La gala planta cara a Trump con la distinción de temática y autores afromericanos en tres de las cuatro categorías
Apenas a 100 metros de distancia del Trump Building de Nueva York y una semana después de que el magnate inmobiliario y estrella de la telerrealidad se impusiera en las urnas, la comunidad literaria se vistió de fiesta y acudió la noche del miércoles en los salones del restaurante Cipriani en Wall Street donde se celebró la gala de los National Book Awards. En la fiesta anual que celebra la literatura estadounidense y que en los últimos años ha querido sumarse al glamour de la alfombra roja con trajes largos y smoking, se impusieron los autores y la temática afromericana en tres de las cuatro categorías, quizá un último legado, este literario, de la era de Obama. Un vistazo al imponente salón donde se celebró la velada dejaba pocas dudas del cambio que ha experimentado la industria del libro, abrumadoramente blanca hasta ahora.
Combativa pero serena, la gala arrancó con el presentador y cómico Larry Wilmore quien comparó el resultado electoral del ocho de noviembre a la colisión de un asteroide contra el planeta y recibió el aplauso del público al declarar que había votado por Hillary Clinton. "¿Está Estados Unidos preparado para un presidente blanco?", preguntó antes de bromear sobre cómo el resultado electoral está afectando al mundo del libro —"las librerías están moviendo el texto de la constitución a la sección de ficción y los libros que escribió Trump a la de terror"—.
El tono crítico se mantuvo con la intervención del poeta Terrence Hayes que presentó el premio honorífico concedido a la organización Cave Canem, una colonia que lleva 25 años apoyando a poetas afromericanos impartiendo talleres y concediendo becas. "La alegría es un acto de resistencia", declaró la cofundadora de Cave Canem, Toi Dericotte. Y sus palabras guiaron en buena medida el resto de la noche, donde uno por uno los premios fueron cayendo en manos de autores afromericanos a excepción del galardón de poesía (que recayó en Daniel Borzutzky) y del premio honorífico que recibió el biógrafo e historiador Robert Caro.
Constituida como una fundación los National Book Awards se sostienen desde hace 67 años gracias a la industria y a donaciones particulares, y su misión es el fomento de la literatura estadounidense y de la lectura. Su flamante directora Lisa Lucas llamó al "activismo literario" y enfatizó desde el escenario que "arreglarse, ponerse un traje largo o un smoking y venir a celebrar la literatura es un acto de resistencia". En total más de 1.400 libros han sido leídos por los jurados de las distintas categorías.
March (La marcha), la tercera entrega de una novela gráfica sobre el movimiento de los derechos civiles, en la que han trabajado Andrew Aydin y Nate Powell junto a una de las figuras icónicas de aquel movimiento político, John Lewis, se alzó con el premio a la mejor obra de literatura juvenil. "Esto es increíble. Yo no pensé que estaría nunca aquí. Crecí en Alabama en un hogar pobre donde había muy pocos libros. En 1964 yo y mis hermanos fuimos a una biblioteca pero nos dijeron que la gente de color no podía sacar libros", recordó un emocionado Lewis ante un auditorio puesto en pie. Nate Powell desafió al presidente electo Trump a que leyera esta obra "con sus pequeñas manos y su pequeño corazón".
Si el año pasado el gran triunfador fue Ta-Nehesi Coates con Entre el mundo y youn ensayo heredero directo del trabajo de James Baldwin, este año tomó el testigo en la no ficción Ibram X Khadi con Stamped from the Beginning(Marcados desde el principio), un libro que recorre la historia del ideario racista en Estados Unidos. El ensayista recordó que después de que el primer presidente negro llegara a la Casa Blanca ha llegado el primero que ha sido públicamente apoyado por el Ku Klux Klan, y enfatizó que por cada idea racista que ha habido en su país siempre ha surgido otra contraria a la discriminación racial. Kahdi logró imponerse a la obra escrita por la socióloga Arlie Russell Hochschild, Strangers in their Own Land (Extraños en su tierra), uno de los trabajos más pertinentes en el actual clima político. En este libro Hochschild se adentra en el corazón de la extrema derecha estadounidense para tratar de desentrañar qué piensan y sienten estas bases. "Los sentimientos mandan. Tenemos que elevar nuestro nivel de inteligencia emocional para tratar de comprender qué pasa", declaró.
Colson Whitehead con su novela Underground Railroad (El ferrocarril subetrráneo) sobre una joven esclava que huye de una plantación y emprende un viaje rumbo al norte en un fantástico y distópico ferrocarril, fue el último en recoger su premio. El autor de esta obra superventas saludada con entusiasmo por el club de lectura de la estrella televisiva Oprah Winfrey, llamó a la resistencia en la tierra Trump, por medio de "la amabilidad, el arte y el poder de la lucha".
La pregunta de Wilmore sobre si América está preparado para un presidente blanco quedó en el aire, mientras unos se dirigían a la pista de baile y otros pasaban por delante del edificio de Trump en busca de un taxi. Desde luego las editoriales y librerías estadounidenses si parecen preparadas para una nueva hornada de triunfales autores negros, decididos a pelear desde la página.
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