Alwaght- Las relaciones entre Turquía y Estados Unidos han sufrido varios altibajos durante el mandato de Barack Obama. Estas relaciones entraron en una nueva fase de tensiones después de que EEUU no apoyara fuertemente al Gobierno de Recep Tayyip Erdogan después del fallido golpe de Estado en Turquía y rechazara las demandas de Ankara para extraditar al líder opositor turco Fetulá Gülen. Después de estos acontecimientos, el Gobierno turco que se había alejado de Rusia debido al derribo de un avión militar ruso en la frontera con Siria, decidió acercarse otra vez a Moscú para presionar a Washington. Sin embargo, el Gobierno de Obama siempre ha tratado de mantener sus buenas relaciones con Turquía, como un aliado estratégico en la región del Oriente Medio. En este sentido, Washington ha hecho la vista gorda ante las intervenciones militares de Turquía en Siria e Irak y ha disminuido considerablemente su apoyo a los kurdos sirios, que se consideran los enemigos jurados del Gobierno turco.
No obstante, las relaciones entre Ankara y Washington nunca han vuelto a su nivel anterior y sigue existiendo una importante brecha entre ambas partes. En estas circunstancias las elecciones presidenciales en EEUU y el triunfo de Donald Trump ha generado una ola de especulaciones y estimaciones sobre el futuro de las relaciones entre los dos países. Por su parte, Ankara felicitó la victoria de Trump y se negó a adoptar una postura apresurada en espera de ver claramente las actitudes del nuevo presidente de EEUU.
Aunque todavía se desconocen las políticas del Gobierno de Trump hacia las relaciones con Turquía, las autoridades turcas están preocupadas por las ideas de Trump sobre el apoyo a las fuerzas kurdas en Siria para hacer frente al grupo terrorista Daesh. El Gobierno de Ankara teme que el fortalecimiento de los combatientes kurdos en Siria pueda dar lugar al surgimiento de una segunda región autónoma kurda cerca de las fronteras sureñas de Turquía, lo que podría influir en la situación política en las regiones kurdas de Turquía. Por lo tanto, se espera que el Gobierno turco recurra a cualquier medida posible para impedir el fortalecimiento de las fuerzas kurdas sirias o la formación de un gobierno federal para los kurdos en Siria.
Erdogan está consciente de que si los kurdos ganan fuerza en Siria o Turquía pueden llegar a considerarse una seria amenaza para el “fuerte gobierno” turco que busca formar. Además, esto podría aumentar los escaños del Partido Democrático de los Pueblos (HDP) de la oposición kurda en las próximas elecciones parlamentarias de Turquía. Actualmente, a pesar de que Turquía ha saludado la elección de Trump en las presidenciales estadounidenses, lo único que podría causar una tensión entre Erdogan y Trump es el caso de los kurdos y Siria.
Por otra parte, las duras críticas de los países europeos al Gobierno de Ankara ante el posible restablecimiento de la pena capital, la negativa de la Unión Europea (UE) a facilitar la membrecía turca y la actual crisis de inmigrantes pueden llevar a Erdogan a tomar nuevas decisiones para acercarse a Washington con el fin de solucionar sus problemas económicos y de seguridad. Además, las discrepancias entre Trump y la UE y el posible mejoramiento de las relaciones Washington-Moscú podrían estrechar aún más los vínculos entre EEUU y Turquía. Asimismo, debido al pragmatismo de Erdogan, se puede esperar que Ankara adopte diferentes medidas y políticas en los casos regionales para mantenerse en al lado de EEUU.
En general, se puede pronosticar que las relaciones antiguas y estratégicas entre Washington y Ankara y la voluntad del Gobierno turco de estrechar sus lazos con EEUU allanarían el terreno para cimentar los vínculos entre ambas partes, a menos que Trump busque reforzar el apoyo a los kurdos o mejorar sus relaciones con la UE, algo que podría aumentar la brecha entre los dos países y llevar a Ankara a acercarse a Moscú.