Hacía décadas que el mes de Ramadán no caía en pleno verano, justo cuando los días son más largos y las noches más cortas. Lo que hace que la obligación de no comer ni beber nada desde que sale el sol hasta que se pone sea todo un reto.
Durante este mes, los musulmanes realizan un ayuno de alimentos, bebidas y todos los placeres durante el período diurno. El objetivo del ayuno es que puedan aumentar su práctica de adoración, ejerciten la humildad, la paciencia y el control sobre los deseos terrenales.
Es lo que ocurre en las localidades cercanas al Círculo Polar Ártico. Allí, entre los meses de mayo y agosto tiene lugar el llamado sol de medianoche, un fenómeno natural que dura más o menos días en función de lo cerca que se esté del Polo Norte y que hace que sea imposible distinguir el día de la noche.
Hacía casi 30 años que el Ramadán no caía en el verano. Por aquel entonces, el número de musulmanes residentes en esta parte del mundo era insignificante. Pero hoy la situación ha cambiado y los nuevos flujos migratorios hacen que cada vez sean más los seguidores del Islam que viven en las regiones más septentrionales de la Tierra.
A falta de una norma unitaria, en estos últimos años, algunos han optado por seguir el horario de ayuno de La Meca o de Medina, sus ciudades sagradas porque en algunas partes del planeta el sol no se pone nunca durante determinados periodos del año. Otros, más estoicos, han preferido adherirse al de las capitales europeas que les quedan más cerca, tales como Estocolmo, Oslo o Helsinki, donde el sol desaparece del horizonte, sí, pero sólo durante escasas horas. También hay quien ha propuesto retrasar el Ramadán unas semanas, hasta que el sol salga y se ponga con normalidad.
Pero esta disparidad de criterios no gusta a los estudiosos del Islam, que finalmente han decidido emitir una regla común para que los fieles sepan a qué atenerse. “No es un tema fácil, así que pedimos al Consejo Europeo para las Fatwas y la Investigación que se pronunciara”, explica en declaraciones a El Confidencial Mohammed Amin Kharraki, portavoz de la Asociación Islámica de Suecia.
Tras años de estudio, este organismo promulgó una fatwa en 2015, según la que los musulmanes del extremo norte deberán ayunar junto a todos los demás, pero siguiendo el último horario en que hubo una diferencia clara entre el día y la noche en la zona en la que residen.
Aun así, hay quien piensa que las horas de ayuno en los países del norte siguen siendo demasiadas. Este año, por ejemplo, los habitantes de Estocolmo tuvieron que guardar unas 20 horas de ayuno, desde las 2.20 de la madrugada, aproximadamente, hasta las 22.20 de la noche.
Con los años, el Ramadán volverá a caer en invierno, y los largos días escandinavos se acortarán hasta quedar reducidos a unas pocas horas. Ayunar será más fácil, eso seguro.