Alwaght- EEUU es uno de pocos países en los que la campaña electoral dura más de un año y cuesta miles de millones de dólares. Durante un año, los medios estadounidenses cubren con mucha atención las campañas electorales de los principales candidatos. Este año, una de las preguntas principales es qué piensan los dos principales candidatos sobre la política exterior de EEUU.
Hillary Clinton
Los puntos de vista de la candidata demócrata a la presidencia de Estados Unidos, Hillary Clinton, sobre la política exterior han cambiado en situaciones diferentes. Clinton fue durante ocho años la primera dama de EEUU y otros cuatro años fungió de secretaria de Estado de su país. Aunque el equipo de la política exterior de Clinton incluye a personas experimentadas, si los ciudadanos se centran en este ámbito para definir su voto, sería imposible que Clinton gane las elecciones.
La política exterior de Clinton será similar a la de Obama, pero tendrá un aspecto militar más amplio. Cuando Clinton era senadora, siempre apoyaba las guerras, por ejemplo, respaldó la invasión de Irak. Además, cuando era secretaria de Estado, aprobó la guerra contra Libia y la invasión a Afganistán. La intervención de Rusia en Ucrania y la inacción de EEUU al respecto se produjeron cuando ella era secretaria de Estado. Si EEUU hubiera aceptado la propuesta de Clinton para lanzar una intervención militar en Siria, ahora Washington se habría hundido en una guerra complicada. En cualquier caso, la elección de Clinton como presidenta no producirá un cambio radical en la política exterior de Estados Unidos.
La principal preocupación de los estadounidenses es que Clinton y sus asesores creen mucho en la estrategia de la hegemonía liberal, según la cual, EEUU es el líder del mundo y debe ignorar los intereses de otros países. Estados Unidos ha mantenido esta estrategia desde el fin de la Guerra Fría. Sin embargo, la situación se ha tornado muy complicada desde 1993 y nuevas condiciones reinan Oriente Medio, Asia y Europa y, por ende, son necesarias nuevas soluciones para las crisis en estas regiones. De ahí que la actual política exterior de Clinton no podría resolver las crisis en diversas partes del mundo.
Donald Trump
A pesar de algunas alegaciones, el enfoque del candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, respecto a la política exterior de su país es muy alejado de la realidad y solo se basa en la xenofobia. Un presidente debe ser realista y tener estrategias exactas y cooperar con otros países para resolver los problemas, así como evitar la enemistad con otras naciones. Trump, al contrario, se opone a la entrada de refugiados y musulmanes a EEUU y aboga por aumentar las tarifas arancelarias a los productos procedentes de China. Hay temores de que las palabras de Trump contra musulmanes tengan consecuencias negativas para Estados Unidos. Un comerciante que ha experimentado bancarrotas y sus inversiones han generado problemas en el mercado no es una buena opción para liderar Estados Unidos.
No obstante, la principal obsesión es que no se puede predecir la política exterior de Trump. No está claro quiénes serán sus asesores para política exterior y cómo actuará el magnate. En estas circunstancias, si Trump se convierte en el presidente, EEUU podría experimentar un gran fracaso en su política exterior y repetirse en el país norteamericano lo que pasó en Italia durante el mandato de Silvio Berlusconi o Benito Mussolini.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que las estrategias generales de ambos partidos políticos estadounidenses en la política exterior son similares y solo hay diferencias en los métodos ejecutivos y las tácticas. Lo que está claro sobre la política exterior de EEUU tras Obama es la continuación de sus decisiones tomadas para Siria, Irak y Yemen aunque las maneras de aplicarlas sean diferentes entre los eventuales presidentes estadunidenses. Así que la única diferencia entre los mandatarios de EEUU es que han utilizado diversos métodos y herramientas para lograr su único objetivo durante toda la historia de EEUU; es decir, mantener la hegemonía de este país en todas las partes del mundo, especialmente en Oriente Medio.