia Saudí y sus aliados árabes en el Golfo Pérsico, que han participado en la coalición para atacar a Yemen, están preocupados por cualquier cambio en la región, especialmente los cambios que se realizan por los pueblos. Ellos consideran a las revoluciones populares como una amenaza para las estructuras monárquicas y dependientes de Occidente de sus gobiernos y fuertemente se enfrentan con estos cambios tanto en sus países como dentro de sus países vecinos. Por una parte, EE.UU. está preocupado por la pérdida de sus aliados en la región. Entonces, apoya a estos países árabes y trata de hacer frente a estos cambios, así como su apoyo al exdictador iraquí, Saddam Husein, en el periodo después del triunfo de la Revolución Islámica de Irán. Por otra parte, el movimiento popular Ansarolá, dentro de la situación geográfica estratégica de Yemen, en realidad, continúa el camino de las revoluciones islámicas y la resistencia en la región, y así poco a poco establecer un estado independiente e islámico en Asia Occidental. El Occidente considera este asunto como una seria amenaza.
2) Aislar a la República Islámica de Irán en la región: Según el plan occidental-árabe, en la situación actual, “atacar a Yemen” se considera la única manera para impedir el desarrollo de la influencia de Irán en la región y aislar al país persa en Asia Occidental y África del Norte. Se puede entender este asunto en los intentos claros y ocultos de las potencias regionales, como Turquía, Arabia Saudí y Egipto, contra la República Islámica de Irán y también en la unidad entre estos países contra Yemen. La cadena estatal británica BBC analiza que el ataque a Yemen, en realidad, es una "guerra subsidiaria" liderada por los países árabes contra la República Islámica de Irán. Los países occidentales consideran los avances del movimiento popular Ansarolá en Yemen como el dominio de Irán en el futuro del país árabe.
3) La extensión de conflictos regionales para salvar al grupo terrorista EIIL: Daesh fue creado por el Occidente en la región a fin de mantener los intereses occidental-árabes en el Oriente Medio. Pero, hoy en día, este grupo terrorista ha sido debilitado mucho en Irak y Siria ante la Resistencia Islámica y poco a poco se irá a erradicando. De acuerdo con los analistas regionales, la agresión militar a Yemen se considera una oportunidad para desviar la opinión pública de los fracasos de Daesh en la región. De hecho, a través de esta agresión militar, el frente occidental-árabe ha creado un nuevo movimiento en el Oriente Medio con el objetivo de debilitar la resistencia islámica y desviar su atención y concentración del grupo takfirí EIIL. Según el plan occidental-árabe, de este modo, se puede impedir la destrucción del grupo terrorista EIIL.
4) El miedo del crecimiento y desarrollo del Despertar Islámico: Los cambios de Yemen en el sentido del Despertar Islámico crearon un nuevo "patrón" en la región que tiene los caracteres de las revoluciones islámicas y se basa en las demandas del pueblo yemení. Por lo cual, los países occidentales y saudíes están muy preocupados por la influencia de este patrón yemení en otros países regionales. En realidad, atacar a Yemen se realizó con el fin de frenar la extensión del despertar islámico y extender el dominio del frente occidental-saudí en la región.
5) La preocupación por el fortalecimiento de los chiíes: Entretanto, Arabia Saudí y Baréin están más preocupados que otros países árabes por la llegada al poder del movimiento popular Ansarolá en Yemen porque los chiíes son una gran mayoría en Baréin y las autoridades saudíes y bareiníes creen que los chiíes pueden provocar a otros grupos en sus países. Las preocupaciones por el poder de los chiíes en estos países causaron que Riad, la capital saudí, y Manamá, capital de Baréin, se convirtieran en las sedes para atacar Yemen.
6) El miedo a perder el control de Baréin: A causa de la influencia de Arabia Saudí en Yemen y Baréin, en la situación actual de Yemen, los saudíes están muy preocupados por sus intereses en Baréin y los países árabes ribereños del Golfo Pérsico. Según los diseñadores del ataque a Yemen, los saudíes, a través de esta agresión militar, intentan controlar la situación de Baréin y los países ribereños del Golfo Pérsico y mantener su influencia en estos países.
7) La preocupación de los dictadores: Los gobernantes de algunos países, como Egipto, se sienten amenazados por la situación de Yemen. Mansur Hadi, el aliado yemení del presidente egipcio, Abdel Fatah al-Sisi, con el apoyo de algunos países pudo escapar del país. Este asunto preocupa al general Al-Sisi por su futuro. A causa de las divisiones étnicas y de seguridad en Turquía y sus estrechos nexos con los países occidentales y el régimen sionista, el gobierno turco, también, se preocupa por el desarrollo del Despertar Islámico en la región y sobre todo en su país. Por lo cual, Turquía apoya el ataque a Yemen. Cabe mencionar que los fracasos de Daesh y la restauración de la paz en Irak y Siria, con las ayudas de la República Islámica de Irán, están en contra de las estrategias regionales de Turquía.
8) Dañar el poder del mundo musulmán: Otro objetivo importante, que muestra las intenciones de los sionistas y de los estadounidenses en el plan para “atacar a Yemen”, es crear conflictos entre los países musulmanes en el Oriente Medio. Desde este punto de vista, se puede decir que el verdadero ganador de la agresión militar a Yemen solamente es Israel, según el experto de la agencia norteamericana "Bloomberg”. Los sionistas lideran el ataque a Yemen mediante diferentes maneras para desviar la opinión pública de sus crímenes en los territorios ocupados por un lado, y dañar el poder de los musulmanes creando conflictos entre los países islámicos, como en Siria o Yemen, por otro lado. En realidad, los europeos y norteamericanos se sienten frustrados, respecto a los asuntos de Siria e Irak, ante el Islam y su ataque a Yemen se considera una venganza del mundo islámico.
Secuelas regionales y mundiales de la invasión a Yemen
Generalmente, cualquier evolución política en un país u otra entidad política conllevará resultados y secuelas interiores, regionales e internacionales. Yemen se ubica en la región estratégica de Oriente Medio, por tanto el mundo entero observa de cerca las consecuencias del ataque de la coalición árabe a ese país, desde luego todas las secuelas no son negativas. Las evoluciones de Yemen podrían tener resultados positivos para el movimiento y la revolución popular yemení, y también el Frente de Resistencia. A continuación abordamos varias de esas consecuencias:
1. Formar nuevos frentes regionales, las evoluciones de Yemen resultará en la formación de nuevos frentes en la región, cambios que conllevarán el rechazo de Rusia a las injerencias ilícitas de EE.UU. y Arabia Saudí en los asuntos internos de Yemen y el supuesto apoyo a los yemeníes.
2. Mandar una misiva a los manifestantes bareiníes y saudíes, quienes pueden ver el fin de la resistencia del pueblo yemení ante la brutal invasión de Arabia Saudí junto a una coalición
3. Compensar las pérdidas de Daesh, que lucha en nombre de Arabia Saudí, Catar, Emiratos Árabes Unidos, Estados Unidos y el régimen israelí. La invasión a Yemen se inició en momentos en que aparecieron las señales de derrota de Daesh y su traslado hacia el norte de África y Paquistán, así que el ataque tenía la intención de convencer a Al-Qaeda para no regresar hacia sus patrones.
No obstante la invasión a Yemen, pese a la tragedia humana que están creando en el país árabe los bombardeos de la coalición occidental-árabe, podría tener varios resultados positivos, varios de ellos son los siguientes:
4. Crear coherencia entre diferentes sectores dentro de Yemen; La invasión militar ha causado una unión y coherencia nacional fuertes, y sin precedentes, entre los partidarios de la independencia y orgullo de Yemen. El pueblo yemení formará filas unidas frete al enemigo extranjero que ha atacado su territorio para defender, según las enseñanzas islámicas, el orgullo y la independencia de su patria. La fuerte unidad entre el Ejército y los comités populares se considera la más evidente coherencia interna en Yemen.
5. Intensificar el odio hacia la absolutismo y colonialismo extranjeros; según las últimas encuestas realizadas por varios institutos de investigación, la mayoría occidentales, y los medios de comunicación árabes, actualmente la monarquía saudí, junto con EE.UU. y el régimen de Israel, debido a la realización de conspiraciones para alterar la independencia de Yemen y perpetrar injerencias en los asuntos internos del país árabe, ha pasado a ser uno de los países más odiados en la opinión pública yemení. La mencionada tendencia hacia Arabia Saudí en una nación que a lo largo de décadas, debido a las propagandas de las autoridades de su país, guardaba respeto hacia la monarquía saudí, conlleva muchos mensajes.
6. Profundizar el odio hacia EE.UU., el sionismo y los países reaccionarios: La nación yemení y la opinión pública en todos los países del mundo conocen a los autores del ataque al pueblo, los civiles y la infraestructura de Yemen y están severamente indignados por los actos provocativos de EE.UU. y el régimen de Israel y también por la incompetencia de los países reaccionarios árabes. Hoy en día, el mundo islámico pregunta a los funcionarios saudíes y la coalición árabe que los acompaña por qué no han formado semejante coalición para enfrentarse al régimen sionista que desde hace más de 60 años no ha escatimado esfuerzo alguno para torturar al pueblo palestino.
La visión que está delante de Yemen
Investigando la situación que atraviesa actualmente Yemen y la vida de las personalidades que han desempeñado un papel clave en su historia, nos daremos cuenta de que en ese país hay dos corrientes principales; la primera es partidaria de reivindicar la independencia de Yemen de las fuerzas extranjeras y la otra aboga por depender de los poderes regionales e internacionales.
Con el paso de tiempo, sale a la luz más detalles sobre el plan estadounidense-saudí del ataque de la llamada coalición árabe a Yemen. De esta manera, se acelera el movimiento de la corriente revolucionaria de Ansarolá, que en un principio fue apoyada por la mayor parte de grupos políticos y el pueblo yemení, y ahora casi por toda la nación y el Ejército del país. No obstante, en el otro frente el expresidente dimitido, Abd Rabu Mansur Hadi, que con el deseo de recibir el apoyo popular se había fugado al sur del país, no solo fue mal recibido en su ciudad natal, sino que también la rendición del pueblo en la ciudad de Adén ante el control de la urbe por Ansarolá dio a conocer que el exmandatario no goza del apoyo entre la nación, al contrario el movimiento de Ansarolá cuenta con el apoyo popular en casi todo el país. Esa situación desesperadora para Mansur Hadi fue la causa de su ridícula petición para retomar el poder de Ansarolá y demandar a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y los poderes árabes-occidentales atacar a Yemen. Ellos invadieron a Yemen bajo la excusa de apoyar al llamado presidente legítimo y con el antiguo eslogan de luchar contra el terrorismo, mientras en realidad tenían la intención de administrar las evoluciones regionales.
Arabia Saudí, con esa invasión, está en busca de varios objetivos estratégicos entre ellos disminuir y limitar el poder regional de Irán, mantener la posición de Baréin y alejar al país de la pesaría del ‘Despertar Islámico’. Los saudíes, a través de las injerencias regionales, también piensan en objetivos de corto plazo, en momentos en que las conversaciones nucleares entre Irán y el G5+1 en la ciudad suiza de Lausana se acercan al punto final, con ese plan de invasión quieren obstaculizar un posible acuerdo nuclear.
No obstante, es condenada la errónea postura del secretario general de la ONU, basada en calificar de ‘legitimo’ al dimitido presidente yemení, así como son incompatibles a la realidad las alegaciones de Arabia Saudí, que se cree el hermano mayor de los países árabes e islámicos de la región, puesto que Mansur Hadi, según la Constitución yemení, se encargaba de dirigir el país durante un periodo de transición de dos años, pero se quedó en el cargo en un plazo adicional y por fin renunció a la presidencia, escapó a Adén y luego a Riad, para dirigir la guerra. De esta manera, la injerencia estadounidense-saudí está condenada tajantemente y se considera como una intervención extranjera en los asuntos internos de un país revolucionario, la cual está condenada tanto por parte del pueblo yemení como por la mayoría de las naciones del mundo, y es calificada de un nuevo modelo de barbaridad y crueldad basado en la fuerza. La nación de Yemen, sigue determinada a alcanzar los objetivos de su revolución, y seguramente resistirá ante esa injerencia foránea, así que superando las divergencias internas unen esfuerzos para reprochar esa intervención.
La situación sigue tensa mientras que se esfuerza la voluntad del movimiento de Ansarolá y el pueblo yemení. Es de señalar que los acontecimientos de Yemen podrían influir las evoluciones internacionales y regionales, sobre todo la situación de Arabia Saudí, como el principal patrocinador de los opositores de la revolución popular de Yemen. En otras palabras, la crisis en Yemen se desarrolla mientras que tiene la posible capacidad de afectar la seguridad de Arabia Saudí. Ese proceso también podría recuperar los movimientos del ‘Despertar Islámico’ en diferentes países y resultar en el surgimiento de nuevas unidades y coaliciones mundiales lideradas por países como Rusia.
Los cambios geopolíticos de la región que son de suma importancia para los estadounidenses y árabes, como lo que ocurrió en Siria, van a afectar toda la zona estratégica del norte de África y Oriente Medio. No obstante, las evoluciones de Yemen difieren mucho con las de Siria, así como de Libia. En Siria, EE.UU. y Arabia Saudí contaban con el apoyo de unos grupos terroristas poderosos, y a través de dar coherencia a las mismas bandas lograron crear grandes desafíos para los gobiernos de Siria e Irak, mientras que en Yemen debido a los apoyos populares y la unidad entre el Ejército, los revolucionarios y el movimiento de Ansarolá el caso es diferente.
Al parecer, la semejanza existente entre esa invasión y el ataque del exdictador iraquí, Saddam Husein, a Irán podría conllevar para el régimen de Al Saud un destino igual que el de Saddam. Por tanto, varios analistas la califican del ‘pantano estadounidense-israelí para liberarse de Al Saud’.